Por Joseph Kishore
Dentro de dos semanas expiran los contratos que
abarcan a 155.000 trabajadores del automóvil de GM, Ford y Fiat Chrysler en los
Estados Unidos. Se avecina una batalla, que va a enfrentar a los trabajadores
contra las empresas, sus partidarios de Wall Street y el sindicato criminal
corrupto que es el United Auto Workers (UAW).
Las votaciones por la huelga llevadas a cabo
durante la semana pasada han registrado la determinación de los trabajadores
del automóvil por luchar. Casi por unanimidad, los trabajadores en Michigan,
Missouri, Illinois, Ohio, Tennessee y Kentucky han votado por márgenes que van
del 94 al 99 por ciento para autorizar una huelga.
Trabajadores de Chrysler Warren Truck saliendo de
la planta en el cambio de turno
Las últimas votaciones siguen a las anunciadas
previamente. Chicago Ford Stamping votó a favor de la autorización de huelga en
un 98,4 por ciento contra un 1,5 por ciento, con solo 10 trabajadores votando
por el “no”. En GM Componentes Holding en Grand Rapids, Michigan, el voto por
el “sí” fue del 95 por ciento para los trabajadores de producción y del 99 por
ciento para los trabajadores de oficios calificados.
El UAW aún no ha publicado las cifras finales, pero
el resultado es claro.
Sin embargo, estos no son votos de confianza en el
UAW, que es odiada universalmente. Un trabajador de la planta de transmisión de
Tipton, Indiana, de Fiat Chrysler, expresó el sentimiento general: “No nos
dicen nada. Nos han mentido tanto a causa del sindicato internacional que
permite que los trabajadores sean tratados como animales de granja. La empresa
y el sindicato no se preocupan por nadie excepto por sí mismos”.
En
la víspera de la expiración del contrato, el UAW se enfrenta a una crisis sin
precedentes, ya que las investigaciones federales sobre sus relaciones
corruptas con las compañías automotrices alcanzan el nivel más alto del
aparato.
Luego de la redada del FBI del miércoles en
la casa del presidente del UAW, Gary Jones y otras cinco ubicaciones, el Detroit News informó el
viernes que Jones está siendo investigado “por una variedad de posibles
delitos, incluyendo los negocios financieros que involucran a la organización
benéfica sin fines de lucro que fundó y si él u otros los funcionarios
sindicales gastaron las cuotas de los miembros en viajes a California”.
El News informó de que la organización sin
fines de lucro de Jones, creada en agosto de 2014, recibió $20.000 de una
organización benéfica vinculada a Joe Ashton, el exvicepresidente de la UAW,
que según los fiscales recibió $550.000 en sobornos en
un ardid que involucra al Centro de Recursos Humanos UAW-GM en Detroit.
Michael Grimes, antes asistente principal de Ashton y de la actual
vicepresidenta del UAW Cindy Estrada, ya ha sido acusado de recibir $2 millones
en sobornos de vendedores.
Según el News, los agentes federales “registraron la
casa de Vance Pearson, quien se desempeñó en la junta directiva que supervisa
la organización benéfica de Jones. Pearson sucedió a Jones como jefe de la
Región 5 del UAW cerca de St. Louis el año pasado. Los agentes también
registraron la oficina de la Región 5 del UAW en Hazelwood, Missouri. La
organización benéfica de Jones fue registrada en el edificio de oficinas”.
Según las noticias, Pearson está siendo
investigado por su participación en fondos para sobornos de “flores”
controlados por ejecutivos de la UAW aparentemente con el propósito de comprar
flores para los funerales de los trabajadores del automóvil. El News informa de que
“los investigadores se preguntan si los líderes de la UAW amenazaron con enviar
a empleados de alto nivel a la línea de ensamblaje si no contribuían a los
llamados fondos de flores controlados por presidentes sindicales,
vicepresidentes y directores regionales, dijeron tres fuentes familiarizadas
con la investigación”.
Otro foco de las investigaciones de corrupción es el expresidente
de la UAW, Dennis Williams, cuya casa también fue allanada el miércoles.
En un acuerdo de declaración de
culpabilidad en julio de 2018, la asistente principal del exvicepresidente del
UAW, Norwood Jewell, Nancy Adams Johnson, dijo que Williams ordenó a los ejecutivos de la UAW que usaran el dinero del centro de capacitación
para pagar “comidas lujosas y otros costos de entretenimiento de altos
funcionarios del UAW y sus amigos, familiares y aliados”, incluso en el “centro
de capacitación” del UAW en Palm Springs, California.
La red de corrupción que se extiende por todo el aparato de la UAW
es el producto de su transformación en un instrumento de gestión patronal,
trabajando en estrecha colaboración con las compañías automotrices para
endilgar contratos de concesiones, empobrecer a los trabajadores que dice
representar y saquear su atención médica y sus fondos de pensiones.
Han pasado cuarenta años desde el rescate de Chrysler en 1979,
durante el cual el UAW y la AFL-CIO acordaron concesiones masivas. La operación
respaldada por los sindicatos marcó un punto de inflexión crítico, que puso en
marcha una reestructuración nacional e internacional de las relaciones de clase
y la integración a gran escala de los sindicatos en la gestión empresarial y el
Estado.
A medida que la UAW implementaba un contrato de concesión tras
otro, aislando y suprimiendo todos los esfuerzos de los trabajadores del
automóvil para resistir la destrucción de empleos, salarios y beneficios, se
transformó en UAW-GM, UAW-Ford y UAW-Chrysler. A partir de mediados de la
década de 1980, los “centros de capacitación” financiados por las empresas
surgieron como un nexo de la relación corrupta e incestuosa entre la administración
sindical y corporativa.
Existe un abismo vasto e insalvable entre los trabajadores y los
ejecutivos privilegiados que controlan el UAW y otros sindicatos. En medio de
signos de una nueva recesión económica, una reestructuración global de la
industria automotriz y una intensificación del ataque al empleo, los salarios y
la atención médica de los trabajadores, este abismo amenaza con estallar en una
lucha social masiva fuera del dominio del UAW.
Este es el gran temor de la clase
dominante. El Detroit
News, que tiene estrechos vínculos con las compañías automotrices,
en un editorial publicado el viernes, instó a Jones a hacerse a un lado de las
“negociaciones” contractuales actuales.
El News advierte: “Después de un período de
una década en el que se registraron ganancias récord en las arcas de los
fabricantes de automóviles, los trabajadores del automóvil esperan un aumento
significativo en su paquete financiero”. Sin embargo, al mismo tiempo, “las
compañías están viendo señales de alerta económica en el futuro, en gran medida
debido a la incertidumbre sobre las políticas comerciales, y son reacios a
comprometerse con costos laborales significativamente más altos ” .
El conflicto entre las demandas de los
trabajadores y las empresas agrega “complejidad” a las conversaciones
contractuales, afirma el News,
al requerir “líderes capaces e intransigentes a ambos lados de la mesa. ... Los
miembros no pueden confiar en que Jones esté actuando en su mejor interés, o
que cualquier propuesta de contrato que les presente no esté contaminada por
los obsequios, favores y efectivo que han estado fluyendo hacia los
funcionarios del UAW durante años”.
Esto es nada más que una esperanza perdida. No existe una facción
del aparato UAW que goce de la “confianza” de los trabajadores. Toda la
organización está “contaminada” no solo por la corrupción expuesta por la
investigación federal, sino por su colaboración de décadas con las compañías automovilísticas.
Al mismo tiempo, la administración Trump puede utilizar el
escándalo de corrupción para poner a un lado al UAW a través de algún proceso
de administración fiduciaria o arbitraje forzado, que podría incluir la
prohibición de huelgas. Esto colocaría a los trabajadores del automóvil en
conflicto directo no solo con la empresa y el UAW, sino también con el Estado.
Cualesquiera que sean las maniobras del UAW y la clase dominante,
la tarea urgente de los trabajadores del automóvil es intervenir de forma
independiente mediante el establecimiento de sus propias organizaciones. A la
conspiración entre la patronal y el UAW, los trabajadores deben responder con
la formación de comités de fábrica de base en cada planta.
El Boletín del Trabajador Automotor del WSWS hace un llamado a
los trabajadores del automóvil para que organicen de inmediato reuniones de
todos los trabajadores, incluidos los trabajadores temporales y de medio tiempo
de primer y segundo nivel, pero excluyendo a los funcionarios del UAW.
Los comités de fábrica permitirán a los trabajadores formular y
avanzar sus propias demandas y preparar acciones de huelga para luchar por
ellas.
Los trabajadores del automóvil tienen enemigos poderosos. Detrás de
las compañías automotrices se encuentran los inversores de Wall Street y los
políticos comprados y pagados de la administración Trump y de los partidos
demócrata y republicano.
Pero los trabajadores del automóvil tienen aliados aún más
poderosos: los trabajadores en todo Estados Unidos y de todo el mundo que han
comenzado a defenderse. Una posición adoptada por los trabajadores del
automóvil en los EUA se ganará el apoyo de los trabajadores de todo el país y
del mundo que luchan contra las mismas corporaciones transnacionales.