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La huelga de GM corre peligro


Por Marcus Day
Según la huelga de 49.000 trabajadores automotores de General Motors en Estados Unidos llega a su segunda semana, es necesario hacer una advertencia: la huelga está en peligro de ser derrotada a manos del sobornado sindicato United Auto Workers (UAW).
La huelga de GM ha obtenido el apoyo y la simpatía de los trabajadores de Ford, Fiat Chrysler y en otras industrias en EUA, así como de trabajadores de México, Canadá, Brasil y otros países que buscan luchar contra los ataques de las empresas en busca de aumentar sus ganancias.

Sin embargo, el UAW no tiene una estrategia para ganar la huelga; tiene una estrategia para perderla. La huelga puede ser ganada, pero solo si se la toma de las manos de la corrupta burocracia del UAW, que pretende imponerles a los trabajadores aislamiento y hambre.
No hay tiempo que perder. Para prevenir la derrota de la huelga, los trabajadores deben formar inmediatamente comités de base en las fábricas para tomar la lucha en sus manos. ¡Se tienen que poner a disposición los recursos y el apoyo necesarios! El sueldo de huelga debe aumentar a $750 por semana, la huelga debe expandirse para que incluya a los trabajadores de Ford y Fiat Chrysler, y se debe hacer un urgente llamado de apoyo a los trabajadores en otras industrias y países.
El UAW está siguiendo el guion de la burocracia sindical durante los años ochenta y noventa: aislar a los trabajadores en sus luchas, rehusarse a movilizar toda la fuerza de la clase obrera, esperar a que los trabajadores tengan hambre e imponer concesiones. Lo han hecho innumerables veces y están preparándose para hacerlo nuevamente.
A lo largo de las charadas de “negociaciones” tramadas con GM, Ford y Fiat Chrysler, el UAW ha mantenido a sus miembros en la oscuridad, escondiendo sus verdaderos objetivos. El UAW no ha presentado ninguna lista de demandas concretas porque nunca hizo una.
El UAW recibió sus órdenes de las gerencias automotrices hace mucho: más trabajadores temporales, peores condiciones laborales, menores salarios y más gastos de bolsillo para el seguro médico. Lo que llaman “negociaciones de convenio” de hecho han sido sesiones de estrategia secretas entre el UAW y los representantes de la empresa para elaborar la manera más efectiva de imponer a fuerza estos nuevos ataques.
GM está completamente decidido en reducir sus costos laborales y el UAW lo sabe. Hay más en juego que solo el margen de ganancias de GM: el resultado sería utilizado como un nuevo punto de partida para la explotación de los trabajadores en Ford, Fiat Chrysler, el resto de la industria automotriz y en la manufactura más ampliamente. Tendría repercusiones en todo el sistema económico capitalista global.
Detrás de GM, los inversores de Wall Street que verdaderamente tienen la cartera en mano han dejado en claro que no aceptarán concesiones favorables a los trabajadores.
No obstante, la conspiración del UAW y las empresas se ha visto afectado por el escándalo de corrupción, el cual se sigue expandiendo y ya ha revelado que el UAW es una camarilla criminal completamente comprada por la gerencia.
Hace menos de un mes, el FBI allanó las casas del actual presidente del UAW, Gary Jones, y su predecesor, Dennis Williams, junto con otras instalaciones del UAW. Además, un número cada vez mayor de altos oficiales del sindicato han sido apresados o imputados por utilizar fondos ilícitos para darse vidas de lujo. El último de estos, Jeffery Pietrzyk, es un excodirector del Centro de Recursos Humanos del UAW-GM, y fue acusado el viernes.
El presidente del UAW Jones y el director de la región 5 del UAW, Vance Pearson, han dedicado gran parte de su tiempo en las últimas semanas hablando con sus abogados y el Departamento de Justicia, principalmente “negociando” sus penas de cárcel.
Al no ver otra opción más que convocar la huelga el domingo pasado, el UAW está ahora imponiéndoles un sueldo de hambre durante la huelga, de $250 por semana que no comenzará a pagar hasta el día 15 de la huelga. Esta cantidad miserable busca generar presiones económicas sobre los trabajadores para que acepten los términos de la empresa, mientras que se aseguran de reducir lo menos posible el “fondo de huelga” de $750 millones, una caja controlada que los ejecutivos utilizan como su alcancía.
En la señal más clara y culpable de que está planeando sabotear la huelga, el UAW ha bloqueado las demandas de los trabajadores automotores para que haya una huelga completa contra toda la industria automotriz, decidiendo en vez mantener a los más de 100.000 miembros en Ford y Fiat Chrysler en el trabajo.
Muchos trabajadores automotores saben que el UAW está planeando traicionarlos. Para prevenir esto y ganar la lucha, lo siguiente es esencial:

1. La conducción de la huelga debe ser tomada de las manos del UAW por medio de la formación de comités de base en las fábricas. Los trabajadores necesitan celebrar reuniones fuera de vista del UAW y la gerencia, elegir a representantes por votación entre los trabajadores más militantes y confiables, y formular sus propias demandas, incluyendo:
* La abolición del sistema de escalas salariales.
* Un aumento salarial inmediato de 40 por ciento y la restauración de los ajustes al costo de vida (COLA).
* La conversión de todos los trabajadores temporales y de tiempo parcial a tiempo completo.
* La reapertura de Lordstown y todas las plantas cerradas y la inmediata recontratación de todos los trabajadores despedidos.
* Seguros médicos y pensiones cien por ciento financiadas por la empresa.

2. La huelga debe ser expandida inmediatamente para incluir a los trabajadores de Ford y Fiat Chrysler. Como le dijo al Boletín de los Trabajadores Automotores un trabajador de la armadora de Ford en Chicago, “Todos aquí preguntan, ‘¡¿Por qué no salimos todos juntos?!’”.
Se debe hacer un llamado de apoyo a toda la clase obrera: en las empresas de autopartes, transporte, logística, siderúrgicas y más allá.

3. La lucha se debe vincular y coordinar internacionalmente. Los trabajadores no pueden combatir y derrotar a una de las mayores corporaciones transnacionales del planeta sobre una base nacionalista. Los trabajadores deben apelar a sus verdaderos aliados: los millones y miles de millones de trabajadores en todo el mundo que están entrando en batallas de clases y buscando la manera de luchar contra la pobreza y la explotación.
La huelga de GM es parte de un resurgimiento global de luchas de la clase obrera. Este año inició con una ola de huelgas espontáneas de 70.000 trabajadores de partes de auto y otros sectores en las maquilas de Matamoros, México, quienes marcharon a la frontera y apelaron a sus hermanos y hermanas en EUA a que se les unieran.

Ahora, los trabajadores automotores en México están apoyando la huelga de los trabajadores de GM, con los trabajadores de GM en Silao organizando valientemente oponerse a los intentos de la empresa de acelerar la producción. Han puesto en riesgo sus empleos e incluso vidas. En conferencias en línea organizadas por el Boletín de los Trabajadores Automotores del World Socialist Web Site durante las últimas dos semanas, han participado trabajadores de un número de países —Estados Unidos, Canadá, México y Brasil— pidiendo solidaridad y colaboración mutuas.

4. Los trabajadores deben adoptar una estrategia que oponga sus intereses a los de la clase capitalista. Los trabajadores automotores no solo están en una huelga contra GM, sino en una lucha política. Los intereses de la industria automotriz y Wall Street están siendo representados por el Estado capitalista y ambos partidos patronales, tanto el Partido Republicano de Donald Trump como el Partido Demócrata y todos sus candidatos presidenciales.
El Gobierno de Trump está en discusiones estrechas con GM para encontrar la manera de acabar la huelga y aplicar a la fuerza una nueva reestructuración de la industria automotriz, siguiendo la bancarrota de 2009 presidida por el Gobierno de Obama en la que se establecieron las abominables condiciones que los trabajadores encaran hoy día.

Joseph Biden, Elizabeth Warren y Bernie Sanders han estado fanfarroneando y falsamente manifestando su apoya a los trabajadores automotores en sus mítines este fin de semana y en los días siguientes. Pero cuando lo vean necesario, tanto los demócratas como los republicanos están preparados para movilizar a la policía, como ya ocurrió durante la huelga —más notablemente en la planta de GM en Springhill, Tennessee — o eventualmente a la Guardia Nacional u otras fuerzas armadas para reprimir a los huelguistas.
Para oponerse a esto, se debe construir un movimiento político de masas y un partido de la clase obrera, independiente de los partidos capitalistas.
Si el sustento y los intereses de los trabajadores han de verse asegurados, la industria automotriz debe ser reorganizada como una utilidad pública, bajo el control democrático de los propios trabajadores, como parte de la lucha por el socialismo, es decir, la gestión de la sociedad para atender las necesidades humanas y no el afán insaciable de lucro de la aristocracia empresarial y financiera.