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La burocracia sindical de rodillas ante el gobierno o ¿cómo se despilfarran 2 dólares en un mes?


Por Leander Pérez

En medio de un brutal ajuste económico que descarga la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, y mientras el gobierno avanza en su alianza “estratégica” con la “burguesía revolucionaria” y ciertas multinacionales, se ha dado en Caracas el 1er Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras. Según la Televisora del Estado, que no hizo el intento de ocultar que el evento tenía como finalidad demostrar la “solidaridad con el gobierno” (como muestra en su cintillo), asistieron más de 600 dirigentes sindicales, entre ellos 60 delegados internacionales de 25 países.

De esta manera, el mismo gobierno que ha pulverizado el salario y las prestaciones sociales, que ha abierto la posibilidad para la violación sistemática de la LOTTT, permitiendo despidos masivos y el desconocimiento de las contrataciones colectivas, se presenta ante el mundo como el paladín de los trabajadores.
Reducción del Estado, «déficit fiscal cero» (que no se ha logrado), privatizaciones, contención del salario y aumento en la edad de jubilación, son apenas algunos de los ingredientes de las políticas antiobreras y antipopulares que ha venido aplicando la derecha en el continente, y que no son sino la receta que los capitalistas aplican en caso de crisis bajo recomendación de organismos como el FMI. Los trabajadores argentinos y brasileños saben bastante de esto pues han tenido que sufrir políticas de despidos masivos no solamente en la administración pública sino además en el sector privado, además de los proyectos para afectar a los pensionados.  
En Venezuela, sin embargo, el ajuste se ha ido aplicando progresivamente por otros medios. La hiperinflación que atraviesa el país ha hecho polvo el salario. Mientras, el gobierno de Maduro combate la misma reduciendo drásticamente la periodicidad de los aumentos del salario mínimo. Esta política para intentar frenar la hiperinflación a través de la reducción de la demanda ha dejado el salario (al momento de escribir este artículo) en menos de 2 dólares (USD) al mes, lo que a su vez ha generado un éxodo masivo de la administración pública, es decir, una reducción del Estado.
La política del gobierno no se limita a esto, durante la reconversión monetaria en agosto del 2018, el gobierno daría un aumento que llevaría el salario al equivalente de 30 dólares mensuales (pagando además la nómina de los capitalistas por 6 meses), sin embargo, al no contemplarse ninguna equivalencia para el cálculo de las prestaciones sociales, los ahorros de los trabajadores producto de su antigüedad laboral seguirían expresados en montos que se hicieron irrisorios. Con esto, el gobierno hizo polvo las prestaciones de los trabajadores, lo que además abarataba los despidos, pues al momento de realizarlo se cancela por la liquidación un monto devaluado en el que se desprecia los años de servicio.
Por otro lado, el Ministerio del Trabajo, a través del inconstitucional Memorándum 2792, ha abierto las puertas para los despidos masivos (que como vemos salen baratos) y las violaciones de las contrataciones colectivas cuando la empresa se vea en riesgo de cerrar, dejándose en manos de una comisión del ministerio evaluar cada caso. Con este infame memorándum patronos públicos y privados se dan la mano para unilateralmente decidir sobre los derechos de los trabajadores e incluso sobre su empleo.
Por último, y como no podía faltar en un ajuste, a los jóvenes y personas de la tercera edad se les han asignados trabajos precarios (cobrando por debajo de un salario mínimo) con las denominadas “Chambas” juvenil y de adulto mayor respectivamente, y es que para la burocracia siempre se puede exprimir más al pueblo. Un ejemplo de esto es el Gobernador del Estado Yaracuy, quien en una visita a una plantación de arroz nos pone como ejemplo de trabajo a un niño de 11 años, quien en vez de estar estudiando se dedica a sembrar arroz descalzo, mientras el ministro viste una chaqueta de cacería importada y calzado adecuado.
Por lo descrito anteriormente, este encuentro Internacional de Trabajadores parece más bien propio de un mundo distópico que de la realidad. Ver por televisión a cientos de dirigentes sindicales aplaudir a quienes sistemáticamente han degradado los derechos y conquistas de la clase obrera es algo difícil de creer, pero pasó, y lo peor de todo es que no eran actores, sino «dirigentes sindicales», claramente burocratizados.
Uno de estos «líderes sindicales», José “Siguaraya” Mora, “trabajador” de la CANTV, miembro de la Central Bolivariana, del Movimiento Gayones y Constituyente, señalaría a través de su cuenta de Twitter los siguiente:
#XXVForoDeSaoPaulo #NoMasTrump Desde Caracas, el internacionalismo proletario se hace presente en Venezuela con el 1er Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras, en apoyo al proceso bolivariano liderado por @NicolasMaduro ¡Avancemos sin vacilaciones! @cbolivariana
¡Avancemos sin vacilaciones! Es la frase que nos queda retumbando, ¿avancemos a dónde? ¿hacia la aniquilación de las condiciones de vida de la clase obrera? ¿sin vacilaciones? Obviamente estas cosas no se las dice a los trabajadores (que están en retroceso), se las dice al gobierno. El verdadero significado de estas palabras es “no se preocupen, avancen sin vacilar en sus planes que nosotros -la burocracia sindical- nos ocupamos de los trabajadores”
Alguien cercano a Siguaraya podría salir en su defensa argumentando que estamos poniendo palabras en su boca que él no dijo, dándoles un sentido distinto al tuit en dónde claramente se evidencia su apoyo al presidente que está aplicando el ajuste. Lo que sí no podrá negar nadie cercano a Wills Rangel, secretario general de la Central Bolivariana, es lo que este sí dijo en una entrevista. “Si el pueblo no entiende por sí solo la necesidad de autoajustarse, de hacer un consumo consciente, de no revender, no despilfarrar, entonces el Estado tiene que tomar medidas»
Estas palabras, de no haber sido dichas por la principal vocería de una central sindical que se dice bolivariana y socialista darían mucha risa, sin embargo, estos llamados a los trabajadores a “autoajustarse” a no “despilfarrar” no causan sino una profunda rabia. Nos preguntamos ¿Cómo se despilfarra menos de 2 dólares al mes? ¿cuánto más nos debemos “autoajustar”?
Quien dijo esto, sólo pudo ser alguien que desconoce la realidad de los trabajadores, y es que mientras estos burócratas sigan viviendo entre los lujos que les brinda la renta petrolera, seguirán siendo un obstáculo de las luchas de los trabajadores. Lo otro que nos hace pensar del comentario de Rangel, es a qué “medidas” se refiere este señor y que según él debe tomar el gobierno. Es difícil imaginar medidas que ya no estén tomando para autoajustarnos.
Puede ser difícil de encontrar, pero seguramente hay alguien que intentará refutar lo aquí escrito señalando que hace poco la Central Bolivariana pidió al gobierno un aumento salarial. Esto es verdad, hace poco, y por boca del mismo señor que nos instaba a no “despilfarrar”, la Central Bolivariana suplicaba al gobierno que anclase el salario al Petro, pero al Petro fluctuante que se usa para especular y comprar en Traki, no al otro que sirve para… (para nada).
Lo primero que debemos ver es que los dirigentes de la Central Bolivariana no son tan autónomos como quisieran, se supone que deben por lo menos guardar las apariencias de que intentan defender los derechos de los trabajadores, y si han podido hacerse la vista gorda respecto a la aplicación del memorándum 2792 y sus consecuencias, la situación del salario se ha hecho crónica. Que estos señores hayan tenido que salir de su mundo utópico para proponer un aumento significa dos cosas: Que hay un fuerte descontento, incluso entre la propia base sindical de la Central Bolivariana, y que un posible aumento es algo que el gobierno se puede permitir pero que no cambiará sustancialmente la vida de los trabajadores.
El aumento propuesto por la Central Bolivariana es de aproximadamente 600 mil bolívares soberanos, y solicitan que esté anclado al Petro fluctuante, algo que dudamos que ocurra. La cuestión no es si el gobierno puede hacer esto, pues en agosto del año pasado también decretó un aumento sustancial, la cuestión fundamental es cuánto durará ese aumento. Por eso nuestra lucha no es por anclar el salario a ninguna moneda imaginaria, luchamos por una escala móvil de salarios, porque el sueldo mínimo sea igual al costo de la canasta básica, no queremos mediaciones ni cripto-artificios.
Por último, no confiamos en la dirigencia de la Central Bolivariana porque éstos han sido los encargados de negociar a espalda de los trabajadores y de forma express contrataciones colectivas que son lesivas y en las cuales se entregan derechos de la clase trabajadora, son los mismos que han boicoteado las luchas de los trabajadores, en muchos casos usando su influencia sobre las inspectorías para paralizar luchas que no eran de su conveniencia.
La dirigencia de la Central Bolivariana hoy día ha ocupado el puesto de lo que fuera en la denominada “cuarta república” la dirigencia de la CTV. Nuestro llamado es a los dirigentes honestos que están en la base de la CBST, siendo golpeados y amenazados por realizar críticas, a organizar a los trabajadores y prepararse para luchar. El gobierno ya ha demostrado ser incapaz de realizar reformas progresivas, todo lo contrario, está ejecutando contrarreformas que descargan la crisis sobre los trabajadores. Lo que en el pasado se podía conseguir en una mesa de negociación hoy sólo se puede conseguir luchando. Es hora de levantarse y darle al país lo que se merece, una clase obrera dispuesta a asumir las riendas.
¡Basta de atropellos y burlas a la clase trabajadora!
¡Enfrentemos el ajuste con los métodos de lucha de la clase obrera!