Por Raúl Navas
El tratamiento
informativo de las cuestiones relacionadas con la salud laboral, los accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales, se caracteriza por otorgarle una
escasa importancia. La agenda política y gubernamental, tampoco tiene entre sus
prioridades la prevención de riesgos laborales. Mientras tanto, hay seres
humanos que cada día mueren en accidentes laborales y a causa de enfermedades
profesionales.
Según la OIT, las jornadas no trabajadas a causa de cuestiones
relacionadas con la seguridad y salud en el trabajo, suponen alrededor del 4%
del PIB mundial. Pero hay numerosos datos que se desconocen o que no aparecen
en las noticias y el debate publico. Por ejemplo, existen numerosos accidentes
laborales no reconocidos, una serie de costes materiales, en forma de
sanciones, indemnizaciones, gastos asistenciales, pensiones de viudedad y
orfandad, pensiones por incapacidad, etc. Apenas hay datos sobre ello, y solo
puede ser entendido debido a la escasa importancia que se otorga a la salud
laboral y/o al interés de ocultar una incómoda realidad. Algunos estudios del
año 2013 señalaban que la siniestralidad laboral en España suponía un coste
anual de 15.000 millones de euros 1/.
El pasado 18
de enero murió por envenenamiento un trabajador que había estado trabajando y
sulfatando en un invernadero de Nijar. Tenia 27 años y estaba apunto de ser
padre. Hablamos de un sector económico importante en Andalucía, caracterizado
por sus pésimas condiciones de trabajo. A las duras jornadas laborales,
realizando gran esfuerzo físico en condiciones ergonómicas desfavorables, se
une el hecho de estar expuesto a todo tipo de agentes biológicos y químicos
peligrosos. Se usan plaguicidas y fertilizantes, mientras que muchas veces ni
siquiera hay locales específicos y apartados para comer o cambiarse, por lo que
no resulta difícil intoxicarse.
El 25 de mayo,
un trabajador de 24 años en Alhama (Murcia) murió electrocutado 2/. El 26 de mayo murió otro de una
fábrica de Lugo tras una explosión, mientras un compañero suyo fue herido con
graves quemaduras. El día después, un trabajador de 32 años moría al volcarle
una maquina y quedar atrapado, en Valencia 3/. El 28 de mayo moría un trabajador
en Madrid que realizaba tareas de rehabilitación de edificios, tras caerse
desde una gran altura. Ese mismo día moría un trabajador en Andújar (Jaén) al
caer de una plataforma elevadora. El 31 de mayo moría un trabajador y varios
resultaban heridos tras una fuga de amoniaco en una fábrica de Tarragona 4/. El 3 de junio murió un pintor de
57 años tras caerse de un andamio en Zaragoza. El 4 de junio un albañil moría
tras desplomarse un tejado en Lobeira (Ourense). El 5 de junio moría un
operario de conservación de carreteras de 30 años en Alginet (Valencia),
llevando solamente dos días en la empresa. El 7 de junio un trabajador moría
tras ser aplastado por una puerta de varias toneladas en Toledo 5/. El 20 de junio un trabajador murió
en Toledo al ser atrapado por un toro mecánico. El 25 de junio, un trabajador
de 35 años moría aplastado en una fábrica del polígono industrial de Arbizu
(Navarra). Ese mismo día murió un trabajador en Mira (Cuenca) al caerse cuando
reparaba un tejado. A comienzos de este mes de julio murieron tres trabajadores
en Paniza (Zaragoza) intoxicados mientras limpiaban una bodega 6/. El 4 de julio murió un trabajador
de 24 años en una fábrica de Llodio al caerle una pieza. El 5 de julio morían
dos operarios de una subcontrata de mantenimiento de carreteras en Valencia,
tras el desprendimiento de una ladera 7/.
Estamos
hablando de muertes, de algo muy grave. En la historia del mundo del trabajo,
los accidentes laborales graves y mortales son una constante que no se ha
erradicado. Nuestro presente e historia en seguridad y salud en el trabajo es
notablemente trágica. A modo de ejemplo, recientemente se estrenó un documental
en TVE en el programa Crónicas, titulado “El tren de los
desaparecidos”, sobre un accidente ferroviario que tuvo lugar en 1944 en Torre
del Bierzo en el que murieron cientos de personas. En el documental se expone
la dureza del trabajo en aquella época y que “entre 1941 y 1955 fallecieron
unos 2.000 ferroviarios en accidentes laborales, el número de incapacitados
provisionalmente, llegó prácticamente a 30.000”. Y cuando miramos datos más
recientes, nos encontramos con información muy preocupante, ya que según los
datos de Eurostat en España mueren un 27% más de trabajadores (2,3 por cada
100.000) que la media de la Unión Europea (1,8 por cada 100.000).
Además, nos
encontramos que los encargados de atender a las victimas de accidentes de
trabajo son las mutuas, controladas por directivos empresariales. Los
escándalos por prácticas corruptas y fraudulentas por parte de las mutuas de
trabajo son numerosos. La Inspección de Trabajo ha multado con más de 875.000
euros a Activa Mutua 8/ por irregularidades tales como
gastos injustificados, indemnizaciones fraudulentas, gastos excesivos en
reuniones de directivos. Y no hablamos de un caso aislado sino de practicas
habituales en distintas mutuas, por las que existen multas y sentencias judiciales.
Es un completo escándalo que no acapara portadas de periódicos, y que no
aparece en los telediarios.
Auge del trabajo de reparto a domicilio: precariedad y siniestralidad
laboral
El auge del
comercio on line esta aumentando el numero de empresas que se
dedican al negocio del reparto a domicilio. A empresas como SEUR o MRW, se han
añadido otras: Amazon, Globo, Deliveroo, etc. Como ocurre en otros ámbitos de
la economía, las empresas compiten entre si a través de intensificar la
explotación a sus trabajadores y trabajadoras, y practicando todo tipo de
abusos empresariales. Hablamos de un sector en el que abunda la
subcontratación, explotación laboral, precariedad, falsos autónomos, e intensos
ritmos de trabajo, sin que se preste atención a la seguridad y salud de las y
los trabajadores. Debido a las presiones empresariales, al miedo a perder el
empleo y a la sobrecarga de trabajo, todo se hace deprisa para realizar cada
entrega a su hora, y el máximo de entregas posibles. Nos encontramos ante una
organización del trabajo que incentiva los accidentes laborales, dado que se
obliga a trabajar muy rápido y muchas horas para poder cumplir y
evitar el despido. En un artículo de El País del pasado 20 de
marzo, se podía leer: “Jornadas maratonianas. Prisas para realizar el mayor
número de pedidos en el menor plazo de tiempo posible”. El título del artículo
es revelador: “La compra ‘online’ dispara el peligro de accidente de las
furgonetas. Las colisiones en vehículos de transporte ligero suben un 55% por
el ‘boom’ del comercio electrónico”.
Además,
algunas de estas empresas imponen relaciones laborales fraudulentas con sus
trabajadores, que son considerados falsos autónomos. De esta manera, estas
empresas pretenden ahorrar costes laborales y lavarse las manos negando
cualquier responsabilidad. Hay requerimientos de la inspección de trabajo que
han declarado irregular este tipo de relación laboral; incluso ya existen
sentencias judiciales en el mismo sentido. El año pasado se hizo famosa una
foto en la que se veía a un trabajador de Glovo durmiendo en la calle, junto a
su mochila de la empresa. No tenia casa, había sufrido un desahucio y tenia
serios problemas económicos. El pasado mes de mayo murió atropellado Pujan
Koirala, un repartidor de Glovo de 22 años, en Barcelona cuando estaba
trabajando con la bicicleta a las 23:30 h. de la noche. Posteriormente hubo
protestas de trabajadores de esa plataforma, denunciando la inexistencia de
medidas preventivas sobre riesgos laborales. Este tipo de trabajo de mensajería
mediante plataformas se esta implantando en todo el mundo bajo las misma
organización laboral y en 2018 murió otro trabajador de la mensajería Caviaren
EE UU y otro repartidor de Just Eat en Italia 9/. Rider X Derechos ha denunciado que
desde 2015 ha habido 14 accidentes laborales mortales en el sector de las apps
de reparto en todo el mundo.
Calor y siniestralidad laboral
Nos
enfrentamos ante algo muy grave ya que las emisiones de gases de efecto
invernadero están provocando un aumento del calentamiento global. Esta
situación se traduce en un aumento de la frecuencia de las olas de calor, así
como su intensidad, con unos impactos cada vez más agresivos, mortíferos y
severos. Y tampoco olvidemos que la contaminación reduce las posibilidades de
respirar aire limpio y puede provocar trastornos respiratorios, cáncer de
pulmón, etc.
En verano el
trabajo de repartidor, como el de otros que se realizan en la calle y al aire
libre, supone una serie de riesgos debido a la exposición solar y las altas
temperaturas. Recordemos que algunas empresas de reparto tienen a sus
trabajadores repartiendo en bicicleta 60-80 kilómetros al día bajo intensos
ritmos de trabajo que ocasionan estrés constante. El calor puede matar en el
trabajo si no se toman medidas organizativas y de prevención eficaces para
proteger la salud de las y los trabajadores. El estrés térmico y la acumulación
de calor en el organismo suponen un peligroso riesgo en el trabajo. No se puede
desarrollar una jornada laboral de la misma manera a 40 que a 24 grados.
Además, determinadas patologías (diabetes, enfermedades cardiovasculares,
etc.), pueden agravar los riesgos. También se deben tener en cuenta las
características del trabajador (peso, edad, condición física, alergias,
sensibilidad en la piel, etc.). A mayor temperatura y exposición directa al sol
y a los rayos ultravioleta mayor es el riesgos de sufrir mareos, desmayos,
deshidratación, quemaduras, etc. Incluso mayor es el riesgo para los ojos y la
piel. De hecho la OMS relaciona la exposición al sol con cánceres malignos como
los melanomas. El propio Ministerio de Medio Ambiente, la Agencia Estatal de
Meteorología y la OMS recomiendan evitar la exposición al sol y las radiaciones
ultravioletas, y en todo caso el menor tiempo posible y siempre con protección
solar. Además, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que “en los
lugares de trabajo al aire libre y en los locales de trabajo que, por la
actividad desarrollada, no puedan quedar cerrados, deberán tomarse medidas para
que los trabajadores puedan protegerse, en la medida de lo posible, de las
inclemencias del tiempo”.
El problema es
que muchas empresas no suelen tomar medidas preventivas especificas contra el
estrés térmico y las altas temperaturas, sobre todo si atentan contra la
producción y los ritmos de trabajo, tales como pausas continuadas, limitar la
exposición a los rayos del sol, limitar las tareas que requieren mayor
esfuerzo, reorganizar los horarios de las tareas, paralizar la actividad ante
momentos de climatología extremadamente adversa, etc. No tomar medidas
preventivas constituye un grave error que pone en riesgo a quien la realiza,
dado que, insistimos, el calor puede provocar accidentes laborales, incluso
mortales.
Todos los
veranos mueren trabajadores a causa de los llamados golpes de calor.
En julio de 2015 murió un trabajador en Tortosa (Tarragona) 10/. El 8 de junio de 2016, un obrero
de la construcción moría mientras trabajaba a altas temperaturas, a causa de un
golpe de calor 11/, en San Sebastian de los Reyes
(Madrid). El 12 de julio de 2017, un trabajador de 54 años murió12/ mientras se encontraba
realizando tareas de asfaltado, con unas temperaturas que rondaban los 40
grados, en una carretera de Morón de la Frontera. El 2 de agosto de 2018 murió
un trabajador tras sufrir una insolación cuando trabajaba en la autovía de
Reguerón (Murcia) 13/. Este año ha habido muertes y hospitalizaciones
de personas que estaban trabajando en el campo 14/ a altas temperaturas.
Estrés, ansiedad y riesgos psicosociales
La sobrecarga
de trabajo, los intensos ritmos de trabajo, abusos y presión de jefaturas
autoritarias, sensación de urgencia y apremio en el tiempo, son factores
psicosociales desfavorables presentes en multitud de centros de trabajo y
constituyen riesgos laborales que muchas empresas, en vez de prevenir,
potencian como sistema de organización del trabajo para aumentar la
productividad. Trabajar en un entorno laboral de este tipo provoca que los
trabajadores y trabajadoras puedan sufrir estrés, ansiedad y depresión.
Numerosos trabajadores se encuentran enfermos por este motivo, sin que se
reconozca que su baja tiene un origen laboral. Las mutuas se niegan en rotundo
a reconocerlo. Existen algunas sentencias que reconocen como accidente laboral
casos y bajas por acoso laboral y ansiedad. Incluso existen sentencias
judiciales que han reconocido incluso suicidios como accidentes laborales.
Recientemente, un juzgado de San Sebastián ha dictaminado que la baja de un
trabajador por ansiedad se debía al acoso sufrido por su jefe y que por tanto
debía ser considerada como baja y accidente laboral. Es una excepción, dado que
numerosas bajas de este tipo permanecen ocultas y silenciadas como bajas por
enfermedad de la seguridad social.
El pasado 25
de mayo, la OMS reconoció el burn out, coloquialmente llamado síndrome
de trabajador quemado como enfermedad laboral, aunque formalmente la
medida no entrará en vigor hasta 2022. Sus síntomas y efectos están asociados a
estrés y cansancio crónico; a trabajar bajo presión; al desgaste emocional,
mental y físico; a la dificultad para conciliar el sueño a causa de la angustia
producida por el trabajo; a la frustración, irritación, apatía, etc. Es un
fenómeno que globalmente afecta a distintos sectores y profesiones. En 2005 el
Tribunal Superior de Catalunya reconoció a una maestra el burn
out como enfermedad profesional. Aun así, en España aun no esta
reconocido como tal, como ocurre en otras tantas. El acoso, estrés y ansiedad,
continua sin incluirse en el cuadro de enfermedades profesionales de la
Seguridad Social, pese a que en mayo de 2018 fue aprobada una Proposición no de
Ley presentada por Podemos en el Congreso, con el único voto en contra del PP,
instando a que se incorporara el estrés y el acoso laboral en el listado de
enfermedades profesionales elaborado por la Seguridad Social. Pero seguimos sin
ver avances legislativos y sociales contra esta lacra. Algunos expertos en
medicina del trabajo están criticando que el estrés y la ansiedad laboral se
combatan a través de ansiolíticos y psicólogos. Recientemente, en el programa
de la SER “La ventana” se entrevistó al medico especialista en medicina del
trabajo, Víctor Vidal, que indicaba cómo el estrés podía ser cinco veces peor
que el alcohol y tabaco juntos, y que el consumo de ansiolíticos se ha
triplicado.
Insistimos:
pese a que en los últimos años se han realizado estudios rigurosos sobre acoso
laboral y riesgos psicosociales en el trabajo, se ha legislado poco o nada para
combatirlo. Hablamos de abusos empresariales que no conocen fronteras.
Recientemente se realizó el juicio a siete ex directivos de France Télécom por
la ola de suicidios de trabajadores de esta empresa producidos entre 2007 y
2010. Solo se los acusa de acoso moral, pese a que hablamos de que se impuso un
sistema de acoso y abusos contra los trabajadores para forzar su salida de la
empresa. 58 trabajadores se suicidaron, y otros numerosos intentos fallidos.
Hubo ahorcamientos, inmolaciones, lanzamientos al vacío. Se produjeron cantidad
de suicidios en el centro de trabajo y con cartas previas indicando los
motivos. Pese a la gravedad de los hechos, continúan siendo ampliamente
desconocidos, debido a que existe un especial interés en que cuestiones
relacionadas con la seguridad y salud en el trabajo tengan el menor
conocimiento público posible.
Es urgente: necesitamos un sindicalismo fuerte, de clase y combativo
No resulta
extraño que se estén comenzando a popularizar comentarios como “no necesitas un
psicólogo, necesitas un sindicato”, o “No necesitas ir al medico, sino al
sindicato”. Urge la potenciación de secciones sindicales fuertes en los centros
de trabajo, que tengan como una de sus prioridades la seguridad y salud
laboral. Hace falta que se hable y se debata más sobre las condiciones de
trabajo y la falta o inexistencia de medidas de seguridad, y actuar
colectivamente en defensa de empleos de calidad, dignos, con derechos, seguros,
estables y socialmente útiles.
Raúl Navas es delegado sindical de CGT y de prevención
de riesgos laborales.
Notas:
1/ https://www.lavanguardia.com/vida/20130608/54375461067/siniestralidad-laboral-15000-millones-espana.html
2/ “Fallece un trabajador al recibir una descarga eléctrica en Alhama de
Murcia”. La Vanguardia, 25/05/2019.
3/ “Muere un trabajador de 32 años tras volcar una carretilla y quedar
atrapado debajo”. ABC, 27/05/2019.
4/ Rovira, M: “La fuga de amoniaco en una fábrica de Tarragona causa la
muerte de un trabajador y 15 heridos”. El País, 31/05/2019.
5/ Moreno, M: “Muere en Toledo un vigilante de 43 años al caerle encima una
puerta corredera de varias toneladas”. ABC, 10/06/2019.
6/ “Mueres intoxicados tres trabajadores cuando limpiaban una bodega en
Zaragoza”. El País, 03/07/2019.
7/ I.Z: “Dos trabajadores mueren en Valencia por un desprendimiento en la
montaña que afianzaban”. El País, 05/07/2019.
8/ Gómez, M; Sevillano, E: “Trabajo sanciona con 875.000 euros a Activa
Mutua por gastar dinero publico irregularmente”. El País,
14/06/2019.
9/ Sapiña, E: “Los riders de Globo exigen a la administración que actúe: El
modelo de propicia la empresa mata”. Eldiario.es, 30/05/2019.
13/ “Un operario que trabajaba en la autovía del Reguerón en Murcia, primera
victima mortal por golpe de calor”. El Mundo. 02/08/2018.
14/ “Muere un menor de 17 años por un golpe de calor tras trabajar en el
campo en Córdoba”. Publico, 28/06/2019
“Muere un trabajador del campo de 66 años por un golpe de calor en El Cuervo”. ABC, 03/07/2019.
“Muere un trabajador del campo de 66 años por un golpe de calor en El Cuervo”. ABC, 03/07/2019.