Una imagen de barbarie imperialista repudiada en todo el mundo
La muerte de un migrante salvadoreño y su hija encienden el rechazo
a las políticas antimigrantes del gobierno de Estados Unidos
Por Diego Sacchi
La imagen muestra a Óscar Alberto Martínez
Ramírez, y su hija Valeria, de un año y 11 meses, muertos en la orilla del río
Bravo al intentar cruzar la frontera con Estados Unidos. El dibujante Antonio
Rodríguez Monos transformó la foto en un dibujo donde el río Bravo es
remplazado por la bandera del estado verdaderamente responsable de esta
situación, los Estados Unidos
Óscar y su familia, su esposa Tania y su hija
Valeria, se encontraba en Matamoros, norte de México, desde hace varios días a
la espera de poder solicitar asilo. Sin embargo, ante la desesperación del
maltrato en los albergues y bajo la amenaza latente de las operaciones de la
Guardia Nacional mexicana, que ya suma más de 21 mil efectivos para tareas
migratorias, la familia de migrantes decidió cruzar el río el pasado domingo.
La foto recorre el mundo y recuerda la desgarradora imagen de 2015
cuando un niño sirio de 3 años, Aylan Kurdi, murió ahogado en las aguas del
Mediterráneo. La indignación contra la barbarie creada por las políticas
antimigrantes del imperialismo, y la subordinación de los gobiernos de la
región como el mexicano, se expandió a nivel global.
La crisis es tal que el tema se transformó en uno de los puntos
centrales del primer debate entre los precandidatos presidenciales del Partido
Demócrata, que se desarrolló este miércoles en Miami. Algunos de los
precandidatos llegaron a prometer el fin de la política de “tolerancia cero”
contra los migrantes.
Obviamente los candidatos evitaron referirse a un dato que
se conoció hace pocos días: entre 2009 y 2011, los primeros años del gobierno
del demócrata Barack Obama, las deportaciones del Servicio de Inmigración y
Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) fueron por encima de 385,000,
llegando a ser más de 409,000 en 2012. Las mismas bajaron a 250,000 en 2015 y
2016. Una cifra por debajo de las deportaciones realizadas por la
administración Trump en lo que va de su mandato.
El discurso racista y antimigrante del magnate presidente se acrecienta
a medida que se alista para la campaña presidencial de 2020, pero sus acciones
se basan en agudizar una política de criminalización contra los migrantes que
recorre a diferentes gobiernos y es aplicada contra miles y miles que llegan a
Estados Unidos buscando un futuro mejor, luego de que sus países fueron
saqueados por las empresas multinacionales.
Un ejemplo es la situación en El Salvador se estima –según las cifras
del propio Banco Mundial– que son más de 100 mil personas viviendo bajo índices
de pobreza extrema, el 34 % de la población.
Mientras enfrentan estas condiciones en su país, a quienes deciden
migrar para mejorar su calidad de vida, les espera la política de represiva del
gobierno de López Obrador por medio de los agentes del Instituto Nacional de
Migración (INM) y de la Guardia Nacional, que actúan bajo los dictados de la
Casa Blanca y de Donald Trump.
Aunque las autoridades se empeñan en dar una imagen de respeto a los derechos
humanos hacia los migrantes, es conocido por denuncias e investigaciones
documentadas que los campamentos o albergues funcionan más como centros de
detención, se les mantiene incomunicados, aislados y no reciben la mínima
atención médica o de alimentación. Una situación que comenzó en los centros de
detención estadounidense y que se repite en el territorio mexicano.
Por otra parte, hace no más de una semana que Andrés Manuel López
Obrador sostuvo reuniones con Nayib Bukele, actual presidente de El Salvador
para suscribir una carta de intención en materia de cooperación bilateral entre
nacional, que “permitan la colaboración para el desarrollo entre ambas
naciones”. El pretexto idóneo para dejar de lado a los miles de
centroamericanos que siguen dejando la vida en intentar cruzar fronteras: el
libre mercado en la región.
A finales de mayo el número de solicitudes alcanzaba los 2 mil y una
multitud de extranjeros rodeaba el Puente Viejo y Puerta México donde agentes
estadounidenses concedían un promedio de tres citas a la semana. Sin embargo,
tras los acuerdos entre México y Estados Unidos, las autoridades del Instituto
Nacional de Migración procedieron a retirar a los migrantes y llevarlos a
albergues, informó Juan Antonio Sierra, coordinador de la Casa del Migrante.
En 2018 se registró a nivel mundial 70.8 millones de desplazados de
manera forzada, la cifra más alta registrada por la Agencia de Naciones Unidas
para los Refugiados (Acnur). De ese total, uno de cada dos era un niño o niña
como Valeria.
El organismo internacional reporta además que el
año pasado se presentaron 2.1 millones de solicitudes individuales de asilo a
escala global. Estados Unidos fue el país con mayor número de estas peticiones,
y la mitad de los trámites para obtener refugio en ese país provienen de
personas de México y Centroamérica.