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El 5G, una revolución... al alcance de unos pocos


Mientras Estados Unidos y China pelean por el control de la quinta generación de conectividad móvil, la mayoría de los países sigue librando la batalla del 4G

Por Gabriela Martínez

Dos hombres hablan sobre un escenario, cara a cara. Uno viste un traje verde, el otro, uno negro. Uno es un holograma, el otro una persona de carne y hueso. No, no es una escena suprimida de la Guerra de las Galaxias. Así fue la primera llamada holográfica en España con una red de comunicación de quinta generación: el 5G. 

El primero, Fulvio Fugazza, director de cuentas de ZTE España, se encontraba en realidad a casi seis kilómetros del Palacio de Congresos de Valencia, donde su imagen mantuvo una conversación con Tomás Alonso, director de Ingeniería de Orange España. Aunque duró poco más de cinco minutos, la imagen virtual, tridimensional y prácticamente sin latencia –la velocidad de transferencia de datos– , fue uno de los grandes hitos del Global 5G Event, que reunió el 18 y 19 de junio a expertos de referencia mundial para debatir sobre el presente y el futuro de esta tecnología. 

El 5G es la generación de banda ancha móvil que reemplazará al 4G, con velocidades de carga y descarga mucho más rápidas. No es solo una mejora de lo existente, es un cambio profundo en la conectividad que promete revolucionar la forma en la que interactuamos con los objetos y con las personas. El 5G “va a hacer posibles aplicaciones que hasta ahora no lo eran, en particular las que requieren grandes velocidades de transmisión o latencia muy reducida”, precisa Ana García, coordinadora del proyecto TeampUp5G liderado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y financiado por la Unión Europea. 

A diferencia de sus antecesoras, uno de los cambios que introducirá esta tecnología será la conectividad de las cosas (o internet de las cosas). “Ya no será solamente el móvil, todo estará conectado inalámbricamente”, asegura José Francisco Monserrat, catedrático de telecomunicaciones de la Universitat Politècnica de València y uno de los organizadores del evento en Valencia.

“Puede revolucionar la industria, el vehículo conectado y tantas otras maneras de realizar actividades y servicios en educación o salud”, añade García. Como aquella intervención quirúrgica de colón en el Hospital Clínic de Barcelona que fue teleasistida en remoto en febrero con la tecnología móvil de Vodafone.

El atributo clave que permite todo esto es la baja latencia, que posibilita “una respuesta a comandos prácticamente en tiempo real”, añade Eduardo Chomali, principal ejecutivo de la dirección de análisis y evaluación técnica de infraestructura del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Además, las velocidades de conexión se prevé que sean entre 10 y 100 veces mayores que la actual 4G. 

Pero lo que hoy en día existe es tan solo “un bebé”, apunta Monserrat, todavía no es posible tener muchos dispositivos conectados y la velocidad que esta aporta es cuatro veces mayor que la del 4G. 

Un futuro desigualmente distribuido

Algunos países abrazan ya sus primeros desarrollos o lo harán en los próximos seis años. Estados Unidos y Corea del Sur fueron los primeros países en lanzar las nuevas redes que, para 2025, representarán el 50% y el 59%, respectivamente, de las conexiones móviles, según GSMA. China y Japón también verán en los próximos años un importante desarrollo (29% y 48%). 

Sin embargo, la mayoría de los países se encuentra aún muy lejos de esta realidad. Para 2025, menos de una quinta parte de los mercados mundiales habrá lanzado 5G. En América Latina este representará solo un 8%, en los países de Medio Oriente y del Norte de África un 6% y en África Subsahariana un 3%. 

En Europa el despliegue de estas redes representará un 29% en 2025. España ha sido uno de los primeros países de la Unión Europea en estrenar la red y es uno de los diez territorios que ya ha publicado un plan nacional 5G. Además, es el octavo país mejor preparado para el despliegue de la red, al haber asignado un 30% del total del espectro 5G frente al 14 % de la Unión Europea, según el último Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI) de la Comisión Europea.

Solo hace falta mirar la experiencia actual con el 4G para darse cuenta de la brecha de conectividad entre unos países y otros. Las conexiones 4G del mundo representaron en 2018 el 43% del total –en Europa un 46%, en Latinoamérica un 35% y en África subsahariana, un 6%.  Las velocidades de descarga también varían significativamente de un sitio a otro: desde 50 Mbps en el caso de Corea del Sur, hasta 1.6 Mbps, en el de Irak, y un 40% de los países se ubican en un rango de 10 a 20 Mbps, según Opensignal.

Los altos precios de las licencias del espectro de frecuencia radioeléctrico –la autopista invisible por donde circula la información– siguen actuando hoy como una barrera en el despliegue de la quinta generación de conexiones móviles. “Estas nuevas tecnologías requieren un equipamiento nuevo. Es necesario adjudicar nuevo espectro, ya que el que está actualmente en uso para comunicaciones móviles está muy saturado”, detalla Ana García. Por lo que los operadores tienen que desembolsar millones de euros en comprar nuevos equipos, nuevas frecuencias. “El modelo de negocio no está claro, el cliente final no está dispuesto a pagar por navegar cuatro veces más rápido”, afirma Monserrat. A esto se suman los retos regulatorios que condicionan el despliegue de la infraestructura necesaria. 

La Guerra Fría del 5G 

La batalla comercial entre Estados Unidos y China, iniciada por el intento de Estados Unidos por frenar a la gigante tecnológica china Huawei, a quien Donald Trump ha acusado de ser espía del Gobierno, da cuenta de la lucha por el 5G y, de acuerdo con Chomali, podría suponer un retraso en su despliegue. 

Huawei es la compañía que más contribuciones técnicas está agregando al estándar 5G (11.400), seguida por la sueca Ericsson (10.400), la china Hisilicon (7.200), la finlandesa Nokia (6.900) y la estadounidense QUALCOMM (4.500), según datos de Statista.

El 5G, ¿una amenaza para nuestros datos?

Para Monserrat, al permitir un despliegue de datos mucho mayor desde más fuentes, el 5G requiere tomar más precauciones. “Cuantas más puertas tiene la casa, más medidas de seguridad tienes que poner. Eso no quiere decir que sean puertas inseguras, son puertas que habrá que tratar con la seguridad que requiere”, explica.

Sin embargo, la escritora y periodista Marta Peirano no se muestra tan optimista. “El 5G es la plataforma que gestionará la industria, el transporte, la energía, el sistema sanitario, defensa y seguridad. Lo gestionará de la misma manera que Google gestiona nuestros correos y documentos, como Facebook gestiona nuestras relaciones sociales, como Amazon procesa nuestros datos a través de Amazon Web Services: de manera exclusiva, absoluta y oscura”, sentencia. Para ella, el conflicto geopolítico entre EE. UU. y China muestra una “lucha de dominación” por la gestión exclusiva de nuestros datos.

De acuerdo con la autora de El enemigo conoce el sistema, esta nueva tecnología esconde otro objetivo real que es “la extracción masiva de datos para mejorar algoritmos predictivos de inteligencia artificial”. “El 5G solo nos beneficiará si las infraestructuras son nuestras, tienen responsabilidades civiles en el territorio donde operan y procesan nuestros datos y recursos de acuerdo a nuestra legislación”, concluye Peirano.