Puerto Rico
Por Fernando
Tormos-Aponte
Una creciente
ola de indignación inunda Puerto Rico. Gentes de toda clase y condición exigen
la dimisión del gobernador conservador, Ricardo Rosselló. Han copado las redes
sociales e invadido las calles para expresar su desdén por el gobernador y sus
colaboradores. La población portorriqueña no conocía este tipo de apoyo popular
transversal desde el llamamiento a la retirada del ejército de EE UU del
municipio insular de Vieques. El resultado de estas movilizaciones determinará
la historia de Puerto Rico durante generaciones. ¿Cuál es la causa de este
estallido y qué perspectivas se abren?
La ciudadanía
portorriqueña se enteró el mes pasado de que numerosos organismos públicos,
incluida la plana mayor del gobierno de Ricardo Rosselló, estaban siendo
investigados por el FBI. En una entrevista radiofónica del 24 de junio, el jefe
de la agencia tributaria de Puerto Rico se quejó de que el organismo que él
supervisaba estaba carcomido por la corrupción, controlado por una mafia
institucional de burócratas gubernamentales que cobraban dinero a
cambio de favores como la cancelación de deudas y la anulación de multas. La
semana pasada, el FBI demandó a la antigua responsable de Educación, Julia Keleher,
y a la ex jefa de la administración del seguro de enfermedad, Ángela
Ávila-Marrero. La gota que colmó el vaso fue la publicación de los mensajes de
un grupo de Telegram que administraba el gobernador Rosselló
junto con sus colaboradores más cercanos.
De momento se
han filtrado 889 páginas de este chat, aunque puede que salgan a la
luz todavía más. Los mensajes revelan la manera maquiavélica de actuar y la
falta de escrúpulos del círculo próximo al gobernador. Abundan los insultos
lanzados contra la oposición y quienes la apoyan. Además, el gobernador ordenó
a sus colaboradores que movilizaran a trolesen las redes sociales para atacar a
rivales políticos o disidentes. Hordas de troles recibieron instrucciones para
cumplimentar sondeos en línea, dando la impresión de que una mayoría de la
población portorriqueña aprobaba la política y los logros del gobernador. Sus
colaboradores enviaron líneas editoriales a los principales medios locales,
dictaban las preguntas a los periodistas y organizaban entrevistas exclusivas.
Bromearon
sobre la muerte de políticos de la oposición, hicieron comentarios homófobos
sobre la sexualidad de personajes célebres, contaron chistes gordofóbicos sobre
sus propios votantes, hubo burlas transfóbicas, llamaron putas a mujeres de la
oposición y de sus propias filas, ridiculizaron a los mayores de su propio
partido, expresaron el deseo de asesinar a rivales políticos, descalificaron
las manifestaciones de protesta contra la violencia de género y socavaron la
reforma policial ordenada por el ministerio de Justicia de EE UU. Ridiculizaron
la campaña antiacoso que había encabezado la propia esposa del gobernador,
Beatriz Rosselló, dedicándose a acosarse entre ellos en el chat.
Los miembros del grupo también perpetuaron el estigma en torno a la salud
mental.
El gobernador
compartió una fotografía de un barrio pobre que supervisó desde su casa de
veraneo en Cayey con un hashtagque decía “así no podemos pedir la
categoría de Estado”[1] 1/. Se jactó de haber puesto fin a una
comisión creada para auditar la deuda del gobierno portorriqueño, trasladado
el Hamilton de Lin-Manuel Miranda de la Universidad de Puerto
Rico a otro teatro y privatizado la Compañía Eléctrica de Puerto Rico y los
servicios de transbordador de los municipios insulares de Vieques y Culebra.
Los mensajes revelan que los colaboradores del gobernador comentaron documentos
confidenciales con representantes de grupos de presión y lograron que el
Consejo de Control Fiscal, impuesto por el gobierno federal, modificara
documentos que eran lesivos para su gobierno entes de publicarlos.
Tal vez lo que
más ha enfurecido a la gente de Puerto Rico, que todavía está recuperándose de
los desastres provocados por el huracán María, ha sido el hecho de que los
miembros del chat se coordinaron para impedir que se
publicaran reportajes sobre las muertes que causó el huracán e incluso
bromearon sobre la utilización de los muertos para eliminar la disensión. El
día después de la filtración, un manifestante le dijo a un periodista: “Me
llamo Luis Alejandro Vázquez. Estoy aquí por mi padre. Lo hallaron muerto tres
semanas después del María. Cuando leí que necesitaban un cadáver para alimentar
a los buitres, ya no pude más.”
Puerto Rico
está en una encrucijada. La intensidad y magnitud de la protesta pública tiene
pocos precedentes. La dirección del Partido Nuevo Progresista 2/ constituye una barrera entre
la gente y su deseo de cambio. Entre las excusas que los seguidores de Ricardo
Rosselló han dado por él figuran las siguientes: todos cometemos errores, los
demás partidos políticos también son corruptos, el grupo de Telegram es
un grupo privado y el gobernador necesita tiempo y espacio para reflexionar.
Sin embargo, el apoyo a Rosselló está cayendo dentro de su propio partido,
algunos de cuyos miembros piden su dimisión, mientras que otros plantean que
debe renunciar a la reelección y abandonar la presidencia del partido, y otros
más le solicitan más tímidamente que reflexione.
Aparentemente
Rosselló ha logrado lo imposible: ha conseguido unir en contra de él a una
izquierda política asediada y a mucha gente apartidista. El resultado ha sido
impresionante: miles de personas han salido a la calle e invadido las redes
sociales para manifestar su indignación. Personalidades famosas como Lin-Manuel
Miranda, Bad Bunny, Ricky Martin y Ednita Nazario llegaron incluso a llamar a
manifestarse en la calle y exigir la dimisión del gobernador. Representantes
electos de ambos partidos en ambas cámaras federales, entre ellos el
congresista por Arizona Raúl Grijalva y el senador por Florida Rick Scott,
también han reclamado un cambio en la cúpula del Estado. En la base, gentes de
comunidades marginadas y acomodadas, y de distintas razas, géneros,
inclinaciones sexuales, regiones geográficas e ideologías, gritan “Ricky dimite
y llévate contigo el Consejo de Supervisión Fiscal”.
Los y las
manifestantes sitúan su objetivo mucho más allá de la dimisión de Ricardo
Rosselló. Son cada vez más conscientes de que los problemas que subyacen a esta
revuelta son sistémicos y de que las soluciones deberían estar a la altura del
reto. Exigen la adopción de medidas que acaben con la corrupción gubernamental,
el aumento de la transparencia y la autonomía de los medios de comunicación, la
inclusión de una perspectiva feminista en la enseñanza primaria y secundaria,
la declaración del estado de emergencia en respuesta a la crisis de violencia
contra las mujeres, la implementación de la reforma de la sanidad y de la ley
electoral, la convocatoria de nuevas elecciones, la suspensión de las
negociaciones en curso sobre la quiebra del Estado, la cancelación de la deuda
de Puerto Rico y la eliminación del Consejo de Supervisión Fiscal impuesto por
el gobierno federal.
Las redes de
solidaridad que se formaron tras el paso del huracán María prepararon el
terreno para las movilizaciones contra Rosselló. Los activistas de la ayuda
mutua sentaron las bases de la politización de sus redes. Lo hicieron viviendo
y actuando en las comunidades en las que contribuyeron a crear grupos de ayuda
mutua y construyendo un movimiento de resistencia de abajo arriba frente a las
causas sistémicas de su desgracia.
Grupos
como Colectiva Feminista en Construcción habían estado defendiendo en el seno de la
izquierda la necesidad de ir más allá y crear un movimiento de oposición.
Llamaron a la elaboración de un plan de acción para un futuro emancipador, que
solo se haría realidad mediante el impulso de movilizaciones populares a través
de la labor cultural, educación popular, autodefensa y acción directa. Estos
grupos se mencionan con desprecio en los mensajes del chat del
gobernador, porque habían responsabilizado al gobierno por su actitud
negligente en la crisis de violencia de género. Sin embargo, su lucha no se
limita a las cuestiones de género, sino que pretende impulsar una práctica
antisistema que apunte simultáneamente contra el neoliberalismo, el
colonialismo, el capitalismo, el patriarcado y el racismo.
Con la
revelación de los mensajes del gobernador y sus amigos, la población
portorriqueña ha sido testigo de cómo la clase dominante conspira para situar
en el poder a su gente y los intereses que defiende, manteniendo al resto de la
población a su servicio. Los movimientos y organizaciones que tantos
comentarios de desprecio reciben en los mensajes publicados son verdaderas
amenazas para este sistema. Debemos apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de
estos movimientos, que resisten los ataques, la precariedad y el desgaste en su
lucha.
Tras el paso
del huracán María, el hashtag #PuertoRicoSeLevanta se
generalizó. El gobierno de Rosselló hizo suya la expresión y la reprodujo con
tanta frecuencia que perdió todo significado. El público no podía observar
ninguna señal de que Puerto Rico se levantaba efectivamente tras el desastre
del temporal. Altos cargos del gobierno pregonaban continuamente sus esfuerzos
por la reconstrucción, ayudados por actividades de relaciones públicas que
costaban millones de dólares, mientras que en privado intercambiaban mensajes
para discutir cómo inclinar a su favor la narrativa en torno a la
reconstrucción. Después de meses de manipular las noticias locales, los
sondeos, los informes oficiales y las redes sociales, el velo que protegía la
imagen del gobierno de Rosselló se ha descorrido y, por fin, Puerto Rico se
levanta.
Traducción: viento sur
Notas:
1/ Puerto Rico es un Estado asociado de EE UU, pero existe un movimiento
que reclama la categoría de Estado de pleno derecho de la federación. [Ndt.]
2/ El PNP es el partido al que pertenece el gobernador y que defiende que
Puerto Rico devenga Estado de pleno derecho de EE UU. [Ndt.]