Huelga del
Metal en Bizkaia
Por Sergio
Ortega Txejo
El pasado día
21 de junio se desarrolló el quinto día de huelga del sector del metal de
Bizkaia en defensa del convenio provincial; una huelga convocada por todos los
sindicatos con presencia en el sector. Este último día de huelga tuvo un
seguimiento mayoritario dentro del sector y continuó la senda del éxito que
habían marcado los días de huelga previos.
Sin embargo,
antes de entrar analizar las claves de la huelga y el posible futuro de la
movilización, es pertinente dar un pequeño repaso a lo acontecido en el sector
en las dos últimas décadas.
Mirando hacia atrás
Aunque este
periodo temporal –dos décadas- pueda parece excesivo, es necesario ir tan lejos
ya que el actual convenio sectorial de eficacia general tiene un ámbito
temporal del 2001 al 2003. Desde esa fecha, no se ha renovado este convenio que
afecta a más de 50.000 personas.
Muchas cosas
han pasado desde aquella firma. En estos casi 20 años tanto el PSOE como el PP
han legislado 2 nuevas reformas laborales que han desnivelado la balanza de la
negociación colectiva favoreciendo de manera desproporcionada los intereses de
la patronal; CCOO y UGT (sindicatos que sólo poseen el 35% de representación en
el sector) firmaron un convenio extra- estatutario con una vigencia temporal
del 2008 al 2011; y durante este período, también han existido intentos de
movilización por parte de algunos sindicatos que no tuvieron los resultados
deseados.
Este rápido
repaso de lo acontecido, nos deja una realidad laboral desoladora. Nos
encontramos que en el sector trabajan 50.000 personas, pero con unas
condiciones laborales totalmente atomizadas: por un lado, existen colectivos a
los que se aplica el convenio de aplicación general del 2003, lo que conlleva
tener congeladas las condiciones laborales durante más de 15 años; por otro
lado, existen otros colectivos que se encuenran al amparo del convenio firmado
en minoría por CCOO y UGT el año 2008; y, por último, están todos aquellos
trabajadores y trabajadoras que por la correlación de fuerzas existente en sus
empresas han ido generando ámbitos de negociación de empresa y que, por tanto,
han visto como sus condiciones laborales actuales se han ido actualizando y
mejorando en los últimos años. Una situación de división entre la clase
trabajadora que a la única que realmente beneficiaba es a la patronal.
Esta situación
ha provocado una enorme desigualdad en el sector siderometalúrgico de Bizkaia y
ha permitido que dentro de un mismo enclave productivo estén trabajando hombro
con hombro personas con muy distintas condiciones laborales, con cada vez más
actividades externalizadas y subcontratadas de las empresas matrices al rebufo
de un convenio sectorial totalmente desvirtuado. Estos últimos años han
provocado que el convenio provincial del metal de Bizkaia haya pasado de ser una
referencia a nivel estatal a que todo el mundo que pueda huya de su cobertura.
Pero más allá,
de la situación particular del sector, también hay que tener en consideración
el contexto de la negociación colectiva en la Comunidad Autónoma del País Vasco
(CAPV). Si analizamos los datos que anualmente presenta el Consejo de
Relaciones Laborales (CRL) vemos que en la última década se da un estancamiento
de la negociación colectiva y que todos los años el curso acaba con cifras
cercanas al 70% de las personas asalariadas sin su convenio actualizado.
Ante esta
pésima realidad, en el curso que está a punto de cerrar se reactivo la mesa de
negociación del metal, poniendo al descubierto las consecuencias de las
reformas laborales y de la división sindical: una patronal crecida, enrocada en
sus posiciones y con una nula voluntad real de negociación. De ese modo, quedó
patente que no se iba a conseguir un convenio digno exclusivamente a través de
las negociaciones en la mesa.
Una huelga exitosa
Era hora de
dar un paso adelante y sacar el conflicto de la mesa de negociación a la calle.
Sin embargo, tras años con un discurso predominante de abordar la negociación
empresa a empresa y con una división sindical estructural el reto era
mayúsculo.
Es justo
resaltar el paso dado, ya que no es fácil llevar adelante una lucha sectorial
de este calado. Los convenios sectoriales fijan el suelo de todo el sector, con
independencia del tamaño y la correlación de fuerzas existentes en cada una
empresa, y son los que dan cobertura convencional a los colectivos más
desprotegidos de cada sector, pero al mismo tiempo son los convenios en torno a
los que, por la diversidad de las condiciones de las personas que amparan,
cuesta mucho organizar luchas.
Para ello, los
sindicatos con presencia en la mesa de negociación (ELA, CCOO, LAB y UGT)
llegaron a un acuerdo de mínimos, tanto en contenidos (presentando una
plataforma sindical unitaria) como en estrategia (convocando 5 días de huelga
en el sector). Y fueron más allá: extendieron y abrieron la convocatoria a
todos los sindicatos con presencia en el sector, con independencia del
porcentaje que representaran. Este hecho dio pié a un llamamiento histórico a
la huelga por parte de la totalidad de las siglas sindicales: ELA, CCOO, LAB,
UGT, ESK, CGT, USO y CNT.
Esta unidad
sindical ha supuesto la construcción de unos cimientos fuertes y sólidos para
luego poder ir a los centros de trabajo con un mensaje contundente para que
todos los trabajadores y trabajadoras se sumen a las convocatorias de huelga,
con independencia de cuál es su realidad convencional, y haciendo ver que la
firma de un convenio sectorial con unos avances importantes resultará positivo
para todas las personas que trabajan en el sector.
Otro aspecto
importante para que la convocatoria esté resultando exitosa es la plataforma
acordada entre los sindicatos presente en la mesa de negociadora. En esa
plataforma unitaria, además de las reivindicaciones más típicas del movimiento
sindical como son las salariales (para todos los colectivos del sector) y las
de reducción de jornada laboral, se incorporan otras de aspecto social que
incorporan a los colectivos más desfavorecidos del sector:
1) Límites a
la subcontratación;
2)
Incorporación del derecho de subrogación (en un sector donde la subcontración
es cada vez mayor);
3) Medidas en
salud laboral (las tasa de siniestralidad en el sector ha ido aumentando año
tras año);
4) Medidas que
permitan la feminización del sector y que eliminen cualquier discriminación por
causa de género.
Estos dos aspectos,
junto con los altos grados de precarización señalados al principio, han
permitido que el seguimiento, tanto de la movilización como de la huelga, haya
ido aumentando de una jornada a otra en los 5 días de huelga. Aumento que se ha
trasladado a la tensión presente en las movilizaciones y que han provocado que
la sensación que impera en estos momentos en el sector sea la de que esta lucha
no puede parar hasta conseguir un convenio firme.
Al mismo
tiempo, la patronal (FVEM) ha ido dando mensajes contradictorios. Mientras que
en las reuniones de la mesa negociadora y en la prensa ninguneaba los efectos
de la huelga, en las reuniones con los comités de empresa en distintos centros
de trabajo les están poniendo encima de la mesa distintas alternativas para recuperar
la producción de los días de huelga por riesgo en el suministro. Nos estamos
encontrando con una patronal que está sorprendida por la respuesta de las
plantillas y que no se esperaba un planteamiento de lucha unitario y global. Un
planteamiento de lucha al que sólo ha sabido responder con una petición de
mayor presencia policial para amedrentar a las personas huelguistas.
Tras 5 días de
huelgas exitosas las fechas estivales nos han obligado a hacer un parón. En
manos de los sindicatos está en continuar en la misma senda a la vuelta de las
vacaciones. Es importante preservar el patrimonio conjunto de lucha y
solidaridad que se ha creado en estas jornadas de lucha.
Es importante
que el parón veraniego nos sirva para renovar las fuerzas necesarias y volver a
la lucha acordando entre todos y todas estrategias de lucha unitarias. Sólo así
conseguiremos que sea exitosa.
2
Sergio Ortega, Txejo , militante de ESK