William Hernández M.
Llegar a casa luego de haber
cumplido con la labor diaria es satisfactorio. La adrenalina ha llegado a sus
límites tolerables, sin embargo pasan por mi mente momentos únicos e
irrepetibles solo por esa sensación de haber cumplido con el deber, como dice
mi tío Mendoza.
A esta forma de conciencia me
remito mientras paso por el porche de la casa, acaricio el lomo de Ulises
nuestro Rottweiler, conecto la alarma contra los peligrosos malandros que
rodean la ciudad, y a los cuales se les entregó vivienda a unas cuadras de mi
apacible urbanización. Esa forma de conciencia de tener la razón, pero además
todos los medios informativos a nivel mundial, con la excepción de esos
pasquines inventados por los monos izquierdistas que ocuparon los gobiernos
durante dos décadas y que cada día quedan menos, como esa cuasi televisora,
destinada a la propaganda, llamada venezolana de televisión o ese reducto de
cubanos y chavistas que ya fue expulsada de la Argentina macrista y gloriosa.
Ese olor a gasolina de 91
octanos, utilizada para quemar la DEM, carros viejos usados de taxis, unidades de
transporte público rojas rojitas, o preescolares de hijos de enchufados, es
indescriptible. Mami sale a recibirme desde el espacio de la piscina, con un
orgullo que jamás había sentido en nuestra relación. Es una acción que nos une,
por la libertad, por la paz, por la restitución de garantías económicas y
sociales para nuestras familias, quienes se han visto arrinconadas todo este
tiempo por indios, campesinos y negros.
Las fotos y videos para las redes
han quedado bajo un enfoque casi perfecto tomando en cuenta todo el movimiento
en la lucha de calle por la libertad y la verdad. El sol cayendo por el oeste
es perfecto para el ángulo tomado con la alta resolución de la cámara del
Iphone que papá me envío desde el norte, ya que con el sol por el oeste al
final de la tarde se ve muy bien el Ávila en la parte de atrás.
La máscara antigás comprada por Amazon, ha resultado
muy cómoda, sus ligas se sujetan muy bien y no dejan pasar los gases
desagradables a la mucosa, con esos filtros tan especiales. Me queda al final
de la tarde, a pesar del cansancio, esperar a mis alumnos, quienes hoy seguro harán
a mi lado 100 saludos al sol y la meditación por la paz interior que nos motiva
a la lucha. Ha valido la pena tanto esfuerzo.
Namasté.