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Un sistema que roba nuestro futuro


Por Ian Angus

Un importante informe sobre la salud humana en el Antropoceno, publicado en la revista médica británica The Lancet, comienza señalando una aparente paradoja, a saber, que la salud humana en el mundo está mejorando a pesar de que la destrucción del medio ambiente la ataca, mina sus condiciones. La explicación, dicen los autores, es “simple y sobria”.

“Hemos hipotecado la salud de las generaciones futuras para obtener beneficios económicos y de desarrollo en el presente. La civilización humana ha florecido explotando de manera no sostenible los recursos de la naturaleza, pero hoy es probable que sufra considerables efectos en la salud por la degradación en el futuro de los sistemas de soporte vital propios de la naturaleza" 1/.

Este es un punto de vista de suma importancia. Si no se realizan cambios radicales rápidamente, los progresos (ganancias) de la situación humana obtenidos en el siglo XX se convertirán en costos terribles en el siglo XXI.

“Los efectos del los cambios ambientales en la salud, incluido el cambio climático, la acidificación de los océanos, la degradación de los suelos, la escasez de agua, la sobreexplotación de la pesca y la pérdida de biodiversidad, plantean serios desafíos a los progresos sanitarios mundiales de las últimas décadas y es probable que se vuelvan cada vez más dominantes en la segunda mitad de este siglo y más allá" 2/.

En ninguna parte es más evidente la contradicción entre las ganancias pasadas y el declive actual que en la agricultura contemporánea. La segunda mitad del siglo XX ha visto un aumento extraordinario de la producción (productividad) agrícola. Se producen más cereales, legumbres y carne que nunca. Aunque la población mundial se haya duplicado y casi reduplicado en los últimos 100 años, todavía hay más alimentos de los necesarios para garantizar una nutrición completa para todo el mundo.

Pero este es solo un aspecto de la historia. Robert Biel explica bien el otro aspecto, en Sustainable Food Systems :

“Aunque es cierto que actualmente hay suficientes alimentos (siempre que dejemos de desperdiciarlos y los distribuyamos equitativamente), el sistema que actualmente produce estos alimentos no es ecológicamente sostenible en el futuro. En el fondo, no se trata solo de que este sistema falle, sino de que, son sus éxitos los que están minando nuestro futuro" 3/.

Karl Marx, a raíz de los trabajos del químico y agrónomo Justus von Liebig [1803-1873], caracterizó la agricultura capitalista como un sistema de robo cualificado, porque mantiene la producción actual a la vez que socava los procesos metabólicos necesarios para la producción futura.

En palabras de Marx: “Y todo progreso de la agricultura capitalista no es sólo un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad 4/.

La agricultura capitalista roba el futuro y nuestros hijos e hiijas sufrirán las consecuencias. Como ya he escrito, debe ser reemplazado por una sociedad de “buenos antepasados”, una sociedad que trabaje constantemente por un futuro mejor. Un sistema que piense y actúe para proteger los intereses de nuestros nietos y de sus nietos.

Esta es la sociedad que el ecosocialismo pretende construir.

Artículo publicado originalmente en la web Climate & Capitalism.

Notas

1/ “Safeguarding Human Health in the Anthropocene Epoch, “The Lancet 386, no. 10007 (16 de julio de 2015). Irónicamente, el estudio fue financiado por la Fundación Rockefeller, una institución cuya riqueza proviene de la industria que ha hecho más que ninguna otra para destruir nuestro futuro.
2/ Ibíd.
3/ Robert Biel, Sustainability Food Systems: The Role of the City (Londres: UCL Press, 2016), p. 6.
4/ Karl Marx, Capital, Tomo 1-Vol 2 (Madrid: Siglo XXI editores, 2009 [1867]), p. 612.