Por Jesús
A. Rondón
Río Guaire Adornado |
Para
quienes vivimos del trabajo, estas serán unas navidades austeras, sin negar que
cada día aumenta el número de familias con más carencias, que son más pobres y
que entraron en aquella categoría denominada: pobreza extrema.
Los que
trabajamos en lo público recibimos aguinaldos y los que por otra parte laboran
al servicio del privado, ya han recibido parte de sus utilidades,
indistintamente de la denominación, lo que hemos percibido lo hemos invertido
en alimentos para el consumo diario. Después de un tiempo de suspenso, llegó el
medio petro que prometió el presidente Maduro. Este dinero en su conjunto se
convirtió en un alivio para las angustias, provocadas por unas quincenas
lejanas del costo de la canasta alimentaria. Esto somos la mayoría.
La
minoría, entre los cuales encontraremos a los especuladores; seguro tendrán
pernil, pan de jamón y las otras cosas que durante años estuvieron sobre
nuestras mesas sin mucho problema. Fue un buen año para ellos, pues con mucho
menos trabajo e inversión, las ganancias superaron los grises pronósticos que
exhibían a principios de años. En la minoría encontraremos también, a quienes
en la esfera de lo político han encontrado la forma de amasar fortunas, del
tamaño de su ambición; gracias las coimas y otros modos de corromperse.
Recuerdo
ahora mi niñez, en un pueblito en los Andes, donde por estas fechas esperábamos
ilusionados que llegara la bolsa con ropa usada, que nos enviaban nuestras
familias de las capitales, de la cual escogeríamos lo que estrenábamos para la
noche buena y el año nuevo. Lo recuerdo, porque eran navidades austeras, como
las de hoy; en circunstancias diferentes. Hoy somos muchos los que remendaremos
trajes y mandaremos a reparar zapatos. También somos muchos los que
compartiremos, lo poco que tenemos con nuestros prójimos, próximos y lejanos.
Compartir
no es suficiente, también es necesario participar en todos los niveles en la
deliberación del país que necesitamos y actuar en consecuencia, de tal manera
que una de las cosas que podamos tener en el futuro sea además de patria,
prosperidad para todos.
En esta
época de celebrar la navidad, más allá de las creencias que cada quien tenga,
siempre se encuentra uno en ambientes donde se proponen deseos. Nuevamente
propondré salud, pues no hay mejor manera de vivir; energías, para levantarse
cada día con ganas independientemente de las circunstancias; y alegrías, a
pesar de todas las adversidades. Este año agregaré justicia, porque no podemos
avanzar en ningún proyecto de país, sin hacernos responsables de lo que
hacemos.