Por Miguel Salas*
De pronto los acontecimientos se
aceleran. No han sido coordinados, pero suceden como si alguien los hubiera
planificado. No se trata de una novela de acción ni de una película de
suspense, sino del relato de la lucha social y obrera en los últimos días de
noviembre.
La plantilla de Amazon de San
Fernando de Henares (Madrid) celebró el Black Friday convocando una huelga para
defender su convenio y exigir mejoras salariales. Tienen convocados 4 días más
de huelga durante el mes de diciembre. El domingo 25, hubo importantes
manifestaciones del Día internacional de lucha contra las violencias de género.
Miles de mujeres, y también hombres, salieron a la calle para exigir medidas
más enérgicas para combatir la violencia contra las mujeres y avanzar en la lucha
contra el patriarcado. La huelga del pasado marzo representó un punto sin
retorno. Según el Ministerio de Trabajo, 2.541.978 personas secundaron la
huelga y fueron 721.954 las jornadas no trabajadas, cada nueva movilización
sitúa al movimiento feminista como una de las avanzadillas en la lucha social.
Durante la semana, Cataluña vivió
una oleada de protestas y huelgas. Médicos de atención primaria,
universitarios, investigadores, asistentes sociales, profesores y bomberos
encabezaron las movilizaciones que han descolocado al gobierno de la
Generalitat. El jueves 29, una gran manifestación recorrió el centro de
Barcelona y se presentó ante las puertas del Parlament, intentando entrar para
presentar sus reivindicaciones. En vez de recibirles se les envío a los mossos para
reprimirles. “Sigueu conscients que ens hem fet valents” (Sed conscientes que
nos hemos hecho valientes) se gritó.
Estas son algunas de sus
reivindicaciones. Médicos de familia: limitar las visitas
diarias a un número de 28 pacientes; garantizar un mínimo de 12 minutos por
visita; contratar médicos perdidos durante la crisis; recuperar el poder
adquisitivo perdido, alrededor de un 30 % desde el 2010; destinar como mínimo
el 25% del presupuesto de salud a la atención primaria, que ahora es del 16%.
[El viernes 30 llegaron a un acuerdo en el que se reconocían algunas de sus
peticiones de la sanidad pública; sigue movilizada la concertada] Estudiantes: rebajar
el 30 % en las tasas universitarias que aprobó el Parlament en 2016 y no se ha
aplicado; dedicar el 6% del PIB catalán en educación; equiparar el precio entre
máster y grado. Profesores: recuperar horario lectivo anterior
a los recortes: 23 horas en primaria y 18 en secundaria; reducción de las
ratios de alumnos por aula; consolidar el personal interino; inversión pública
en guarderías; recuperación del poder adquisitivo y recuperar pagas extras que
se adeudan. Bomberos: aumento de la plantilla; compra de más
material y renovarlo (vestuario, herramientas para trabajar y camiones que
tienen entre 30 y 13 años) Asistentes y educadores sociales: más
presupuesto para servicios sociales; más plantilla para atender el aumento de
personas en situación vulnerable; más seguridad y protección de los
trabajadores sociales ante agresiones, insultos y amenazas de personas en
situación desesperada.
Reivindican recuperar derechos y
salarios perdidos por la crisis y exigen inversiones para mejorar la sanidad,
la educación y la asistencia pública, recortada y vapuleada por las políticas
neoliberales y los sucesivos gobiernos, tanto del PSOE y el PP en Madrid, como
el de Convergencia en Cataluña. A algunos les ha faltado tiempo para intentar
enfrentar estas movilizaciones al proceso de autodeterminación, de exigencia de
una república catalana. Son los mismos medios de comunicación o comentaristas
que el 3 de octubre del 2017 presentaron como energúmenos a los que se
movilizaron contra la represión policial el 1 de octubre. Todos los sectores
movilizados tienen el deber y el derecho de luchar para mejorar su situación y
la de la sociedad y, más aún, sin su participación el movimiento republicano
sería inimaginable. Lo que es inaguantable es que el gobierno Torra sea incapaz
de responder positivamente a las reivindicaciones. La república que se
reivindica tiene que ser un cambio en lo social y en lo democrático, no una
repetición de viejas políticas.
Las huelgas y movilizaciones
también han sido importantes en el Euskadi. Paros en el transporte
de Bizkaibus; en las Residencias de Guipúzcoa; en los centros de enseñanza concertada,
215 centros, 9.000 trabajadores y 120.000 alumnos, con un convenio pendiente de
renovar desde hace 10 años; en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de
Vizcaya, 1.500 trabajadoras, con un convenio pendiente de renovar desde 2015.
Todos estos sectores tienen convocadas jornadas de huelga para diciembre, como
también la limpieza de Vitoria, huelga indefinida desde el día 2; el 12, huelga
en Oficinas y Despachos de Vizcaya. Se calcula que en las últimas semanas ha
crecido en un 30% la conflictividad laboral.
En Galicia, hubo
paros esta semana en la Televisión gallega y hay huelga convocada para el día
19. También protestaron los médicos del Sergas, con razones muy parecidas a las
de Cataluña, cargas asistenciales insostenibles, contratos basura, recortes
salariales y retribuciones de jornada complementaria vigentes desde 1997. Y
siguen las protestas de la plantilla de Alcoa contra un ERE que cierra la
factoría de A Coruña. En Andalucía, en plena campaña electoral, los
médicos de la sanidad pública realizaron paros el día 27. El día 30,
protestaron los residentes del Hospital 12 de Octubre de Madrid. El
mismo día, 60.000 trabajadores y trabajadoras de Correos de toda España
siguieron masivamente la huelga para exigir la recuperación de un 9% del salario
perdido en los últimos años y la contratación de 15.000 personas para poder dar
el servicio adecuado y rebajar la presión laboral. Para finalizar la semana, el
sábado, 1 de diciembre, las Marchas de la Dignidad salieron a la calle bajo el
lema “Sin derecho no hay justicia”.
¡Menuda semanita! Y seguro que no
hemos recogido todas las huelgas y conflictos. Las semanas próximas tienen
parecida perspectiva. Además de los sectores que ya están movilizados, la
Administración Pública catalana irá a la huelga el 12 de diciembre para exigir
la recuperación de las pagas no abonadas de 2013 y 2014. El día 15, la Marea
pensionista se manifestará por toda España en defensa de las pensiones públicas
y para la mejora de las más bajas. Correos tiene convocados nuevos paros,
Amazon también y otros que iremos conociendo. Se están negociando numerosos
convenios y las patronales se resisten a acordar lo que firmaron con los
sindicatos: un salario anual mínimo de 14.000 euros.
Cierto que esta semana se han
concentrado numerosos conflictos, pero la tendencia del movimiento huelguístico
ya era ascendente.
|
Número de huelgas
|
Participantes
|
Jornadas no trabajadas
|
2016
|
641
|
183.120
|
388.912
|
2017
|
730
|
482.878
|
851.444
|
Fuente. Ministerio de Trabajo
La tendencia decreciente desde
2009 tuvo su nivel más bajo en 2015, con solo 615 huelgas. Entre 2016 y 2017,
el aumento de participantes y jornadas no trabajadas supera el 200%. De enero a
agosto del 2018, el último balance publicado, se habían producido 454 huelgas,
con la participación de 195.607 personas y 420.732 jornadas no trabajadas, sin
contar la participación en la huelga feminista del 8 de marzo, cuyos datos se
han mencionado anteriormente. Hay que señalar que la mayoría de los conflictos
tienen un carácter ofensivo, de recuperación salarial y de mejoras colectivas,
y no simplemente defensivas, frente a un ERE o despidos.
El malestar tiene raíces
profundas y está muy extendido. Los salarios siguen sin recuperarse. El último
informe de la OCDE advirtió del estancamiento salarial “inaudito”, a pesar de
una cierta recuperación económica y del empleo, básicamente precario y mal
pagado. El acuerdo entre patronal y sindicatosno
logra sus objetivos y buena parte de los aumentos salariales se los come la
inflación. Un informe de CCOO expresa la
sobreexplotación en torno a las horas extra no pagadas. “En España -se lee- se
realiza un abultado número de horas extra que no se pagan, ni con dinero ni con
tiempo de descanso: 3 millones de horas a la semana en el segundo trimestre de
2018, el 44% de todas las horas extra trabajadas. Esta situación de explotación
afecta a 410.000 trabajadores/as de media”. El perfil de las horas extra no
pagadas no corresponde a trabajos precarios sino a empleos fijos de
determinados sectores que prolongan la jornada laboral sin cobrar y sin cotizar
a la Seguridad Social. Un doble robo de los empresarios. Los servicios
públicos, como se ha podido ver en los conflictos de esta semana, funcionan mal
y tienen enormes déficits, lo que representa una nueva carga sobre la población
trabajadora. El aumento de los alquileres y precios de la vivienda, de los
servicios básicos, luz, agua y gas, hace la vida difícilmente soportable para
amplias capas de la sociedad, en particular la juventud. De los Presupuestos
para 2019 nadie augura su futuro. Bruselas ha puesto bastantes pegas y el
gobierno Sánchez parece más interesado solo en prorrogar la legislatura que
aprobar las medidas que anunció. Porque el problema que sigue sin resolverse es
el de romper con la austeridad impuesta por las políticas neoliberales, y llega
un momento en el que el malestar estalla, como se ve en las protestas de los
chalecos amarillos en Francia.
Para que el optimismo de la
semana fuera completo, solo faltaba conocer el triunfo de la plantilla de Coca
Cola de Fuenlabrada, que desde 2014 han mantenido una tenaz lucha para
defender sus puestos de trabajo. Tras de cinco años de lucha y de solidaridad
han conseguido un acuerdo que recoge buena parte de sus reivindicaciones: en un
plazo de dos años la multinacional abrirá un centro en Madrid o a 70 kilómetros
a la redonda para mantener el empleo; si la empresa incumpliera el compromiso
se ha acordado un plan social de garantía individual para toda la plantilla;
durante ese tiempo se abonarán los salarios y habrá prejubilaciones o
indemnizaciones, según la edad del trabajador o trabajadora. En el comunicado
del comité de empresa informando del acuerdo, se reconoce como un triunfo de la
solidaridad de toda la clase trabajadora, que “debe servir de esperanza e
ilusión” para no someterse y luchar ante injusticias y adversidades. La
victoria sindical también debe ser “un escarmiento”, explican, para las
empresas “que no respetan los derechos de sus trabajadores”.
El 14 de diciembre se cumplirán
30 años de la huelga general del 14 D de 1988, la de mayor participación y
repercusión social de todas las que se han hecho tras el franquismo. Una buena
manera de recordarla es la recuperación del movimiento huelguístico como medio
para revertir los recortes impuestos por las políticas neoliberales y recuperar
derechos y condiciones de trabajo.
*Miguel Salas: Sindicalista y miembro del consejo editorial de Sin Permiso
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/una-semana-de-huelgas-y-manifestaciones