En Europa, la automatización ha provocado la
desaparición de 400.000 trabajos entre 2000 y 2016. La destrucción de puestos
se multiplicará por cuatro en la próxima década
Por CTXT
La
robotización y automatización del trabajo hace tiempo que abandonó el
territorio de la ficción para colarse en los sistemas productivos de medio
mundo. Su presencia empapa parte de los debates laborales de más
actualidad, alimentando tesis y propuestas de políticas públicas cada vez
más extendidas, como las de la Renta Básica. Algo que no parece exagerado
cuando se comprueba que la automatización ya está afectando a grandes sectores
industriales y provocando importantes riesgos de precarización e exclusión
laboral. Así lo advierte un informe publicado recientemente por Oxford Economics, desglosado a su vez por el sindicato UGT para el contexto industrial de nuestro país.
Según el documento, el sector manufacturero ya pierde 1,6 empleos por cada
robot que la industria incorpora a sus cadenas de producción.
Las cifras del estudio señalan que, solo en Europa,
la automarización en este ámbito ha provocado la destrucción neta de 400.000
puestos de trabajo en apenas tres lustros, los comprendidos entre 2000 y 2016.
Una situación que, además, se va a agravar de forma importante durante la
próxima década.
Para 2030, apunta la investigación, el continente
habrá multiplicado por cuatro, hasta los dos millones, la perdida de empleos en
el ámbito de la manufactura a causa de la introducción de tecnología
robótica.
Además de Europa, la estimaciones de Oxford Economics
cifran la pérdida de empleos industriales en 550.000 para China, en 340.000
para Corea del Sur y en 260.000 para Estados Unidos. A nivel global, la
organización calcula que en apenas una década se habrán perdido cerca de 20
millones de empleos en todo el mundo a causa de los procesos de
automatización.
UGT, por su parte, hace referencia a la importante
reducción de trabajadores que ha sufrido el sector industria en nuestro país
durante los últimos años, incluidos los de la crisis. Entre 2002 y 2016, la
fuerza laboral en este ámbito ha pasado de tener más de 3,11 millones de
trabajadores a apenas superar los 2,5 millones, por lo que también se puede
intuir una importante influencia de los procesos de automatización dentro de
nuestras fronteras.
La
investigación de Oxford Economics apunta precisamente a los países con un
mercado laboral más precario e inestable como los más vulnerables ante las
consecuencias de la automatización en los sectores industriales.
En España los desajustes y la polarización del
mercado de trabajo desde el estallido de la crisis y durante los años de
recuperación han terminado por configurar un sistema productivo especialmente
sensible a la robotización. Entre otras razones, esto se debe a que desde el
año 2013 un alto porcentaje de la creación de empleo se ha concentrado bien en
puestos muy cualificados, bien en aquellos con tareas repetitivas y rutinarias.
Y son estos últimos los que cuentan con más riesgo de
desaparición ante el cambio tecnológico, Un extremo que, según otras
investigaciones, en España solo se ve frenado por el predominio de ocupaciones
en hostelería, muy repetitivas pero difícilmente estandarizables. Pese a todo
ello, el riesgo de computerización en el país ya roza el 0,50%. Esto significa que, en apenas unos años,
cerca de la mitad de los trabajos realizados por humanos podrán ser realizados
por sistemas robotizados.
Las diferencias entre los perfiles de trabajadores
que se están viendo más afectados, eso sí, son notables: cerca de un tercio de
las tareas desempeñadas por población con educación universitaria están en
riesgo ante la robotización, pero llega hasta el 70% entre los que tienen
educación primaria. La ecuación se repite por nivel de ingresos –a mayor
salario, mayor protección ante la sustitución– y por situación laboral, con las
personas paradas o estudiando sometidas a un mayor nivel de vulnerabilidad que
las empleadas.