Por Matías Bosch
Me extraña, señora Bachelet, que
hablara usted de criminalización de la protesta en Venezuela.
Me ha dejado casi convencido de
que aluciné cuando recordaba que siendo usted Presidenta, Carabineros de Chile
frente a La Moneda y en toda la Alameda hasta Santa Lucía, bombardeó con gases,
agua y detenciones una manifestación de trabajadores en la que yo participaba.
Lanzaban chorros de gases en la cara de maestros y maestras que sólo sostenían
pancartas.
Teníamos que correr y escondernos
en el laberinto de las calles París y Londres para no ser detenidos. Y como
esa, se pueden contar decenas de veces.
Logré recordar también las
marchas de los “pingüinos” defendiéndose de la arremetida policial. Estudiantes
de secundaria tratados como “vándalos”, incluso detenidos por estar protestando
en nombre del básico derecho humano y social (eso que usted hoy defiende
sobre Venezuela) a una educación pública de calidad e igualitaria. En los
albores de su mandato en 2006, usted aún no izaba la bandera de la gratuidad
educativa que fue peleada en las calles a pesar suyo y de sus ministros de
Educación e Interior.
Me di cuenta que no alucino
cuando leí sus párrafos sobre la “etnia” (se dice pueblo) warao en Venezuela,
pues recordé a Matías Catrileo Quezada, mapuche baleado por la policía bajo su
mandato; recordé a Johnny Cariqueo Yañez, muerto tras una brutal golpiza
policíaca; y a Jaime Facundo Mendoza Collío, otro mapuche, asesinado por la
espalda por un policía, todos durante su presidencia. En el gobierno de Ricardo
Lagos, en el que usted sirvió como ministra de Salud y de Defensa, los mapuche
asesinados fueron siete ¿Ha asumido usted cuotas de responsabilidad por ello
alguna vez o promovido que se establezcan cargos ante el Estado de Chile? ¿De
verdad quiere hablar de criminalización de la protesta, con el fardo de la Ley
de Seguridad Interior del Estado para acusar de terrorismo a diestra y
siniestra?
Por demás, resulta a lo sumo
curioso que su informe sobre Venezuela recoja como “conclusiones” y “hallazgos”
lo que son frases textuales que se pueden encontrar en twitts y retwitts suyos
y su equipo de HACE CASI UN MES ATRÁS (24 de febrero 2019) ¿Capacidad
sobrenatural de premonición que la ciencia no conoce?
Señora Bachelet: es impresionante
que una persona del rango y prestigio internacional que Usted ostenta, asevere
que las primeras sanciones se impusieron a Venezuela en 2017, cuando iniciaron
mucho antes, por órdenes de Obama. También lo es que base sus afirmaciones en
cosas como “según encuestas”, “presuntamente”, “me preocupa”, “me inquieta”,
“se conoce”; todo un documento lleno de aseveraciones sin ofrecer una sola
fuente, pero a la vez diciendo que un equipo “de su oficina” está en Venezuela
(para el cual vuelve a pedir garantías, dejando insinuado que no las tiene)
¿Qué hace ese equipo, que seguro cobra muy bien, y apenas puede llegar a
mandarle una lista de conjeturas, sin aportar una sola información
corroborable? ¿Cómo no se hace cargo -ni siquiera por elegancia- de las
sospechas de un sabotaje al sistema eléctrico vinculado al apagón general de
días pasados?
Sobre la crisis del sistema de
salud -y mire que usted es médica y fue ministra de Salud- eso ya lo han dicho
otros organismos, incluyendo el serio cuadro materno-infantil y de enfermedades
infecto-contagiosas. Y sin embargo siendo organizaciones más pequeñas y
limitadas, y sin la RESPONSABILIDAD GLOBAL DE USTED Y DE LA ONU, han hecho
INFORMES MUCHO MÁS SERIOS y sin la ambigüedad política de este “informe”.
Usted, señora Bachelet, se anima
a decir que Venezuela es hoy “inquietante factor de desestabilización
regional”, faltando poco para dejar dicho que representa una causal de
intervención humanitaria. Usted afirma y valida lo que su correlegionario de
ideas, Rodríguez Zapatero, desmiente en todos lados, y su supuesto adversario,
Piñera, proclama a los cuatro vientos. ¿Acaso quedó ya lejos la Michelle
Bachelet que se interpuso al golpe en Bolivia y que acogió con honores en La
Moneda al derrocado Manuel Zelaya?
Lamentable es que usted, señora
Bachelet, mujer, latinoamericana e hija de un general digno asesinado por el
golpe cívico-militar de Pinochet, la derecha chilena, el Gobierno de Nixon y la
CIA, se maneje de tal forma en este escenario de un país amenazado con una
invasión de EEUU y otros países vecinos, gobernados hoy por aventureros y
piratas como Bolsonaro y Duque, que podrían llevarnos sin temor a una
conflagración regional, como se perpetró contra República Dominicana en 1965 y
se intentó hacer de la mano de Uribe entre 2007 y 2008.
Que quede claro: nada de esto
busca ser argumento “ad hominem” o “ad feminem” para desviar la atención hacia
usted y relativizar la gravedad de la situación, sea en el país que sea.
Cualquier violación de Derechos
Humanos de cualquier Estado debe ser condenada. El sufrimiento y las
injusticias contra todo pueblo deben indignarnos; así nos enseñaron Allende y
el Che.
Solo que uno debe reclamar que
los informes y hallazgos de este calibre cumplan un mínimo de seriedad,
ecuanimidad y honestidad metodológica y ética, para no ser armas destructivas
diafrazadas de legalidad. Más cuando está en juego todo lo que Trump y compañía
planean, y los derechos de millones de personas por las que usted debe
abogar. Ahí está Haití esperando que alguien se digne a asumir la
responsabilidad de la ONU en el crimen en masa de la epidemia del cólera.
¿Quién mejor que usted para hacerlo, con su participación directa en la
presencia de los Cascos Azules en ese país?
Dos cosas si quiero reconocerle:
Que prometió un informe de verdad en junio, y eso esperaremos en lugar del
cuasi panfleto de ayer. Y que, aunque su informe trató la grave situación de
otros países, incluyendo Colombia, toda la orquesta mass-media solo habla de
uno solo: Venezuela.
Eso claramente no es culpa suya,
señora Bachelet, pero alguien de su experiencia y currículum debió haber tomado
en cuenta en qué canasta caen los huevos que iba a lanzar. En una posición como
la suya, uno sí está obligado a saber siempre para quién trabaja.