Un
colaborador de la revista Forbes, Kalev Leetaru, afirmó que
"es muy realista" pensar que el gobierno de los Estados Unidos
efectivamente lanzó un ataque cibernético contra el complejo hidroeléctrico
Guri, lo que ocasionó el apagón.
"La idea de que un Estado
extranjero manipule la red eléctrica para forzar un gobierno de transición
es muy real", dice el columnista de inteligencia artificial y big data.
Él mismo afirma haber sido el
propulsor de la idea, en 2015, de que cada vez los gobiernos incrementarían sus
operaciones de ciberguerra, tanto por su cuenta, como fuera arrastrados por las
circunstancias de las actuales guerras híbridas, para intentar derrocar otros
gobiernos.
"Interrumpir los
suministros de energía y agua, perturbar los patrones de tráfico, desacelerar o
interferir el acceso a Internet", causando la caotización de las
cotidianidades y hasta de centrales nucleares (si ha de ser el caso), dice
Leetaru, "son todos tópicos cada vez más discutidos en la comunidades de
seguridad nacional (estadounidense) como tácticas legítimas y legales para
socavar a un Estado foráneo".
Por ello, según la
publicación, "es muy realista" que la mano de Estados Unidos haya
estado en el sabotaje contra el Guri. Añade: "Las operaciones
cibernéticas remotas rara vez requieren una presencia en tierra significativa,
lo que las convierte en la operación ideal de influencia denegable. Dada la
preocupación del gobierno de los Estados Unidos con el gobierno de Venezuela,
es probable que Washington ya tenga una presencia profunda dentro de la
red nacional de infraestructura del país, lo que hace que sea relativamente
sencillo interferir en sus operaciones. La obsoleta infraestructura de Internet
y energía del país presenta pocos desafíos formidables para tales operaciones y
hace que sea relativamente fácil eliminar cualquier rastro de intervención
extranjera".
Explica que este tipo de
operaciones contra el Guri son ya de manual en el campo de la ciberguerra:
"El corte de energía en la hora pico, asegurando un impacto máximo en
la sociedad civil y un montón de imágenes post-apocalípticas mediagénicas,
encaja perfectamente en el molde de una operación de influencia tradicional.
Que ocurra una interrupción de este tipo en un momento de agitación social de
manera que deslegitima al gobierno actual mientras un gobierno "en
espera" se presenta como una alternativa eficiente, es en realidad una de
las tácticas que se describen en
mi informe de 2015.
Aunque el autor no quiera
afirmar que efectivamente hubo un ciberataque estadoundiense contra Venezuela,
de razones suficientes para creer que de hecho fue así: "Una planta de
energía que se apaga debido a un equipo defectuoso o una falla en la línea de
transmisión sobrecargada es más probable que se atribuya a una subinversión que
a un ciberataque extranjero. Una línea eléctrica fallida que provoque un
incendio forestal masivo se descartaría como un mantenimiento preventivo
deficiente en lugar de un sabotaje extranjero deliberado".
Así, Forbes sugiere que la
ciberguerra es la forma ideal de hacer golpear sin generar costos políticos,
trasladando culpas de las interrupciones de la cotidianidad al gobierno atacado
por Estados Unidos.