Anita Botwin
Público
“¿Buena salud? ¿Mala salud?
Todo depende del punto de vista.
Desde el punto de vista de la gran industria farmacéutica,
la mala salud es muy saludable”
Eduardo Galeano
Todo depende del punto de vista.
Desde el punto de vista de la gran industria farmacéutica,
la mala salud es muy saludable”
Eduardo Galeano
Hace tiempo vi un documental realizado
por la ONG Salud Por Derecho que hablaba de los fallos del sistema actual de
investigación, desarrollo e innovación de fármacos. Al salir de la proyección de Houston
tenemos un problema: El documental que no quieren que veas, una
mezcla de cabreo y tristeza me invadieron. Supe entonces que, mi enfermedad
autoinmune, al igual que la de mucha otra gente, iba a ser cronificada por el
resto de mi vida. No iba a existir una cura y en caso de haberla no iba a ser
rentable para el monstruo farmacéutico. Curar enfermedades no es rentable para
las farmacéuticas y los pacientes no somos más que dólares en bolsillos de
lobos de Wall Street.
El mercado farmacéutico supera las
ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones, y es que por cada dólar
invertido en fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancia. En 2002 el
volumen de beneficios de las 10 mayores farmacéuticas ya superaba los
beneficios acumulados por las otras 490 empresas, según la lista Fortune . De entre ellas, 25
empresas controlan cerca del 50% del mercado mundial. El 90% del presupuesto
dedicado por las farmacéuticas para la investigación y el desarrollo de nuevos
medicamentos está destinado a enfermedades que padecen un 10% de la población
mundial
Además de la cronificación, se
encuentra la falta de acceso a medicamentos que sí curan. La realidad es que una de cada tres personas no tiene acceso a los fármacos que
necesita para enfermedades tan graves como el cáncer, el sida o
la hepatitis C; el actual modelo de investigación no invierte en saber más
acerca de enfermedades que no son rentables e impone precios exorbitantes a los
nuevos medicamentos, jugando con la vida de los pacientes y poniendo en peligro
la sostenibilidad de los sistemas de salud. Además, este tiburón codicioso
desarrolla fármacos de escaso valor terapéutico que suponen un despilfarro de
recursos públicos y de conocimiento científico. Todo ello lo cuenta Salud por
Derecho, que hace una labor extraordinaria en su afán por conseguir un acceso
universal a medicamentos.
¿Hasta qué punto es válido que la
industria de la salud se rija por los mismos valores y principios que el
mercado capitalista, los cuales llegan a parecerse mucho a la mafia? El premio
Nobel de Medicina de 1993, Richard Roberts, denunció en su momento que las
farmacéuticas se dedican a desarrollar medicinas que no curan del todo, sino
que cronifican la enfermedad. Según su punto de vista, los poderes políticos lo
saben, pero los laboratorios compran su silencio financiando sus campañas
electorales. Es aquí donde entramos los ciudadanos y nuestra presión social
para que se deje de comerciar con nuestra salud y nuestras vidas. La
investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad
económica. Roberts aseguró que las farmacéuticas están interesadas en
líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con
medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de
una vez para siempre . Si nuestras vidas son un negocio, ¿no
deberíamos ser más conscientes y luchar para presionar al poder?
En este sentido, Vanessa López,
directora de Salud Por Derecho, cuenta que en el caso de VIH-sida la mayor
parte de la investigación ha sido en relación al desarrollo de fármacos que no
curan la enfermedad, “si tienes acceso a ellos puedes vivir con buena calidad
de vida y cronificar la enfermedad, pero la inversión en investigación para una
vacuna preventiva o para una cura ha sido a lo largo de la historia muy
deficiente”. Para la hepatitis, por ejemplo, existe cura y sin embargo por su
precio excesivo es muy complicado su acceso. Actualmente la compañía
farmacéutica Gilead –¿casualidad con El Cuento de la Criada?- está
ganando una gran cantidad de beneficios gracias al tratamiento contra la hepatitis C, Sofosbuvir, al que puso
el astronómico precio en España de 25.000 euros.
Es comprensible que ustedes, queridos
empresarios multimillonarios, quieran sacarnos los cuartos antes que curar
nuestros males y quieran “paliar los síntomas” o frenar la evolución para que
nos demos con un canto en los dientes. Pero no cuela. Es de sentido común que
es mucho más rentable para una multinacional sacar un beneficio X para toda su
vida empresarial y mantenerlo en el tiempo, que sacar un beneficio Y –la cura-
que por muy alto que fuese, jamás alcanzaría al X. Y es así, amigos, como
funciona el negocio de la salud.
Por ello, necesitamos presionar para
modificar el modelo actual de i+d y con el cambio de Gobierno esperemos que
tomen buena nota. Que el nuevo Gobierno no tema a las farmacéuticas y
laboratorios, que prime las vidas por encima de intereses privados. Es el
momento de salvar vidas o callar muertes en vida. No hay medias tintas.
@anitabotwin