El presidente de Haití, Jovenel Moise, aceptó la
renuncia del primer ministro, Jack Guy Lafontant, y de su gabinete ministerial
y puso freno así a la crisis generada por el alza en el precio de los
combustibles que derivaron en protestas y presión social que obligaron al
Gobierno a dejarla sin efecto.
La renuncia de Lafontant se produjo durante un
debate y evitó al primer ministro enfrentar en la Cámara de Diputados a una
sesión convocada para decidir si el Parlamento le retiraba el voto de
confianza.
Sectores de la oposición se manifestaron antes de
la frustrada sesión y le pidieron al presidente Moise escuchar a la población
para evitar que él sea el siguiente en abandonar su responsabilidad en el Poder
Ejecutivo del país caribeño.
Tras los disturbios que se dispararon por el
aumento de los combustibles, los pedidos de renuncia de Lafontat se
multiplicaron ya no sólo entre sectores de la oposición sino también de
empresarios e incluso del propio oficialismo.
El 6 de julio el Gobierno anunció aumentos de entre
37% y 50% en los precios de los combustibles en Haití, donde más de la mitad de
su población vive con menos de 2 dólares al día.
Entre los combustibles que aumentaron se encontraba
el queroseno, muy utilizado por los haitianos para alumbrar sus viviendas a las
que no llega la energía eléctrica.