Bastaron
un par de llamados y reuniones de funcionarios estadounidenses, entre ellos el
vicepresidente Mike Pence, para que el presidente de Ecuador diera el tiro de
gracia a la Unasur y dijera públicamente que abandonará el Alba porque “hace
rato que ya no funciona”.
El jefe de Estado de Ecuador,
Lenín Moreno, ofreció en Quito una conferencia de prensa a medios extranjeros y
luego utilizó las redes sociales para dinamitar la integración regional.
“El edificio de Unasur fue
cedido a los países que lo conforman. Vamos a pedir a Unasur la devolución de
ese edificio para darle un mejor destino. No nos oponemos a la integración,
pero no ha funcionado por irrespeto a los demás”, escribió.
“Unasur fue una buena idea
que lastimosamente por fallas humanas e ideológicas no se ha cristalizado. La
integración suramericana debe existir”, matizó pero luego dio por acabados a la
Unión de Naciones Suramericanas y a la Alianza para los Pueblos de Nuestra
América (Alba).
Si bien no anunció el retiro
de Ecuador del bloque, se sumó al criterio utilizado por los gobiernos de la
derecha continental para abandonar el bloque en abril pasado.
En aquel entonces los
gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú decidieron abandonar el
organismo y partir al subcontinente en dos con el argumento de que la Unasur
“no funciona”.
Incapaces de mantener canales
de diálogo y acuerdos generales con gobiernos de distinto signo ideológico, los
presidentes derechistas de estos seis países rompieron Unasur sin pedir una
reunión al país que ejerce la presidencia temporaria, Bolivia.
Ahora Lenín Moreno suscribió
el mismo diagnóstico, lo dio por muerto el proceso y reafirmó su intención de
quedarse con el edificio construido simbólicamente en la línea del ecuador.
De esta manera, el mandatario
ecuatoriano, que llegó al gobierno de la mano de la Revolución Ciudadana que
lideró Rafael Correa, se puso en línea con los presidentes no electos Michel
Temer (Brasil) y Martín Vizcarra (Perú), salientes Horario Cartes (Paraguay) y
Juan Manuel Santos (Colombia) y los millonarios Mauricio Macri (Argentina) y
Sebastián Piñera (Chile).
“La Unasur lastimosamente no
está funcionando por la falta de consenso de los países que la componen, (lo
que) ha provocado la mitad de ellos la abandonen”, argumentó.
“Unasur fue una buena idea,
una buena idea que lastimosamente, por fallas humanas, no se ha cristalizado,
por fallas ideológicas. Por fantasmas ideológicos no se ha cristalizado”, dijo.
Sobre el edificio que donó
Ecuador para ser sede de la organización, Moreno lo calificó como “un nuevo
elefante blanco”, al que “en algún momento habrá que considerarle buscarle otro
destino”.
Uno de los periodistas
presentes en la conferencia le preguntó a Moreno sobre la posibilidad de
abandonar el bloque bolivariano del Alba: “bueno, el Alba hace rato que no
funciona”, respondió.