Michel
Roberts
La guerra comercial que ha estallado tiene
confundida a la teoría macroeconómica habitual. La mayoría de los
economistas todavía analizan únicamente los aumentos de tarifas en términos de
'proteccionismo' o 'libre comercio'. Las medidas de Trump son generalmente
condenadas. Sin embargo, entre los keynesianos, hay confusión y división.
Martin Wolf, el
periodista económico keynesiano, que escribe para el FT, cree que la guerra
comercial sería costosa para el capital global: “la cooperación global seguramente se
rompería”. Sin embargo, ha defendido medidas de retorsión del Reino Unido contra
Trump “sobre
todo porque la alternativa parece más débil si se cree que tendrían algún
efecto. Otra cosa que el resto del mundo debe hacer es fortalecer su
cooperación.” Por otro lado, piensa que la propuesta salvaje de Trump de crear
una zona libre de aranceles (para los países ricos solamente) podrían
abordarse. "¿Quién
sabe? Incluso podría funcionar.” No explica que
implicaría reducir los aranceles sobre las mercancías del 3-4% (media actual
para los países más avanzados) a cero.
Mientras
Wolf busca la manera de 'salvar la globalización y el libre comercio' a través
de la retorsión, otro keynesiano, Dani
Rodrik defiende el proteccionismo como una buena idea para las economías con débil
crecimiento interno: “el proteccionismo de Estados
Unidos sin duda va a generar algunos beneficiarios, así como en otros
países.”
En una visión contraria a Wolf, que llama a hacer frente a
Trump, Rodrik dice que Europa y China “deben negarse a dejarse arrastrar a una guerra comercial,
y decirle a Trump: usted es libre de dañar su propia economía; pero
nosotros vamos a mantener las políticas que nos benefician más “.
De hecho, dice, las industrias nacionales pueden beneficiarse de los aranceles
sobre sus exportaciones a los EEUU: podrían vender en cambio al mercado
doméstico. Cita cómo Boeing podría vender más aviones en los EEUU y Airbus
podría hacer lo mismo en Europa. “Algunas
compañías aéreas europeas prefieren Boeing a Airbus, mientras que algunas
aerolíneas estadounidenses prefieren Airbus a Boeing. Las restricciones
comerciales pueden dar lugar a un colapso total en este comercio bilateral de
gran volumen en aviones entre los EE.UU. y Europa. Sin embargo, la pérdida
global de bienestar económico sería pequeña, siempre y cuando las compañías
aéreas consideren los productos de las dos compañías como sustitutos
cercanos.” Según Rodrik ,”el proteccionismo estadounidense seguramente va a generar
algunos beneficiarios, así como en otros países”.
Esta orientación
proteccionista también ha sido defendida por algunos economista de izquierda como Dean Baker . Señala
que no todo el mundo gana con el 'libre comercio'. Afirma que fue a causa
del libre comercio como se perdieron los puestos de trabajo en la industria en
los EE.UU., haciéndose eco del argumento de Trum. Sin embargo, hay muchas evidencias de que no fue así . Como
escribí en una nota anterior sobre Trump, el comercio y la tecnología, “la pérdida de puestos de trabajo
manufactureros en EEUU, como en otras economías capitalistas avanzadas, no se
debe a extranjeros desagradables que se aprovechan de los acuerdos
comerciales. Es debido al objetivo inexorable del capital estadounidense
de reducir sus costes laborales a través de la mecanización o por medio de la
búsqueda de nuevas zonas de mano de obra barata en el extranjero para
producir. El aumento de la desigualdad de los ingresos es un producto del
'sesgo pro capital' de la acumulación capitalista y la 'globalización' dirigido
a contrarrestar la caída de la rentabilidad en las economías capitalistas
avanzadas. Pero también es el resultado de políticas “neoliberales”
diseñados para mantener bajos los salarios y aumentar la parte de los beneficios.”
Baker afirma que
los déficits comerciales suponen pérdida de puestos de trabajo porque reducen
la “demanda” y por lo tanto reducir el déficit comercial de Estados Unidos
podría salvar puestos de trabajo allí. Defiende este argumento cuando la
tasa oficial de desempleo en los EEUU, el Reino Unido y Japón están en su punto
más bajo (sí, sé que muchos de ellos son trabajos basura). Al parecer, si
todo el mundo tuviese un superávit comercial (imposible, por cierto) todo iría
mejor. Lo que realmente quiere decir es que Trump está haciendo lo
correcto al intentar convertir el déficit comercial de Estados Unidos en un
superávit y recuperar empleos en la manufactura de los países en desarrollo y
Europa, a dónde fueron desplazados. Sin duda, es un argumento extraño y confuso
en defensa del nacionalismo.
Los keynesianos
están confundidos acerca de si son partidarios del 'libre comercio' o de
medidas proteccionistas / nacionalistas. Que nos retrotrae a la confusión
de Keynes en la última Gran Depresión de la década de 1930. Cambió de
opinión, pasando de ser un fuerte defensor del libre comercio a finales de 1920
a ser un proteccionista y defensor de los aranceles a mediados de la década de
1930. Este cambio de punto de vista fue realmente la expresión de la visión
cambiante del capitalismo británico. El libre comercio es bueno para
aquellos que ganan en los mercados; el proteccionismo es mejor cuando el
capital nacional pierde cuota en ellos. Y esa fue la posición de Gran
Bretaña.
En 1923, Keynes
apoyó el libre comercio en términos muy claros: “Debemos mantener el Libre Comercio, en
su interpretación más amplia, como un dogma inflexible, sin que se admita
ninguna excepción, siempre que la decisión dependa de nosotros. Debemos
mantenerlo aun cuando no recibimos ninguna reciprocidad de trato e incluso en
aquellos casos excepcionales en los que al infringir lo podríamos, de hecho,
obtener una ventaja económica directa. Debemos mantener el libre comercio
como un principio
de moral internacional,
y no sólo como una doctrina de la ventaja económica”.
Pero su posición
'moral' pronto se disipó cuando el capitalismo británico cayó en una larga
depresión a mediados de la década de 1920 y luego, en la década de
1930. En su trabajo seminal, La Teoría General, publicado en 1936,
concluyó que “la gran (e
inteligente) idea de la monarquía absoluta era alentar las exportaciones sobre
las importaciones ...” El balance favorable, siempre que no sea demasiado
grande, resulta muy estimulante; mientras que un balance poco favorable
pronto puede producir un estado de depresión persistente”.
Abogó por
aranceles a las importaciones en el Reino Unido como una forma alternativa de
reducción de los salarios reales (por el aumento de los precios de las
importaciones) y para impulsar la producción nacional. Para Keynes, era
una forma de que el capital británico ganase una ventaja de costes frente a sus
rivales mediante la reducción de los costes salariales en términos
reales. “Me asusta
terriblemente el proteccionismo como una política a largo plazo”, testificó
ante una comisión parlamentaria del Reino Unido, “pero no siempre podemos permitirnos
mirar a largo plazo. . . la cuestión, en mi opinión, es hasta
qué punto estamos dispuestos a correr el riesgo de las desventajas a largo
plazo con el fin de conseguir cierta ayuda para la situación presente”. Por
supuesto, una vez que el capitalismo a nivel mundial se hubo recuperado, y el
capital británico con él, se podía volver al 'libre comercio".
La confusión
actual en la macroeconomía y en particular entre los keynesianos actuales
refleja los cambios de opinión de Keynes en tanto que la Larga Depresión se
prolonga y 'globalización' es un fracaso para todos. Así que ahora tenemos
a keynesianos como Rodrik y Baker que apoyan aranceles sobre las importaciones
de Estados Unidos y presionan a favor de excedentes comerciales, al tiempo que
piden a Europa y China que no tomen represalias. Y Wolf, al contrario,
pide represalias a Europa y Asia.
¿Cuál es la
visión marxista? ¿Hay que apoyar los aranceles y otras medidas proteccionistas
introducidas por las naciones capitalistas más débiles para 'defenderse' de las
medidas de Trump (Wolf)? ¿Deberíamos, por el contrario, apoyar las medidas
de Trump como una forma de mantener empleos manufactureros en Estados Unidos
(Baker) y tal vez ayudar a otros países para impulsar sus industrias nacionales
(Rodrik)?
¿Libre comercio o
proteccionismo? Esbocé mi respuesta en una nota anterior. El libre
comercio no ha sido un gran éxito capitalista. El capitalismo no tiende al
equilibrio en el proceso de acumulación. Como Adam Smith escribió, a
diferencia de Ricardo, “Cuando
un hombre rico y un hombre pobre tratan el uno con el otro, ambos de aumentan
sus riquezas, si tratan con prudencia, pero el patrimonio de los ricos
aumentará en una proporción mayor que el del hombre pobre. De la misma
manera, cuando una nación rica y una nación pobre comercian, la nación rica
tendrá la ventaja más grande, y por lo tanto la prohibición de este comercio es
más dolorosa para ella que para la pobre”. El capitalismo no
se desarrolla en todo el mundo de una manera suave y equilibrada, sino mediante
lo que los marxistas han llamado el 'desarrollo desigual y
combinado'. Aquellas empresas y países con mejores avances tecnológicos
ganan a expensas de los que están menos desarrollados y no habrá ninguna
ecualización.
El libre comercio
beneficia a los estados capitalistas nacionales cuando la rentabilidad del
capital está aumentando (como lo fue desde la década de 1980 a la de 2000) y
todo el mundo puede beneficiarse de un pastel más grande (en diferentes
proporciones). Entonces la globalización parece muy atractiva. La
economía capitalista más fuerte (tecnológicamente y por lo tanto competitiva en
precio por unidad) será la más fuerte defensora del 'libre comercio', como Gran
Bretaña en 1850-1870; y los EEUU de 1945 al 2000. Entonces, la
globalización era el mantra de los EEUU y sus agencias internacionales, el
Banco Mundial, la OCDE y el FMI. Pero si la rentabilidad comienza a caer
constantemente, el 'libre comercio' pierde su glamour, especialmente para las
economías capitalistas más débiles porque el pastel de los beneficios deja de
crecer.
Marx y Engels
reconocieron que el 'libre comercio' podría alentar la acumulación de capital a
escala mundial y así expandir las economías, como ha ocurrido en los últimos
170 años. Pero también vieron (dada la naturaleza dual de la acumulación
capitalista) el otro lado: la creciente desigualdad, un 'ejército de reserva'
flotante permanente de parados y una mayor explotación de los trabajadores en
las economías más débiles. Y por lo tanto reconocieron que las naciones
capitalistas industriales emergentes solo podrían probablemente tener éxito
mediante la protección de sus industrias con aranceles y controles e incluso el
apoyo del Estado (China es un ejemplo extremo de esto).
Engels
reconsideró su posición sobre el libre comercio en 1888, cuando escribió un nuevo prefacio en un folleto sobre libre comercio que
Marx había escrito en 1847. Engels llegó a la conclusión de que “la cuestión de libre comercio o
proteccionismo se sitúa enteramente dentro de los límites del actual sistema de
producción capitalista, y no tiene, por lo tanto, ningún interés directo para
nosotros, socialistas, que queremos acabar con ese sistema. Se aplique el
proteccionismo o el libre comercio, al final no habrá ninguna diferencia “.
Pero es
interesante ver a los keynesianos divididos sobre si estar a favor del libre comercio para el capital global (Krugman) o
de la protección de los capitales nacionales (Rodrik y Baker para los EEUU y
Wolf para el Reino Unido y Europa). Es el signo de los tiempos.
Michel Roberts
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30
años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next
Recession
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2018/07/11/free-trade-or-protectionism-the-keynesian-dilemma/
Traducción: G. Buster