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Por la resistencia obrera al golpe burgués



Por Comité de Redacción
Los sucesos que han seguido a la forzada renuncia de Evo, demuestran que la salida constitucional a la crisis es solo una pantomima para camuflar una intervención de las FFAA en las cuales, como advertimos hace mucho, descansan los planes de la burguesía reaccionaria. La clase obrera y sus vanguardias no pueden quedar indiferentes.

Sin nisiquiera haber establecido un nuevo gobierno, los cívicos han retirado y en algunos casos quemados las whipalas, símbolo de la lucha indígena, de todos los edificios públicos y la policía hizo lo mismo con sus uniformes. Esto ha desencadenado una masiva movilización en El Alto que al grito “ahora sí, guerra civil” está intentando bajar hacia La Paz entre duros enfrentamientos con la policía que estaría utilizando armas de fuego para reprimirlos. 
La Planta Carrasco de YPF-Chaco, productora de gasolina y GLP, ha sido tomada por cocaleros que se oponen a la renuncia de Evo Morales. Esta mañana las radios de la zona invitaban a la juventud a armarse y luchar, y algunas instituciones, incluso el hotel de un senador opositor, fueron destruidas.
En este contexto las FFAA han comunicado a la población la implementación de un plan para el resguardo de servicios públicos. Esto significa la militarización del territorio, particularmente en las zonas donde los campesinos amenazaban con cortar el agua a las ciudades. Significa que las FFAA quieren retomar la planta Carrasco ingresando al Chapare donde está Evo que, probablemente también por esto, acaba de pedir asilo político a México que se lo ha concedido. Y significa también que la burguesía guerrera ahora está dirigiendo las operaciones. 
Estas movilizaciones se están dando casi exclusivamente en La Paz, en el Chapare, algunas ciudades intermedias, como Yapacaní, y centros rurales próximos a las carreteras fundamentales. Es un levantamiento que se mueve sin dirección clara. Los diputados del MAS sólo han pedido seguridad para participar a la sesión de la asamblea legislativa que debe dar curso a la sucesión constitucional. Evo ha llamado a la pacificación y en su carta de renuncia ha convocado a la paz social por el derecho al trabajo de, entre otros, “empresarias y empresarios”. 
De hecho en El Alto ni siquiera hay consigna en defensa de Evo. Lo que se ha desencadenado es un levantamiento aimara arropado en sus whipalas. Es el peor escenario posible, que en algún momento señalamos, de una guerra civil sobre base nacional que abre a un escenario sírio. Al mismo tiempo el espectro de lo que la “narco-guerrilla” en el Chapare ya está siendo utilizando por la burguesía reaccionaria para exigir la militarización de esta zona.
En lo inmediato esto está provocando que las FFAA salgan a las calles, mientras la policía es rebasada en El Alto. Hoy podría darse una masacre. Pero en futuro, todo lo que está ocurriendo ahondará las divisiones en líneas raciales, étnicas y entre campo y ciudad. El mismo tipo de divisiones que la burguesía utiliza para controlar al movimiento obrero. 
La clase trabajadora no puede quedar indiferente a todo esto. La dinámica de los sucesos esclarece frente a sus ojos la naturaleza reaccionaria y militarista de la supuesta “sucesión constitucional”. Los errores y las demoras de hoy podrían costarle muy caro en futuro.
Es urgente que desde los sindicatos más importantes, Huanuni, Colquiri, la FSTMB de Potosí, se autoconvoque a un ampliado de la COB para que la clase obrera se ponga al frente de la lucha contra la consolidación del golpe burgués. Solo la intervención de la clase trabajadora puede poner la resistencia al golpe sobre líneas de clases y evitar que el país precipite en la barbarie.