Por
Camilo Katari
El gobierno de facto, que llegó únicamente para realizar la
convocatoria a elecciones nacionales y lograr la “pacificación” del país, está
llevando adelante una serie de medidas que tiene como objetivo el
desmantelamiento del Estado Plurinacional. Con la Biblia ingresó al palacio de
gobierno el fascismo y la muerte, dice bien Enrique Dussel, que la cruz fue
símbolo de muerte, en esta constatación golpean al cerebro las palabras del
carpintero de Nazaret que, en Mateo 23:27 sentencia: “¡Ay de ustedes, maestros
de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por
fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de
podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos,
pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
La hipocresía y la maldad se manifiestan en cada declaración de los
ministros, en el uso de la palabra “sedición” que hoy, es sinónimo de “masista”
y este a su vez sería el diablo, la maldad. La lectura religiosa que ha
cubierto el perverso lenguaje fascista no ha podido permanecer oculta y se
muestra en toda su crudeza cuando se organizan listas de “culpables”, cuando se
realizan detenciones contra toda regla legal y donde la presunción de inocencia
ha sido arrojada al basurero. La hipocresía se manifiesta cuando declaran
diariamente que su única misión es convocar a elecciones, mientras desmantelan
el modelo económico, utilizando artificios del leguaje para demostrar un manejo
desastroso de la economía “durante 13 años”, cuando todos las instancias
internacionales incluido el Banco Mundial han aceptado el buen desempeño y
crecimiento de la economía implementada por Evo Morales.
Hoy, tratan de “probar” lo que durante 13 años han predicado: “los
indios no pueden gobernar”. A días de su mal habido gobierno ya han reanudado
relaciones con sus amos del norte, como gran logro la presidenta de facto se
muestra orgullosa al lado de su flamante Embajador en los EEUU, y por otro
lado, rompe relaciones con Cuba, Nicaragua y Venezuela, dejando muy claro el
mensaje que no existe democracia en las relaciones internacionales, si no es
aliándose con EEUU.
El desmantelamiento del modelo económico, ha comenzado con la
paralización de proyectos que estaban destinados a dar sostenibilidad a las
políticas sociales, luego vendrá el discurso de la carencia de recursos para
toda la política social, que es un elemento central de la justicia social,
están repitiendo la fórmula Argentina. No se cuidan en los detalles, el
ministro de Gobierno declara abiertamente que va a “cazar” masistas y a nadie
le sorprende la declaración, la prensa aliada a la estratégica del golpe calla.
La cacería de “masistas” no se detiene ni en tiempo, ni lugar,
todas las autoridades locales, están siendo obligadas a renunciar, utilizando
el terror fascista, como en los mejores tiempos de los golpes militares.
Gobernadores y Alcaldes elegidos democráticamente y con cifras abultadas de
preferencia popular son detenidos “preventivamente”, mientras se cocinan las
argucias legales, para su juzgamiento.
El temor se ha apoderado de las conciencias, y parlamentarios
calificados como revolucionarios facilitan que el proyecto golpista se
consolide, la dignidad revolucionaria se ha rendido ante la falta de fortaleza
ideológica. La cruz como sinónimo de muerte amenaza, como en 1492 a todos los
pueblos originarios a todas las conciencias libres y democráticas, que forjaron
un Estado diferente, un Estado de verdad y no el Estado aparente que está de
retorno.
No vinieron por la democracia, no vinieron con el mensaje de paz de
los verdaderos cristianos, llegaron con el discurso de fariseos hipócritas para
dar fin con un Estado laico y que daba sus primeros pasos para ser un Estado
Plurinacional. Como en todo proyecto fascista existen los signos aparentes, se
rodean de indígenas, dicen respetar la wiphala, que horas antes habían ordenado
que se quemara en público escarmiento. Los fantasmas del palacio quemado han
sido liberados para llevar el terror a todos los hogares de bolivianos y
bolivianas que soñaron un país justo, intercultural y revolucionario.