
“Estados Unidos le pide a
Brasil adoptar actitudes firmes contra el régimen de Maduro”, dijo Pence y
luego echó mano al libreto contrarrevolucionario al señalar que la revolución
bolivariana “destruyó la democracia y ha construido una dictadura brutal”.
Pence advirtió que Estados
Unidos no será un “espectador del colapso de uno de sus vecinos”, en referencia a
Venezuela, y señaló que el país suramericano “fue uno de los países más ricos y
hoy está quebrado, podrido”.
Valoró el papel de Brasil en
la “lucha” por la “redemocratización” de Venezuela, mientras lo miraba Temer,
quien llegó al poder tras arrebatar la magistratura a Dilma Rousseff,
presidenta constitucional del país.
Tras mentir porque Venezuela
protagoniza “el mayor éxodo en masa en la región”, Pence anunció apoyo a los
venezolanos y “continuará trabajando con Brasil y sus aliados por la democracia
venezolana”.
Desde Caracas, el ministro de
Exteriores, Jorge Arreaza, repudió estas declaraciones: “vaya ironía e
hipocresía de Pence, cuyo gobierno racista separa familias y enjaula niñ@s
inocentes, pretenda inmiscuirse en los asuntos de nuestra región”.
En la red social twitter
reafirmó que los pueblos de “Venezuela y Brasil repudian la presencia de
semejante violador de derechos humanos de inmigrantes latinoamericanos”.