– El
pasado 7 de mayo de 2018 en una sesión especial del Consejo Permanente de la
OEA, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, solicitó formalmente la suspensión
de Venezuela de la organización multilateral.
– La XLVIII Asamblea General de la OEA en Washington, fue
dirigida a lograr este objetivo. El Secretario de Estado, Mike Pompeo, lo
reafirmó con su presencia en la reunión intentando aumentar el apoyo de los
países miembros a la suspensión.
– Los dos días del evento anual estuvieron signados por
presiones públicas y encubiertas por parte de funcionarios estadounidenses
contra países del Caribe, y por el tono agresivo de las naciones del Grupo de
Lima en contra de las instituciones venezolanas.
– Se llevó a votación una resolución que contenía un llamado al
diálogo, el desconocimiento de las elecciones del 20 de mayo y el ofrecimiento
de “ayuda humanitaria a Venezuela, un mensaje híbrido con el que se buscaba
seducir a las naciones neutrales del organismo con el fin de acercarlas a la
postura estadounidense.
– Esta resolución tuvo 19 votos a favor, 11 abstenciones y 4 en
contra, repitiendo la misma correlación de fuerzas del mes de febrero pasado
donde se instó al Estado venezolano, mediante una resolución, a suspender las
elecciones presidenciales.
– En términos políticos, EEUU fracasó en su objetivo de lograr
la suspensión de Venezuela como una victoria simbólica ante el inminente retiro
de la República Bolivariana. La votación expresa que EEUU no ha logrado generar
un consenso regional para apoyar su agenda de sanciones más allá del Grupo de
Lima.
– La canciller colombiana, María Ángela Holguín, recalcó que no
cuentan con los votos necesarios (24) para suspender a Venezuela en una próxima
reunión de cancilleres, un escenario que deja a EEUU con grandes dificultades
para llevar a cabo sus objetivos estratégicos de cercar a Venezuela utilizando
a la OEA.
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