Sarah
Boseley
The
Guardian/El diario
- El tabaco que se vende en Estados Unidos, Europa
y otros sitios del mundo contiene hojas producidas en arduas condiciones por
niños.
- Los expertos afirman que los bajísimos salarios
que se pagan a los trabajadores rurales en países como Malaui hacen que el
trabajo infantil sea inevitable.
Una investigación de The Guardian ha
revelado que el trabajo infantil abunda
en la industria tabacalera y está en aumento en países pobres, a pesar de que
las empresas multimillonarias aseguren que están trabajando en el
tema.
Pruebas encontradas en tres continentes demuestran
que niños de 14 años y aún menores no van a la escuela y trabajan en
condiciones difíciles y a veces incluso sufriendo daño físico para producir la
hoja de tabaco que rellena los cigarros que luego se venden en Estados Unidos y
Europa.
Las familias están atrapadas en círculos de pobreza
generacional, mientras que los salarios en la cima de la industria ascienden a
millones de dólares al año. Las empresas dicen que supervisan el trabajo
infantil y que retiran a los niños de los campos para que vayan a la escuela,
pero los expertos han dicho a The Guardian que el número de
niños trabajando está aumentando, no disminuyendo, mientras crece el cultivo de
tabaco en África y Asia.
Los niños sufren consecuencias de por vida:
"Quería ser enfermera", afirma una niña malauí de 14 años que se pasa
el día en el campo bajo el sol abrasador, trabajando con una pesada
azada.
Las familias creen que no tienen más opción que
utilizar a sus hijos como mano de obra no remunerada. Muchos están endeudados
con los dueños de la tierra y los arrendadores, y deben permanecer en los
campos de una temporada a la otra, incapaces de romper el círculo de
pobreza.
"No se está tomando ninguna medida efectiva
para revertir este escenario", dijo Vera Da Costa e Silva, jefa de la
Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, un
organismo clave que se enfrenta a una industria que mata más de siete millones
de personas al año. "Lo que sucede es que los campos de cultivo de tabaco
concede altos beneficios a la industria pero muy poco dinero a los trabajadores
rurales".
Las empresas tabacaleras aseguran que están
haciendo todo lo posible por acabar con la explotación infantil.
Silva destaca que las empresas multinacionales
tienen una responsabilidad directa por este escándalo. "La responsabilidad
que tienen es doble: por un lado la responsabilidad por el trabajo infantil y
por otro la de hacer que los niños trabajen manipulando un producto letal que
acaba por afectarles".
Silva dice que en 2011 había unos 1,3 millones de
niños al año trabajando en los cultivos de tabaco, y que –según la Organización
Internacional del Trabajo (OIT)– el número ha ido en aumento al trasladarse el
cultivo de países en mejor situación económica a países más pobres. Entre 2000
y 2013, el cultivo de tabaco disminuyó en países como Brasil, Turquía y Estados
Unidos –afirmó un informe de la OIT de febrero de 2017–, pero ha aumentado en
otros, como Argentina, India y Zimbabue.
Dado que el trabajo rural infantil es más común en
países pobres, el informe de la OIT afirma: "Este cambio en la producción
puede haber resultado en un aumento del trabajo infantil y en un mayor déficit
de empleo decente en la producción de tabaco. Aunque no existe una estimación
del número de niños trabajando en la industria tabacalera a nivel mundial, los
sondeos indican que en las comunidades tabacaleras pobres, el trabajo infantil
está fuera de control".
Los puntos negros
En Malaui: padres que trabajan en el cultivo del tabaco y
viven en extrema pobreza no dejan que sus hijos asistan a la escuela para que
ayuden en la cosecha de las hojas de tabaco. Algunas familias que viven en
chozas de paja no reciben ningún pago durante 10 meses, hasta que la cosecha de
tabaco se vende. Viven con un cubo de maíz a la semana que les dan los
arrendadores y para reunir el dinero para molerlo deben trabajar además en
otros campos, algo en lo que también participan los niños.
En México: The Guardian vio niños
trabajando en siete de las diez plantaciones de tabaco que visitó en marzo en
la región de Nayarit, a pesar de los avances que han hecho tanto la industria
como el Gobierno para combatir el problema y asegurarse de que los niños vayan
a la escuela.
En Indonesia: The Guardian visitó comunidades
cultivadores de tabaco en Lombok y conversó con niños trabajadores, incluido un
niño de 14 años que afirmó tener problemas respiratorios que su familia atribuye
a su trabajo en los campos de tabaco.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos
elaboró una lista de 16 países donde suponen que hay niños trabajando en el
cultivo de tabaco. Organizaciones de derechos humanos incluida Human Rights
Watch han documentado el trabajo infantil en el cultivo de tabaco en
Bangladesh, Kazajistán, Indonesia, Brasil y más recientemente en
Zimbabue.
Los expertos afirman que los bajísimos salarios que
se pagan a los trabajadores rurales en países como Malaui hacen que el trabajo
infantil sea inevitable.
Las empresas tabacaleras BAT y JTI aseguran que es
aceptable que niños de entre 13 y 15 años realicen en el campo tareas livianas
siempre que no afecten a su salud ni su acceso a la educación. Sin embargo, los
activistas dicen que no deberían estar en contacto con el tabaco hasta los 18
años.
El ingreso promedio de un trabajador rural en
Kasunga, una de las mayores regiones tabacaleras de Malaui, es de 223.710
kwacha (unos 325 euros) por 10 meses de trabajo, según un estudio realizado en
2017 por el Centro por el Interés Social, una ONG de Malaui.
Se estima que cada kilo de tabaco rinde para 1.200
cigarrillos. El año pasado, los trabajadores rurales de Kasunga ganaron 200
kwacha (0,25 euros) por kilo una vez que se vendió la cosecha.
Los trabajadores rurales son el eslabón más pequeño
de la cadena alimenticia tabacalera. Acceden a trabajar durante un año para un
arrendador que tiene un contrato y tiene la tierra, sea ésta de su propiedad o
alquilada. Ese contrato es con una de las grandes empresas que compran hoja de
tabaco –Alliance One, Universal (que el Malaui es conocida como Limbe Leaf) o
Japan Tobacco International (JTI).
Las empresas que compran la hoja de tabaco acuerdan
comprarle a los arrendadores con quienes tienen contrato y a cambio proveen las
semillas, los fertilizantes, los pesticidas y las herramientas. Estas empresas
dicen que les aclaran que no deben trabajar niños. Alliance One aseguró que una
de los "principales prioridades" es la eliminación del trabajo
infantil y afirmó estar comprometida a luchar contra el trabajo
infantil.
Las empresas que compran la hoja de tabaco cumplen
órdenes de las productoras de cigarrillos: British American Tobacco, Philip
Morris y Japan Tobacco.
Principal problema, los salarios
Las grandes empresas tabacaleras tienen sus propios
programas de responsabilidad social empresarial. Dicen que supervisan el
trabajo infantil y que construyen pozos y escuelas. Sin embargo, Marty Otanez,
profesor de la Universidad de Colorado en Denver, un antropólogo que hace
muchos años que estudia el cultivo de tabaco en Malaui, indica que los
proyectos de bienestar social han "demostrado cierta buena voluntad por
parte de las empresas tabacaleras para hacerse cargo de algunos de los problemas,
pero evitan encarar temas más difíciles como el precio de la hoja de tabaco y
los salarios".
Las cuatro mayores empresas tabacaleras dicen que
están haciendo todo lo que pueden. "BAT se toma muy en serio el trabajo
infantil y está de acuerdo en que los niños nunca deben ser explotados,
expuestos a situaciones de peligro o impedirles el acceso a la educación",
afirmó un portavoz. "Nosotros no empleamos a niños en ninguna de nuestras
operaciones en ningún país del mundo y les dejamos claro a nuestros
agricultores y proveedores que no toleraremos la explotación infantil".
Imperial Tobacco afirma: "El trabajo infantil es inaceptable y hacemos
todo nuestro esfuerzo para que no haya trabajo infantil en nuestra cadena de
suministro".
PMI dice que el trabajo infantil es una realidad
inaceptable. "Estamos comprometidos a eliminar el trabajo infantil y otras
formas de abuso laboral en todos los lugares donde producimos tabaco",
afirmó Miguel Coleta, director de sostenibilidad de la empresa. "Hemos
trabajado para atacar las raíces del problema del trabajo infantil y hemos
logrado una reducción mundial de los incidentes de trabajo infantil en las
tierras con las que tenemos contrato. Agradecemos la supervisión continuada de
nuestros esfuerzos y reconocemos que no podemos vencer nosotros solos. Esto
requiere esfuerzos serios y a largo plazo por parte de todas las partes
interesadas, incluidos el Gobierno y la sociedad civil".
JTI también afirmó que el trabajo infantil es
endémico en el mundo rural, pero que han logrado reducirlo en las zonas donde
contratan a los trabajadores de forma directa. "La realidad es que el
trabajo infantil surge de una combinación de factores sociales, económicos y
normativos. En JTI, no fingimos que somos capaces de resolver nosotros solos el
problema del trabajo infantil, pero estamos haciendo todo lo posible desde
nuestro lugar para solucionarlo, trabajando en colaboración con otros",
declaró la empresa.
Traducido por Lucía Balducci
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=243436