El
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo que “es hora de presionar y
de actuar con más firmeza” contra Venezuela. Lo dijo junto al presidente no
electo de Brasil, Michel Temer, en la primera escala de su viaje por tres
países de América Latina.
“Estados Unidos le pide a
Brasil adoptar actitudes firmes contra el régimen de Maduro”, dijo Pence y
luego echó mano al libreto contrarrevolucionario al señalar que la revolución
bolivariana “destruyó la democracia y ha construido una dictadura brutal”.
Pence advirtió que Estados
Unidos no será un “espectador del colapso de uno de sus vecinos”, en referencia a
Venezuela, y señaló que el país suramericano “fue uno de los países más ricos y
hoy está quebrado, podrido”.
Valoró el papel de Brasil en
la “lucha” por la “redemocratización” de Venezuela, mientras lo miraba Temer,
quien llegó al poder tras arrebatar la magistratura a Dilma Rousseff,
presidenta constitucional del país.
Tras mentir porque Venezuela
protagoniza “el mayor éxodo en masa en la región”, Pence anunció apoyo a los
venezolanos y “continuará trabajando con Brasil y sus aliados por la democracia
venezolana”.
Desde Caracas, el ministro de
Exteriores, Jorge Arreaza, repudió estas declaraciones: “vaya ironía e
hipocresía de Pence, cuyo gobierno racista separa familias y enjaula niñ@s
inocentes, pretenda inmiscuirse en los asuntos de nuestra región”.
En la red social twitter
reafirmó que los pueblos de “Venezuela y Brasil repudian la presencia de
semejante violador de derechos humanos de inmigrantes latinoamericanos”.