El 3
de octubre de 2018 será un día histórico para el reconocimiento de los
campesinos y campesinas del mundo. Ese día el Consejo de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas en Ginebra adoptó por unanimidad la “Declaración sobre los
derechos de los campesinos y otros trabajadores rurales”. Aunque el documento
fue el resultado de un arduo proceso iniciado a mediados de 2001 e impulsado
por organizaciones como la Vía Campesina, tuvo una férrea oposición desde
diversos sectores, entre ellos, el gobierno de Gran Bretaña, uno de los pesos
pesados en el Consejo de Seguridad de la ONU. Al observar de cerca el texto es
posible reconocer el porqué de esa actitud. En efecto, el documento contiene
una serie de principios que buscan proteger los derechos de las poblaciones
rurales que, según estimaciones, ascienden a la mitad de la población mundial
pero cuyas condiciones de pobreza y necesidades básicas insatisfechas son
cercanas al 80% (https://www.cetim.ch/derechos-para-los-campesinos/).
Para Gran Bretaña y otros de sus socios económicos, la declaración puede poner
en peligro los intereses de las multinacionales de alimentos pues dentro de los
valores consignados se promueve la libertad de siembra, asociación, opinión y
expresión de los campesinos, algo que resulta desafiante para los emporios
alimenticios.
De acuerdo con el relator
especial sobre el derecho a la alimentación, Oliver Schutter, la declaratoria
sugiere una enorme contribución en materia de bienestar para los campesinos en
al menos cuatro dimensiones. Primero, contribuirá a la lucha contra el hambre
en las zonas rurales; segundo, permitirá proteger la agricultura familiar de
pequeña escala de las intenciones depredadoras de las grandes empresas
agroindustriales; tercero, aumentará el acceso a los medios productivos por
parte de los campesinos; y finalmente significará un instrumento regulatorio
enmarcado en el derecho internacional lo que implica un avance notorio en el
reconocimiento de los trabajadores del campo (https://www.righttofoodandnutrition.org/files/declaracion_de_las_naciones_unidas_sobre_los_derechos_de_los0acampesinos.pdf).
Con todo, la declaración sugiere un paso significativo para los campesinos y
campesinas del mundo en la continua lucha por la afirmación de sus derechos. No
obstante lo anterior, ¿por qué la resolución de Ginebra simboliza un duro golpe
a las empresas multinacionales como Monsanto-Bayer? Tomando como base los
principales puntos de la declaración, el presente documento busca desentrañar
las consecuencias que tendrá para los emporios económicos en caso de que a
finales de 2018 la Asamblea General de la ONU decida aceptar el contenido total
del texto.
El primer paso fue la aceptación
en el Consejo de Derechos Humanos donde hubo 33 votos a favor liderados por
Cuba y Ecuador, 11 abstenciones entre las que se destacan los casos de Alemania
(casa matriz de Bayern) y Brasil, este último en vilo con el reciente triunfo a
la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro. Finalmente, tres Estados se
opusieron a la declaración: Australia, Hungría y Gran Bretaña. Este panorama
muestra que, a pesar de contar con las mayorías necesarias para la aprobación
en la Asamblea en pleno, el camino estará lleno de obstáculos por cuenta de las
empresas y gobiernos cuyos negocios estarán comprometidos. Además, debe tomarse
en consideración la tendencia mundial del ascenso de gobiernos de derecha, cada
vez más radicales, lo que significa una afrenta a los derechos humanos. Sin
duda, la democracia está en peligro.
Ahora bien, la declaración
comienza con la definición de campesino, entendido como un hombre o mujer que
tiene una relación directa y particular con la tierra y la naturaleza a través
de la producción de alimentos u otros productos agrícolas (art. 1). Dentro de
esta categoría se incluyen las comunidades locales, familias y demás grupos que
trabajan la tierra, así como las personas indígenas dedicadas a dichas labores.
También son campesinos los individuos que por distintas circunstancias no
poseen territorio y cuya única alternativa es vender su mano de obra.
Generalmente, los campesinos y campesinas son personas sin acceso a condiciones
dignas de supervivencia, razón por la cual, la declaración propone una serie de
derechos a título individual y colectivo que sugieren la protección de la
libertad en un marco de igualdad fundada sobre la no discriminación por su
condición económica y sociocultural (art.2).
Un punto fundamental en relación
con lo anterior es la soberanía alimentaria que comprende “el derecho a una
alimentación saludable y culturalmente apropiada, producida mediante métodos
ecológicamente racionales y sostenibles, y el derecho a definir sus propios
sistemas de alimentación y agricultura” (www.ecologistas.cl/2018/10/13/onu-declaracion-sobre-los-derechos-de-los-...">http://www.ecologistas.cl/2018/10/13/onu-declaracion-sobre-los-derechos-...">www.ecologistas.cl/2018/10/13/onu-declaracion-sobre-los-derechos-de-los-...">http://www.ecologistas.cl/2018/10/13/onu-declaracion-sobre-los-derechos-...).
Este concepto que ha sido construido a lo largo de los años por organizaciones
campesinas es fundamental para entender sus luchas y demandas y, al tiempo,
significa un temor latente para las multinacionales alimentarias como
Monsanto-Bayern. En efecto, al hablar de soberanía alimentaria se hace
referencia al reconocimiento de sistemas ancestrales y autóctonos en la
producción de alimentos y en la explotación pesquera sostenible, algo que va en
claro detrimento de los intereses de las grandes empresas cuya motivación es la
maximización de las ganancias. Mientras un sistema local promueve la diversidad
en la producción de alimentos, Monsanto insiste en la compra de amplias
extensiones de tierra para sembrar monocultivos que generen excedentes y vender
a otras regiones del mundo. Los alimentos como negocio y no como derecho. De
ahí que, la declaración signifique un avance notable en el reconocimiento de
los productores locales.
Así mismo, el artículo tercero de
la resolución plantea una serie de derechos relacionados con la vida, la
dignidad y un nivel adecuado de desarrollo que incluye el hecho de que ningún
campesino pueda ser “acosado, desalojado, perseguido o detenido
arbitrariamente”. Esta circunstancia se relaciona con las condiciones en las
que viven millones de trabajadores del campo en el mundo quienes debido a su situación
económica han adquirido grandes deudas, han tenido que vender sus riñones o
incluso han llegado a suicidarse. Todas estas circunstancias han sido
documentadas por la activista india Vandana Shiva, una importante voz en medio
de la lógica depredadora de Monsanto (www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20180127/vandana-shiva-la-revolucio...">https://www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20180127/vandana-shiva-la-r...">www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20180127/vandana-shiva-la-revolucio...">https://www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20180127/vandana-shiva-la-r...).
A propósito de la multinacional, uno de los puntos de declaración sostiene
explícitamente que “los campesinos tienen derecho a vivir una vida saludable y
no ser afectados por la contaminación de productos agroquímicos como los
pesticidas y fertilizantes químicos”. Este parágrafo tiene un destinatario
específico: la empresa norteamericana que con sus productos ha generado una
crisis mundial en la manera de producir y distribuir los alimentos.
Desde esta perspectiva, la
declaración de los derechos campesinos es un paso histórico para limitar el
poder de influencia de Monsanto y demás empresas que han intentado monopolizar
el mercado alimentario mundial. Amparados por el sistema de Naciones Unidas,
los campesinos podrán contar con un valioso instrumento para protegerse de la
violencia de estos grupos económicos y lo más importante aún, tendrán autonomía
en sus sistemas de producción. En esta misma vía, la resolución plantea que los
campesinos tendrán derecho a una tenencia de tierras segura y a no ser
desalojados por la fuerza.
Esto es particularmente relevante
en un país como Colombia donde el nivel de desigualdad en el campo alcanza el
89,7%. De las más de 114 millones de hectáreas con las que cuenta la nación, el
54% está concentrada en propietarios privados y el porcentaje real de
pertenencia a campesinos es inferior al 20%. Casos como el de Quibdó donde
menos del 1% de los propietarios privados es el dueño del 94% del territorio
rural, ejemplifican la difícil situación de los campesinos en Colombia (www.eltiempo.com/economia/sectores/desigualdad-en-la-propiedad-de-la-tie...">https://www.eltiempo.com/economia/sectores/desigualdad-en-la-propiedad-d...">www.eltiempo.com/economia/sectores/desigualdad-en-la-propiedad-de-la-tie...">https://www.eltiempo.com/economia/sectores/desigualdad-en-la-propiedad-d...).
A esto hay que sumarle la constante violencia de la que son objeto los trabajadores
del campo, los desplazamientos y la poca cobertura en servicios básicos con la
que cuentan. Por tanto, la declaratoria puede significar una oportunidad sin
parangón para reconocer los derechos de uno de los actores más afectados por el
conflicto armado. Habrá que esperar unos meses para conocer la orientación del
gobierno Duque cuando se realice la votación en la Asamblea General.
Por otra parte, uno de los puntos
neurálgicos en la declaración es el “derecho a las semillas y al saber y la
práctica de la agricultura tradicional” (art.5). En este acápite se consignan
las libertades que tienen los campesinos para determinar la variedad de
semillas que quieren emplear. Del mismo modo, los empodera para rechazar la
multiplicidad de plantas que consideren nocivas en términos económicos,
culturales o ecológicos y a evitar el modelo agroindustrial. Nuevamente, el
apartado significa una afrenta a los proyectos de empresas como Monsanto-Bayern
que han buscado históricamente restringir los canales de producción local y han
limitado a gran escala la biodiversidad. En efecto, por medio de costosos
bufets de abogados, la multinacional ha buscado ocultar sus crímenes en contra
de la humanidad. Aunque no siempre se ha salido con la suya. Un ejemplo de ello
fue la multa de 289 millones de dólares que el gigante económico deberá pagar a
un campesino, luego de que un jurado en Estados Unidos determinara que el
cáncer terminal que padece fue la consecuencia de exponerse a los agentes
químicos de Monsanto (www.semana.com/mundo/articulo/monsanto-condenado-a-pagar-usd-289-millone...">https://www.semana.com/mundo/articulo/monsanto-condenado-a-pagar-usd-289...">www.semana.com/mundo/articulo/monsanto-condenado-a-pagar-usd-289-millone...">https://www.semana.com/mundo/articulo/monsanto-condenado-a-pagar-usd-289...).
La resolución es también una oportunidad para proteger a millones de campesinos
del mundo de la exposición a productos cancerígenos y que afectan al medio
ambiente.
En tal sentido, los campesinos
podrán gozar de nuevas libertades al no estar avocados a la compra de semillas
y pesticidas de la multinacional. Atrás quedará la dictadura alimentaria que
obligaba a los trabajadores del campo a sembrar determinada especie de semilla
(generalmente genéticamente modificada) bajo el temor de ser encarcelado (www.elespectador.com/opinion/tener-una-semilla-es-un-delito-la-nueva-dic...">https://www.elespectador.com/opinion/tener-una-semilla-es-un-delito-la-n...">www.elespectador.com/opinion/tener-una-semilla-es-un-delito-la-nueva-dic...">https://www.elespectador.com/opinion/tener-una-semilla-es-un-delito-la-n...).
Con la resolución se promoverá la biodiversidad biológica (art.10), la
protección del medio ambiente (art.11), las libertades de asociación (art.12) y
el acceso a la justicia (art.13), elementos claves para el reconocimiento de
incansables luchadores sociales. El paso que acaba de dar el consejo de
Derechos Humanos y que se espera tenga un respaldo avasallador en la Asamblea
General, es tan sólo una primera conquista de los campesinos que tendrán que
estar preparados para la arremetida de las multinacionales y gobiernos que
buscarán a toda costa evitar la aplicación de lo contenido en la declaración.
Es por esa razón que las demandas a favor de la protección de los derechos de
los campesinos y campesinas del mundo debe continuar.
¡La lucha apenas comienza!