Roberto
Carlos Palacios / Cátedra Che Guevara – Venezuela
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¿Quedará algún incauto que
duda acerca de cuál es el plan del gobierno? ¿Es ingenuo el intento de regular
al capitalismo o revela la principal contradicción del reformismo?
Cuando todos pensamos que la
sinceridad de Castro Soteldo tenía un límite, cuando todavía hay quienes desde
el chavismo dudan del plan del gobierno, cuando el gabinete económico sigue
buscando las fórmulas mágicas para regular al capitalismo; aparece el taller de
formación en el área económica, una elocuente muestra de cómo se maneja la economía
del país.
En el taller tomó la palabra
el entusiasta buscador de la burguesía revolucionaria y ministro de agricultura
del Presidente Maduro, siempre con su peculiar estilo que intenta evocar
erudición dijo:
“Mi respeto y mi saludo a la
delegación de expertos compañeros de la República Popular China que vienen a
brindarnos su apoyo en este programa de recuperación. Orgullosos y honrados de
estar acá compartiendo con ustedes. Tenía dos reflexiones que podrían ser
preguntas para compartir con los expertos. La primera tiene que ver con los
mecanismos de control que el gobierno chino implementó al sector productivo
para garantizar la eficiencia y la productividad de los distintos sectores
productivos que focalizaron para el desarrollo. Y la segunda pregunta tiene que
ver con la propuesta que usted lanza de posibilidad de intercambio comercial
entre ambos países en moneda nacional. Usando el Yuan y usando nuestra moneda
convertible”.
La pregunta busca el secreto
del alquimista socialdemócrata ¿cómo podemos desarrollar un capitalismo que se
porte bien? ¿cómo los controlamos? La respuesta del director del Centro de
Investigación de Desarrollo del Consejo de Estado Chino, Yu Bin, fue tan clara
como las aguas de los roques:
“Ahora yo voy a contestar su
primera pregunta: 90 % de las empresas en China son empresas privadas, el
gobierno no puede hacer buen control directo a ellos. El gobierno puede
implementar un sistema de incentivo o acicate. Si las empresas privadas van a
elevar la productividad y mejorar la eficiencia pueden ganar más. Si las
empresas privadas pueden trabajar con las políticas industriales del gobierno,
el gobierno puede ofrecerles asistencia y subsidios necesarios. Así algunas
empresas buenas que las necesitamos tanto pueden desarrollarse con más
rapidez.”
En otras palabras, el
capitalismo no se puede regular, su objetivo es el lucro, “ganar más”. Nada
tienen que ver el pueblo chino o sus necesidades, mucho menos la destrucción de
la naturaleza intervenida, se trata del proceso de acumulación. En china el
capitalismo intenta ganarle la carrera a la baja tendencial de la tasa de
ganancia, lo demás es retórica para crédulos, expertos en programación
neurolingüística y autoayuda.
El llamado socialismo con
características chinas es capitalismo del siglo XXI. Si miramos algunos datos,
por ejemplo lo sucedido en el año 2008 durante las Olimpiadas, encontramos que
tuvieron que restringir el tránsito de vehículos varios kilómetros a la redonda
del Estadio Olímpico de Beijing por las dificultades respiratorias presentadas
por los atletas debido a los niveles de contaminación del aire, se ha
registrado congestionamiento en las vías por 11 días y filas de carros por más
de 100 kilómetros de largo, se habla de fuerza de trabajo en condiciones de
esclavitud. Está lejos China de ser un paradigma para la humanidad, al
contrario, representa junto a las llamadas “potencias mundiales” la posibilidad
cierta de exterminar la especie humana y las condiciones de vida que la hacen
posible.
China actualmente construye
un aeropuerto permanente en la Antártida, pretende darle otra vuelta histórica
a la rueda del capitalismo, esa que Marx dice que chorrea lodo y sangre,
mediante la franja y la ruta.
China es un aliado táctico,
con intereses bien definidos, es un país capitalista, de lo cual aún no se
entera el ministro Castro Soteldo ni que le hablen en chino.
Es Socialismo o la Nada
Sin Socialismo no hay Patria.
La continuidad de la Revolución es la
Confederación.