Breve comentario de la imagen
A pesar de su nombre, la Tierra está
cubierta en su mayoría por agua. Casi tres cuartas partes del planeta son mares
y océanos y los seres humanos sobreviven sobre poco más del 10% de la
superficie total. Sin embargo el impacto humano sobre ella es inmenso, está en
aumento y está alterando las proporciones.
La emisión de gases de efecto
invernadero amenaza con derretir gran parte de los casquetes polares y
de los glaciares templados, los cuales se encuentran en rápido retroceso,
dejando en su lugar tierras yermas a la vez que contribuyen al aumento del
nivel del mar.
El cambio climático, pero sobre todo la
sobreexplotación, están esterilizando grandes superficies de tierras de cultivo
en todo el mundo, incluyendo regiones tan extensas como el Sahel. Así se empuja
a la población a las zonas urbanas o a los bosques para su roturación.
Las ciudades crecen y se expanden con modelos urbanos cada
vez más depredadores de espacio, normalmente sobre las zonas más fértiles. A su vez el
aumento de consumo de alimentos por una población humana cada vez más numerosa
y más pudiente lleva a la expansión de la agricultura y la ganadería a costa de
las masas forestales tropicales y subtropicales. Sin embargo, en Europa el
proceso es el contrario: las tierras agrícolas menos fértiles se están reforestando,
y la superficie forestal se encuentra en aumento.
Quizá
uno de los ejemplos más paradigmáticos de todas estas situaciones sea la del mar de Aral. Siendo uno de
los mares interiores más grandes del mundo, en cuestión de años ha ido desapareciendo hasta
ver reducida en buena medida su extensión original. Todo por el uso del agua de
los ríos que desembocan en ese mar para agricultura.