Por James Cogan
La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió
ayer declarar formalmente el brote de 2019-nCoV, el nuevo coronavirus
identificado por primera vez en la ciudad china de Wuhan, como una
"Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, sigla
en inglés)". La clasificación PHEIC solo fue creada por la OMS hasta 2005,
después de la pandemia de SARS 2002–2003. Se ha declarado en cinco ocasiones
desde entonces, en respuesta a la gripe porcina de 2009, los brotes en 2014 de
ébola y polio, el virus Zika 2016 y el resurgimiento de ébola en África central
en 2019.
Las autoridades chinas informaron anoche que el
número de casos confirmados del 2019-nCoV ha alcanzado al menos 8.100. El virus
se ha propagado desde su origen en Wuhan a toda China continental y ahora todo
el mundo. Al menos 100 casos, predominantemente de personas que visitaron o
provienen de Wuhan, han sido diagnosticadas en Taiwán, Hong Kong, Macao,
Singapur, Nepal, India, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam, Camboya, Malasia,
Filipinas, Australia, Corea del Sur, Japón, Emiratos Árabes Unidos, Alemania,
Francia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Docenas de casos sospechosos están
bajo investigación en otros países.
El número de muertes directamente relacionadas con
el 2019-nCoV, que puede conducir a una neumonía grave que no se puede tratar
con antibióticos ni medicamentos antivirales existentes, actualmente es de 171.
Todas las muertes fueron en China y, según las autoridades chinas, fueron
principalmente Personas mayores con afecciones médicas existentes. La tasa de
mortalidad, alrededor del 2.7 por ciento, es baja en comparación con otros
brotes de coronavirus como el SARS y el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente
(MERS). Como con cualquier virus, existe la posibilidad de que, a medida que se
propaga, pueda mutar en una cepa mucho más mortal.
Al igual que el SARS y el MERS, el 2019-nCoV es un
virus animal que ha migrado para infectar a los humanos, probablemente
originándose en murciélagos o serpientes. En la actualidad, los científicos
postulan que se está transmitiendo entre las personas a través de
"gotitas" respiratorias que se propagan al toser, por lo que lo más
probable es que solo se puedan contraer si alguien está cerca y de manera
prolongada a un individuo infectado. A modo de comparación, el virus de la
gripe común, que se propaga entre las personas con mucha más facilidad, ha
infectado al menos a 15 millones de estadounidenses y ha causado al menos 8.200
muertes solo en la temporada de gripe 2019-2020.
Al designar el 2019-nCoV como una emergencia de
salud pública mundial, los funcionarios de la OMS tomaron en cuenta la
evidencia de que la tasa de transmisión de persona a persona fuera de China
está aumentando.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus,
dijo en una conferencia de prensa anoche: “La razón principal de esta
declaración no es por lo que está sucediendo en China, sino por lo que está
sucediendo en otros países. Nuestra mayor preocupación es la posibilidad de que
el virus se propague a países con sistemas de salud más débiles y que no están
preparados para enfrentarlo”.
Los medios de comunicación en general han
interpretado esta declaración como una referencia a los llamados países
subdesarrollados o del "Tercer Mundo". De hecho, Estados Unidos,
donde ahora hay un caso reportado de transmisión de persona a persona en
Chicago, ocuparía un lugar destacado en la lista de preocupaciones. Decenas de
millones de personas viven en extrema pobreza y carecen de seguro médico,
mientras que el sistema de salud pública carece drásticamente de recursos. Si
varios miles de pacientes buscaran tratamiento al mismo tiempo para
enfermedades respiratorias severas en una ciudad estadounidense importante,
esto abrumaría por completo el sistema médico. Existe una situación comparable
en prácticamente todos los llamados países capitalistas "avanzados".
Los peligros aumentan por la probabilidad de que
una vacuna para el 2019-nCoV no se desarrolle durante al menos cuatro meses y
lo más probable es que no esté disponible para el despliegue a la población
general durante más de un año. Un factor en el tiempo es la falta de
colaboración entre docenas de clínicas médicas rivales a nivel internacional,
que se esforzarán por patentar una vacuna para que sus propietarios
corporativos puedan beneficiarse de su venta.
La falta de preparación internacional para
pandemias graves, en términos de instalaciones médicas adecuadas, salas de
cuarentena dedicadas y equipos de investigación coordinados, se refleja en el
pánico de las respuestas al anuncio del coronavirus en todo el mundo.
En China, según los informes, los trabajadores de
la salud han tenido que lidiar con kits de pruebas insuficientes para
diagnosticar el virus y la escasez de trajes de protección para garantizar su
propia seguridad. En un hospital de Wuhan, una enfermera le dijo a CNN que al
menos 30 de los 500 empleados ahora están infectados. Los hospitales se han
quedado sin camas y les dicen a las personas que se vayan a sus casas a menos
que presenten síntomas graves. Las autoridades chinas han trasladado 1.800
médicos y especialistas adicionales a la provincia de Hubei, mientras que dos
hospitales temporales con 2.300 camas combinadas se están construyendo
rápidamente para hacer frente al número de pacientes.
Desde el 22 de enero, el Gobierno chino ha tratado
de aislar Wuhan y otras ciudades de la provincia de Hubei para tratar de
detener la propagación del virus. En total, unos 50 millones de personas viven
bajo prohibiciones de viaje. Sin embargo, al igual que con todas esas medidas
generales, aquellos con riqueza y poder fácilmente las eluden. Además, el
2019-nCoV se identificó por primera vez a fines de diciembre. Para cuando se
declaró la cuarentena, unos cinco millones de personas habían entrado y salido
de Wuhan, la ciudad más grande del centro de China, incluidos miles que
viajaron al extranjero. Un factor en la propagación del virus fue que las
personas viajaron a otros lugares de China porque no podían recibir tratamiento
en la ciudad.
Mucho después de que el virus se haya globalizado,
la mayoría de las aerolíneas ahora han suspendido o reducido sus vuelos dentro
y fuera de China. Los aeropuertos internacionales han implementado medidas de
detección elaboradas para tratar de identificar posibles portadores del virus,
aunque las personas infectadas no presentan ningún síntoma durante un período
de siete a 10 días. Rusia y Corea del Norte han sellado sus fronteras con
China. En Italia, las autoridades en pánico se negaron a permitir que miles de
personas a bordo de un crucero desembarcaran debido a la sospecha de que dos
pasajeros pudieron haber sido infectados. Los resultados de la prueba fueron
negativos.
Varios países han organizado vuelos para evacuar a
sus ciudadanos de la región de Wuhan, pero luego los pusieron en cuarentena en
condiciones a menudo deficientes. El Gobierno australiano brilla por su
insensibilidad. Está tratando de cobrar a cientos de ciudadanos australianos
$1.000 para ser evacuados y tiene la intención de aislarlos en la remota isla de
Navidad en el océano Índico y alojarlos en las sombrías instalaciones
construidas para encarcelar a los llamados refugiados ilegales.
En medio de las tensiones geoestratégicas y
económicas entre Estados Unidos y sus aliados con China, varios demagogos están
aprovechando la oportunidad que presenta el brote de virus para avivar la
xenofobia antichina y hacer elogios nacionalistas sobre sus propios países.
El Washington
Post criticó al Gobierno chino en el titular de un editorial ayer por
haber "puesto a todos en riesgo" debido al retraso entre el momento
en que se identificó el virus y se anunciaran advertencias sanitarias y medidas
drásticas de cuarentena. El Post sugirió que, en los Estados
Unidos, la "prensa libre" habría asegurado que la información surgiera
más rápidamente. De hecho, como ha surgido una y otra vez, los principales
periódicos y redes de difusión estadounidenses colaboran tan íntimamente para
censurar la información en nombre del Gobierno y la clase dominante
corporativa, como sus homólogos chinos.
El
diario Australian, propiedad de Rupert Murdoch, publicó hoy un
artículo particularmente obsceno del académico derechista Salvatore Babones. Él
dio a entender que la razón por la cual los coronavirus han migrado de animales
a humanos en China y no en Australia fue porque los chinos, debido al
confucianismo y el "comunismo", confiaron en el Estado y no se
"autoorganizaron" para garantizar el saneamiento y la salud pública.
Babone escribió: "La sociedad civil
australiana logra lo que 100 millones de burócratas no pueden lograr: garantiza
una buena salud pública al promover prácticas seguras en todos los rincones de
la economía, casi todo el tiempo".
La total estupidez de tales afirmaciones
nacionalistas se puede ver en la forma en que décadas de indiferencia e
inacción del Gobierno australiano han dejado a la población totalmente sin
preparación para el devastador impacto de las sequías, incendios e inundaciones
vinculadas al cambio climático. Las personas han tenido que
"autoorganizarse" en ciudades y regiones afectadas por incendios en
las últimas semanas debido a que los servicios de emergencia y las redes de
apoyo social han estado tan privados de recursos que no pueden proporcionar la
asistencia necesaria.
El brote del virus, como los desastres naturales
relacionados con el cambio climático que causan estragos en las vidas de
millones de personas, plantea claramente la necesidad de una planificación y
organización científicas e internacionales y la inversión de cientos de miles
de millones de dólares en infraestructura de salud y seguridad, servicios de
emergencia y medidas preventivas. El obstáculo es el sistema capitalista, que
subordina la vida económica y social a la acumulación de ganancias privadas
para una minoría y mantiene la división de la economía global integrada e
interdependiente en Estados nacionales competidores.