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Estados Unidos. ¿Más de lo mismo? Bernie Sanders: «Cuba es un estado autoritario» /»Maduro es un dictador»

Venezuela, la clave de bóveda a la hora de las definiciones políticas

El candidato demócrata Bernie Sanders no ha dejado de utilizar en su campaña electoral el término «socialismo» Sin embargo, ¿es posible considerar como auténtico el socialismo que esgrime el demócrata Sanders? ¿Es realmente el aspirante candidato por el Partido Demócrata un «rojo emboscado»? Y si no es así, de qué medios podríamos valernos para averiguarlo (…).


 Por M. Relti
Que la actitud política del pueblo estadounidense está cambiando lenta pero progresivamente de signo, parece un hecho constatable.
    Difícilmente podía ser de otra manera, si se tiene en cuenta que, en el curso de las últimas décadas,  los embates  de la ofensiva empresarial han sido intensos y perseverantes, en lo que se refiere a la  liquidación de los derechos laborales y sociales  de una buena parte del pueblo  norteamericano.

   Cada día son más las voces en los Estados Unidos que están rompiendo el  extenso letargo de años y años de retrocesos y de derrotas. Uno tiene que celebrar que eso esté teniendo lugar en ese país.
    Sin embargo, los cambios de actitud del pueblo estadounidense no solo se  confirman con la constatación del crecimiento de sus luchas laborales y reivindicativas, aunque éstas sean todavía incipientes. Un buen termómetro para la observación de la temperatura social que se produce en ese país  lo constituye también el lenguaje y el contenido de los discursos  que usan sus líderes políticos.
   Cada día resulta más frecuente escuchar  a  los miembros del Partido Demócrata utilizar términos y conceptos cuya mención era insólita en la sociedad de Estados Unidos. Hasta ahora,  los que se atrevían a traspasar determinados límites de lo políticamente correcto eran machacados sin misericordia por la todavía latente persecusión macartista,  instalada tanto en el seno de sociedad norteamericana, como en sus medios de comunicación.
EL «SOCIALISMO» DE BERNIE SANDERS
   En estos días, por ejemplo, el candidato demócrata Bernie Sanders no ha dejado de hacer uso, durante su campañal, del término  «socialismo»,  como oportuna varita talismánica con la que pretende abrir las puertas  de los corazones  de los asalariados y de la gente pobre y marginada de su país. Si se atreve a hacerlo es, evidentemente, porque su utilización le resulta políticamente rentable.
   Sin embargo, ¿es posible considerar como auténtico el «socialismo» que dice abanderar el demócrata Sanders? A quienes carezcan de cierta experiencia  política o de memoria histórica, dilucidar lo que hay de cierto detrás de las palabras de Sanders les resultará extremadamente difícil.
    Vean, por ejemplo, lo que Sanders declaró la semana pasada  en una entrevista televisiva:
   “Creo que mi campaña tiene una agenda que conecta con las familias trabajadoras que, en muchos sentidos, están contra la pared ahora mismo. Están tratando de sobrevivir con salarios totalmente inadecuados. No pueden pagar el alquiler o no pueden enviar a sus hijos a la universidad. No pueden pagar la atención médica”.
   Conmovedor el espíritu solidario mostrado por Bernie Sanders. No obstante, la autenticidad de esas promesas formuladas con frases tan vagas e indescifrables en cuanto a cuales son sus auténticos propósitos, no es fácil de descubrir. ¿Hay que  excluir, entonces, la posibilidad  de conocer qué es lo que haría Sanders  si ocupara la presidencia de los Estados Unidos? En mi opinión, no. Pienso que hay pesquisas que nos podrían ayudar a conocer qué propósitos se esconden tras determinados posicionamientos políticos de los líderes estadounidenses.  Atendiendo, por ejemplo, a sus pronunciamientos sobre cuál sería su política exterior en el caso de que llegaran a la Casa Blanca.

     Bernie Sanders ha tenido que ser  muy explícito sobre este tipo de cuestiones, porque   quienes están por encima de él, -o sea, la minoría dominante  de los Estados Unidos– no le permitían ningún tipo de ambigüedades  ni deslices al respecto.

    Veamos. Bernie Sanders confiesa estar a favor de lo que los políticos estadounidense llaman las «intervenciones humanitarias» en el exterior. Para que podamos entendernos: la invasión y bombardeo de Libia fue una intervención «humanitaria» de los EEUU. Sanders reconoce también que coincide plenamente con el presidente Trump en el asesinato del líder militar iraní Soleimani. No tiene tampoco ambages  a la hora de reconocer, junto con Trump, que la Embajada de los Estados Unidos en Israel debe ubicarse en la ciudad internacional de Jerusalén… etc,etc.
 
 

VENEZUELA, LA CLAVE DE BÓVEDA
    No obstante, hay un asunto que define de manera determinante a un político imperialista norteamericano. Y ese tema no  es otro que el de Venezuela.
     No deja de resultar curioso que Venezuela haya logrado convertirse en la brújula que nos ayuda a definir quién es quién, no sólo entre los políticos norteamericanos, sino también  entre los españoles. Sin ir más lejos, el hoy vicepresidente del gobierno de España, Pablo Iglesias, no pudo resistir el  desafío que le  plantearon los políticos de la derecha clásica española con el  tema  venezolano. Y tan fuerte fue el reto, que  lo obligaron a plegarse  humildemente, a decir urbi et orbi que Venezuela «es un desastre» y que en el pasado «se equivocó»  al defender al gobierno bolivariano y a callar de forma cómplice cuando se afirma que en el país latinoamericano existe una malvada dictadura. Con ello, Iglesias, no sólo se definió a sí mismo en relación con Venezuela sino que, además,  lo hizo también en relación con otros  muchos aspectos de la vida política española, como nos están demostrando los acontecimientos cotidianos.
     Y no se trata de que nuestra posición sobre el proceso bolivariano de Venezuela tenga que ser necesariamente la medida que nos sitúe políticamente. Pero hay un aspecto en el tema Venezuela que sí lo hace. Éste viene determinado por la cuestión  de si reconocemos o no que  ese pueblo, como todos los pueblos del mundo, tiene derecho a decidir su futuro, sin injerencias, presiones, sanciones económicas o amenazas militares del Imperio del Norte. En ese sentido, Venezuela sirve para conocer en qué lado de la trinchera está cada uno .
    La pasada semana, el candidato «progresista» estadounidense, Bernie Sanders, también definió ante las poderosas corporaciones multinacionales estadounidenses cuál es su posición en relación con la soberanía de la República bolivariana de Venezuela. 
Véanlo en este vídeo: