Hubo
más de 10.000 batallas documentadas durante la Guerra Civil y 237 batallas principales.
La batalla de Gettysburg, en julio de 1863, fue la batalla más grande que se
haya librado en el hemisferio occidental. Participaron 160.000 soldados, hubo
el bombardeo de cañones más grande de la historia en el hemisferio, la batalla
de caballería más grande, etc. En 3 días de batalla hubo más de 50.000 muertos,
heridos, y desaparecidos.
Algunas batallas tuvieron un
nivel de bajas de entre el 10 y el 30%. En la Batalla de Antietam, hubo más
víctimas en 1 día que en todas las guerras estadounidenses anteriores
combinadas: 23 mil muertos heridos o desaparecidos en un solo día, 4 veces más
que durante la Invasión de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. En total
durante la guerra, murieron unos 750,000 soldados—a los que hay que añadir las
víctimas civiles. Cientos de miles más fueron heridos y mutilados. El 2,4% de
la población de 1860 murió. Eso sería equivalente a 7,5 millones de muertos hoy
en día. Más o menos el equivalente a toda la población del estado de Jalisco en
México, o de Paraguay.
La Guerra Civil representó
la segunda etapa de la revolución nacional-democrática estadounidense. La
liberación de 3 millones de esclavos fue un enorme acto de expropiación. ¡Así
que no aceptamos para nada que hay algo “no americano” en armar a la población
y usar la fuerza para expropiar la riqueza de un puñado de ricos!
Increíblemente, todos los esclavos podrían haber sido comprados por la mitad
del costo de la guerra. Pero no hubo vendedores dispuestos en el Sur hasta que
fue demasiado tarde para ellos.
El sur quedó en la pobreza.
La guerra acabó con 2/3 de su riqueza, 2/5 de su ganado, y más de la mitad de
su maquinaria agrícola. Entre 1860 y 1870, la riqueza del norte aumentó en un
50% y la riqueza del sur disminuyó en un 60%. Muchos estados del Sur sufrieron
bajas de 25% de su población de hombres blancos en edad militar. He aquí un
hecho sorprendente: en 1866, un año después de que terminó la guerra, el 20%
del presupuesto estatal de Mississippi se gastó en extremidades artificiales.
La
época de la reconstrucción
Pero una vez que la economía
de esclavos fue destruida, el escenario estaba preparado para el florecimiento
implacable y despiadado del capitalismo en todo el continente, comenzando con
el Sur. Esta época se conoce como la reconstrucción.
Los antiguos esclavos ahora
eran “libres”—libres de vender su fuerza de trabajo por un salario—y libres
para trabajar como aparceros (que era prácticamente como la servidumbre
medieval). También eran libres de ser arrestados por delitos menores, como el
“delito” de encontrarse sin hogar y sin propiedad. Libres de ser encarcelados
como criminales y de tener que trabajar como esclavos penales. Por cierto,
hasta el día de hoy, el trabajo esclavo sigue siendo legal en los EE.UU. si has
sido condenado por un delito.
Comenzó una migración
masiva, y millones de ex-esclavos emigraron del sur para escapar de los
horrores del sistema Jim Crow de segregación, similar al apartheid, del terror
del KKK, y en busca de trabajo en las industrias en rápida expansión del norte
y oeste.
Pero el fin de la esclavitud
significó que las líneas de la lucha de clases en los Estados Unidos se
hicieron más claras que nunca. La lucha de clases se transformó en una batalla
titánica entre la clase obrera en rápido crecimiento y la clase capitalista
cada vez más rica, con las capas medias cada vez más marginadas. Dada la feroz
ofensiva de los patronos, los trabajadores se vieron obligados a organizarse
colectivamente para defender sus intereses.
En las décadas posteriores a la Guerra Civil, el movimiento obrero
organizado tomó impulso. Por ejemplo, en 1877, una ola masiva de huelgas en los
ferrocarriles se extendió por todo el país e incluso condujo a una comuna
obrera en la ciudad de St. Louis, Missouri, durante la cual consejos obreros
electos y milicias obreras controlaban esa importante ciudad. En ciudades
cercanas como Chicago, los periódicos burgueses estaban aterrorizados y
advertían de una Comuna de París estadounidense.
Miles de obreros murieron
trabajando en condiciones bárbaras a fines del siglo 19 y principios del siglo
20, condiciones demasiado familiares para los obreros de toda América Latina en
la actualidad. Se formaron enormes sindicatos al calor de violentas batallas de
clases, y muchos activistas obreros fueron martirizados, como Joe Hill.
En la década de 1930 hubo
muchas luchas importantes y el surgimiento de un nuevo tipo de sindicalismo, el
sindicalismo industrial del CIO, el Congreso de Organizaciones Industriales, en
oposición al antiguo sindicalismo de oficio.
Huelgas heroicas de mineros
en el oeste, de las trabajadoras de la confección en el noreste, de obreros
textiles en el sur, obreros automotrices en el medio oeste, incluidas las
huelgas en Flint, Michigan y, por supuesto, la huelga de los Teamsters dirigida
por los trotskistas en Minneapolis en 1934. Todas estas luchas contienen muchas
lecciones y vale la pena estudiar esta historia en detalle.
La
posguerra y la situación actual
La Segunda Guerra Mundial y
el auge de la posguerra cortaron estos movimientos. Pero hay que reconocer que
la ola de huelga más grande en la historia de Estados Unidos fue inmediatamente
después de la guerra. Más de cinco millones de trabajadores fueron a la huelga
en 1946.
En los años 50 y 60, vemos
el inspirador movimiento por los Derechos Civiles y el surgimiento de grupos
como las Panteras Negras y el movimiento contra la guerra en Vietnam. Más
recientemente, vimos los millones que se opusieron a las guerras en Irak y
Afganistán, el movimiento masivo por los derechos de los inmigrantes de
2005/2006, el movimiento Occupy que comenzó en Wall Street, Black Lives Matter
y el movimiento en torno a Bernie Sanders y las históricas manifestaciones
contra Trump.
Así que la historia de
Estados Unidos es muy similar a la historia del resto del mundo: es una
historia de lucha de clases. La tendencia a lo largo de los siglos ha sido
hacia una concentración creciente de riqueza, por un lado, y una concentración
de la clase obrera por el otro. Hoy vivimos en una época de austeridad, guerra,
crisis, revolución y contrarrevolución y los Estados Unidos está en el corazón
de este proceso.
El capitalismo está en un
callejón sin salida a escala mundial y ya no puede desarrollar los medios de
producción ni mejorar la calidad de vida de la mayoría.
La decadencia es evidente.
El sistema está estancado, basado en el parasitismo y la especulación, y
representa una amenaza existencial para la supervivencia de la especie humana.
La base económica del imperialismo estadounidense está desequilibrada y, como
resultado, ya no es la fuerza monolítica que alguna vez pareció ser.
La clase dominante está
profundamente dividida sobre cómo proceder. Como explicó Lenin, uno de los
primeros indicios de que se acerca una época de revolución social es cuando la
clase dominante no puede continuar gobernando como antes. ¡La victoria de
Donald Trump representa un claro ejemplo de esto!
Ahora nos enfrentamos a una nueva generación que no conoce más que
el mundo posterior a 2008: austeridad, recortes, crisis y traiciones. Ha habido
una sorprendente transformación en la conciencia—y es sólo el comienzo.
La campaña presidencial de
2016 de Bernie Sanders dio una salida a la frustración acumulada y al interés
por el socialismo. Cambió la política de los Estados Unidos para siempre. Ahora
millones de personas se consideran socialistas.
Presentamos algunos datos de
encuestas recientes:
El
70% de los estadounidenses entre 18 y 29 años, los llamados mileniales,
dicen que votarían por un candidato socialista;
Sólo
uno de cada diez adultos está de acuerdo en que el sistema bipartidista
funciona “bastante bien”.
Seis
de cada diez estadounidenses están a favor de un tercer partido político.
El
36% de los mileniales encuestados dicen que aprueban el comunismo, un
aumento respecto al 28% que lo afirmaban en 2018;
Los
mileniales constituyen el 30% de la población de los Estados Unidos. Es
decir, 75 millones de personas, y un tercio de ellos dicen que aprueban el
comunismo y el marxismo, ¡eso representa 25 millones de contactos
potenciales para la CMI en el corazón de la bestia!
Y
luego sigue la “Generación Z”, que viene después de los mileniales. La
generación más joven representa un 25% más de la población, y están aún
menos agobiados por el pasado y tienen incluso menos lealtad a los
partidos e instituciones existentes. ¡Eso representa millones de contactos
potenciales más!
Entonces,
combinado con los mileniales, el socialismo tiene un apoyo mayoritario
entre el 60% de la población, y es la sección más importante de la
población, la juventud.
Increíblemente, entre aquellos que tienen una actitud
“muy favorable” hacia el socialismo, casi la mitad (47%) dice que la
acción violenta contra los ricos está “a veces justificada”.
En el país del “temor rojo”
y el McCarthismo ¡la mayoría de las mujeres y las generaciones más jóvenes
están a favor del socialismo!
Es cierto, por supuesto, que
la mayoría de esta gente no entiende lo que es realmente el socialismo. Pero
¿quién puede negar que esto es de extrema importancia sintomática?
Y claro, hay una base
material para estos cambios en la conciencia, que en última instancia tiene sus
raíces en la economía.
Mas datos interesantes:
En
las últimas tres décadas, la riqueza del 1% más rico aumentó en $ 21
billones, mientras que el 50% más pobre vio caer su patrimonio neto en $
900 mil millones.
Las
ganancias empresariales del año pasado fueron de $2,3 billones. ¡Eso es
literalmente el DOBLE del PIB de México!
El
0.1% más rico de los estadounidenses ahora posee tanta riqueza total como
el 90% de la población.
Tres
individuos tienen en sus manos más riqueza que los 160 millones de
estadounidenses más pobres—más que la población de todo México!
Mientras
tanto, casi el 80% vive de sueldo a sueldo.
El
salario mínimo federal es de $7.25 por hora. Un trabajador con salario
mínimo necesita 2.5 empleos de tiempo completo para poder pagar un
departamento en la mayoría de; país. Es decir, trabajar 100 horas a la
semana.
Uno de cada seis niños estadounidenses vive en la
pobreza—12 millones de niños.
Esta es la situación real en
los Estados Unidos. Si bien la miseria no llega al mismo grado que en muchas
partes de América Latina, millones de estadounidenses viven en condiciones del
mundo subdesarrollado.
Y no olvidemos que, estos
son los “buenos tiempos”. Una crisis económica aún más profunda sólo es
cuestión de tiempo. Técnicamente, ésta es la recuperación económica más larga
en la historia de los Estados Unidos.
Los burgueses serios ven el
resurgimiento socialista como una amenaza potencialmente existencial para su
sistema. Tienen razón en preocuparse y han lanzado todo tipo de ataques contra
él. Incluso Trump ha declarado que Estados Unidos nunca será un país
socialista. ¡Esta es una señal de miedo y debilidad, no de fuerza!
La decadencia del
capitalismo se manifiesta de varias maneras. Hay una epidemia nacional de
heroína y opioides. A nivel nacional, las sobredosis de drogas se han
triplicado desde 1990, y ahora las sobredosis y los suicidios representan más
muertes que los accidentes automovilísticos. Las masacres en masa ya son tan
comunes que la gente ya casi ni se da cuenta.
Pero todo esto también tiene
su contrario. Como ejemplo, el movimiento juvenil contra el cambio climático es
un desarrollo increíble e importante en el que los marxistas de Estados Unidos
hemos intervenido enérgicamente. También vemos el inicio de un resurgimiento
del movimiento obrero después de varias décadas muy difíciles.
Después de alcanzar un nivel
del 34,8% en 1954, ahora sólo el 10,5% de los trabajadores estadounidenses
están afiliados a un sindicato, y en el sector privado la cifra es de sólo el
7,2%. En la década de los 1970, hubo un promedio de 269 huelgas al año. En 2017
sólo hubo 7 huelgas. Pero debajo de la superficie, el topo de la historia
estaba cavando.
Aparentemente de la nada,
35.000 maestros en Virginia del Oeste lanzaron una huelga en enero de 2018, en
protesta por un aumento salarial del 1%. La huelga cerró todas las escuelas
públicas del estado durante una semana hasta que los legisladores acordaron
otorgarles un aumento del 5% y congelar las primas de seguro de salud
temporalmente. Este es un estado tradicionalmente conservador que votó
masivamente por Trump.
Esta victoria provocó una
reacción en cadena de huelgas de maestros que se extendió a Oklahoma, Arizona,
California y más allá. A fines de 2018, el número de trabajadores
estadounidenses involucrados en paros laborales, que incluyen huelgas y cierres
patronales, fue el más alto desde 1986.
Hay aproximadamente 130
millones de trabajadores en los Estados Unidos, sin contar a los miembros no
trabajadores de sus familias. Y, sin embargo, a pesar de representar sólo un
tercio del uno por ciento de la fuerza laboral de los EE.UU., los huelguistas
de 2018 transformaron el panorama de la lucha de clases. Miles más participaron
en huelgas y luchas más pequeñas que no se reflejan en las cifras oficiales. Y
la tendencia ha continuado.
Y no es sólo el creciente número de huelgas lo que está preñado de
implicaciones para el futuro. También es la actitud de los trabajadores y los
jóvenes hacia los sindicatos, y la creciente conciencia de lo que significa
pertenecer a la clase obrera. Hay un resurgimiento de la conciencia de clase y
el interés en organizarse en un sindicato. La presión está aumentando en el
AFL-CIO, la central principal de sindicatos, que durante décadas ha sido un
bastión del conservadurismo y la colaboración de clase cobarde.
La principal federación
laboral del país, representa a 12,5 millones de trabajadores activos y
jubilados en 55 sindicatos nacionales e internacionales. El poder potencial de
esta organización para movilizar a millones de trabajadores en huelgas, huelgas
de solidaridad e incluso huelgas generales es innegable. Claro, eso es lo
último que quiere la actual dirección.
Pero en 2021 habrá
elecciones en la AFL-CIO y ya hay una candidata potencial muy interesante. Sara
Nelson, líder de los auxiliares de vuelo, de las aeromozas, un sector muy
estratégico. A principios del 2019, ella llamó a una huelga general para poner
fin al cierre del gobierno que inició Trump por el conflicto sobre el muro
fronterizo. Su llamada y una ola de “enfermos” por parte de los trabajadores de
control de tráfico aéreo pusieron fin rápidamente al cierre. Como lo expresó
Nelson: “Sólo la acción directa, o la amenaza de ello, moverá al patrón”.
Todo esto se desarrollará en
el contexto de las elecciones presidenciales de 2020. Si la próxima crisis
económica estalla en serio en los próximos meses, las cosas realmente estarán
en el aire.
La lucha de clases y la
polarización de la sociedad estadounidense pueden acelerarse más rápidamente de
lo que nadie espera. Los eventos inspiradores en Sudán, Argelia, Hong Kong,
Ecuador, Chile, y más allá son una muestra de que los trabajadores del mundo
están llenos de lucha, y los trabajadores estadounidenses no estarán muy lejos
por detrás. El “proceso molecular de la revolución” del que hablaba Trotsky
también afecta al corazón de la bestia.
Podemos anticipar un aumento
de huelgas, campañas de organización y tendencias militantes de lucha de clases
en los sindicatos. Y en la medida que las luchas económicas no son suficientes
como para detener la austeridad y la caída de los niveles de vida de la
mayoría, esta energía eventualmente, de una forma u otra, retroalimentará la
lucha para construir un partido obrero de masas. El interés por el socialismo
continuará creciendo y habrá una comprensión cada vez más clara de lo que
realmente es el socialismo.
Los acontecimientos
internacionales y el ciclo económico también jugarán un papel importante en la
consciencia de las masas. El hecho es que las condiciones materiales para la
transformación socialista de la sociedad están más que maduras en los Estados
Unidos, quizás más maduras que en cualquier otro país en el mundo. La propia
experiencia de la vida bajo el capitalismo será el mejor maestro, y los obreros
y los jóvenes ya están aprendiendo rápidamente.
La clase trabajadora es la
abrumadora mayoría de los Estados Unidos. Los efectos de una huelga de incluso
una pequeña porción de los trabajadores estadounidenses serían devastadores
para las ganancias de los capitalistas.
Por ejemplo, apenas 36.000
estibadores sindicalizados cargan y descargan todos los barcos en la costa
oeste de los Estados Unidos. Cada contenedor importado a la costa del Pacífico
de EE.UU. desde Asia y más allá debe pasar primero por las manos de un pequeño
puñado de trabajadores sindicalizados.
Una huelga de un día de
estos estibadores provocaría miles de millones de dólares en pérdidas para los
capitalistas. Este es un indicio claro del poder colosal de la clase
trabajadora estadounidense. Lo mismo se aplica a las manufacturas,
comunicaciones, el transporte, la educación, los servicios médicos, etc.
Conclusión
Como marxistas entendemos
que una revolución exitosa en cualquier parte del mundo transformará la
situación. Dada su posición económica y militar, y sobre todo, la fuerza de su
clase trabajadora, la victoria de la revolución socialista estadounidense
significará en última instancia la liberación de toda la humanidad.
Como escribió el camarada
León Trotsky al comentar sobre su breve estadía en la ciudad de Nueva York
antes de regresar a Rusia en marzo de 1917: “[Estados Unidos es] la fundidora
en la que se forjará el destino del hombre”.
La Primera Revolución
Americana fue una inspiración para la Revolución Francesa, Simón Bolívar, y
muchos otros movimientos revolucionarios para la liberación nacional y la
independencia. La Segunda Revolución Americana, la Guerra Civil, también
inspiró a muchos—incluyendo a personas como Fidel Castro. La revolución
socialista estadounidense también transformará a los Estados Unidos en una
fuente de inspiración para los trabajadores de todo el mundo.
Debemos
tener confianza en la clase obrera de todo el mundo, igual que tenemos
confianza en las ideas del marxismo. Probablemente, antes de la Guerra Civil,
mucha gente decía que los estadounidenses eran una bola de reaccionarios
racistas y esclavistas. Pero todo en este mundo se convierte en su
contrario—¡estemos atentos!