Por Jesús A. Rondón
Comencé a militar políticamente a finales
de la década de los ochenta, atraído por la propuesta de la izquierda venezolana;
en un ambiente donde se seguía construyendo conflictivamente un proyecto de
cambio para nuestro país y las rutas para hacerlo posible. Una época donde el
pacto de las élites seguía vigente, pero en franca decadencia y a pesar de ello
no se lograba la unidad.
La izquierda venezolana ha tenido pocos momentos donde se ha
consumado la unidad, y en los tiempos recientes fue ese vendaval llamado
Chávez, que con una dinámica mesiánica; sofocó las disidencias y reconstruyó un
discurso en el que la mayoría se vio representado, lo que no significó que en
la realidad se lograran capacidades para transformar las realidades, es decir
poder.
Veinte años, es tiempo para que pase mucha agua bajo el puente de
la revolución bolivariana y tiempo también para que muchos de esa izquierda
amalgamada, hayan decidido dejar de apoyar a Chávez, ahora a Maduro, al
gobierno bolivariano y hasta a la revolución misma. ¿Las razones? Siguen siendo
objeto de un intenso e inacabado debate. Ahora bien, me pregunto ¿En que andan
los que se han ido?
En primera instancia hay que decir, que no están escondidos, pero
si concentrados en la crítica al gobierno y a la revolución bolivariana, con un
verbo agudo e incisivo (algunos siempre lo tuvieron), que se deja ver en
algunos portales y en los grupos WhatsApp.
No se les observa organizados, ni participando en organizaciones de
base, más bien solitarios, queriendo ser un faro de orientación, amparados
muchos en su historial político o académico. Cuestionan lo que existe, pero no
esgrimen cual es el relato alterno. Algunos hasta anhelan un proceso de
restauración de la cuarta, con sus actores, sus vicios y sus lógicas.
Se les ve huérfanos de proyecto, sin un horizonte, peor aún:
desencantados. Algunos están centrados en la sobrevivencia, echando mano hasta
de lo que cuestionaron, por necesidad o convicción.
Para muchos de estos compañeros que aún son amigos y con los cuales
milité, el liderazgo de lo que hoy entienden como el chavismo, les arrebató el
discurso y lo prostituyó, dejando todo aquello que los inspiró
instrumentalizado. Esgrimen que quienes se quedan en la revolución bolivariana,
están desplazados y solo son decorados en los eventos oficiales.
Algunas veces converso con algunos de ellos y no es raro recordar
que en política, son vitales las acciones y el discurso, pero estos tienen
sentido en la medida que forman parte de un proyecto y les pregunto ¿Cuál es su
proyecto?