Cuatro meses
después de finalizar la II Guerra Mundial, el 6 de agosto de 1945, una
explosión instantánea dejó más de 100.000
fallecidos, a las que se sumaron luego otras 185.000 producto de la
radiación provocada por las bombas
atómicas que Estados Unidos arrojó
en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
La noche
anterior a la explosión de la bomba en Hiroshima, la alarma por bombardeos
aéreos había sonado en la ciudad, no obstante, al día siguiente se levantó la
alerta y los habitantes de la ciudad — un poco más de 350.000 personas — fueron
a sus trabajos y colegios.
Era las ocho
de la mañana, cuando la bomba Little Boy, creada por el Gobierno de los Estados
Unidos (EEUU), cayó en la nación asiática, destruyendo el 90% del país.
"Muy pronto comenzamos a ver gente saliendo de Hiroshima, todos quemados y la piel cayéndose de la cara, de los brazos. No llevaban ropa, se les había quemado. No sabíamos si eran hombres o mujeres", explicó al medio alemán Deutsche Welle, Mitsuko Heidtke, sobreviviente de la bomba atómica.
"Muy pronto comenzamos a ver gente saliendo de Hiroshima, todos quemados y la piel cayéndose de la cara, de los brazos. No llevaban ropa, se les había quemado. No sabíamos si eran hombres o mujeres", explicó al medio alemán Deutsche Welle, Mitsuko Heidtke, sobreviviente de la bomba atómica.
Heidtke tenía
solo 10 años cuando EEUU decidió atacar al país asiático, como una amenaza para
lograr que Japón se rindiera. Su madre desapareció ese día, su padre murió días
después de cáncer.
La bomba fue
lanzada a unos 9.600 metros de altura, y estalló a 600 metros de altura de la
ciudad 43 segundos después de haber sido lanzada. La mayoría de víctimas con
síntomas severos de radiación murieron de tres a seis semanas después del
bombardeo.
Bun
Hashizume, otra de las sobrevivientes del fuerte y atroz ataque autorizado por
el presidente estadounidense Harry Truman, explicó que — por motivo de que los
jóvenes se encontraban en la guerra del Pacífico con el gobierno de la nación
norteamericana — la nación ordenó a hombres y mujeres en edad para cursar la
secundaria dejaran las aulas de clase para trabajar.
"Estaba
de pie junto a una ventana en el 3º piso del Ministerio de Comunicación (donde
trabajaba) cuando vi un poderoso destello. Pensé que el sol se caía en frente
de mis ojos. En una fracción de segundo vi arcoiris de colores en todas partes.
Ese fue el momento en el que explotó la bomba", manifestó en un
testimonial animado, presentado por el medio británico BBC.
Su madre,
hermana y tía sobrevivieron al ataque, no obstante, su hermano falleció durante
la explosión, indicó.
Un humo
blanco invadió la ciudad asiática, llevándose con él niños, animales, en
resumen; todo ser vivo desapareció, así como varios edificios. 80.000 personas
aproximadamente murieron ese día, sin contar las personas que fallecieron días
después a causa de la radiación. 44 segundos le bastó a EEUU para acabar con un
país y, 73 años después, los efectos de la radiación siguen.
Tres años
después de la explosión, el número de casos de leucemia entre los hibakusha
(como se le conoció a los sobrevivientes) ya era superior al de las poblaciones
no expuestas y el aumento del riesgo relativo (comparado con grupos de control)
tendría su pico a los siete años. Los que eran niños en 1945, presentaron los
mayores índices de leucemia de todos los supervivientes.
73 años
después, el gobierno de Estados Unidos no ha cambiado. A principios de año, el
presidente estadounidense Donald
Trump amenazó a Corea del Norte de hacer uso
de toda su fuerza nuclear, sí era amenazada
la seguridad del país; luego de que el líder de esta nación amenazara en igual
de magnitud el uso de una posible arma nuclear.
"Todo
EE.UU. está al alcance de nuestras armas nucleares y tengo un botón nuclear en
mi escritorio. Es una realidad, no una amenaza", dijo este año el líder
norcoreano Kim Jong-un.
Trump por su
parte respondió: "Alguien de su régimen hambriento y empobrecido por favor
infórmele que yo también tengo un botón nuclear, pero es mucho más grande y más
poderoso que el suyo, ¡y mi botón funciona!", abriendo así una ventana que
se pensaba cerrada hace 73 años.
El pasado 12
de junio, Kim Jong-un y Trump sostuvieron una cumbre histórica en
Singapur, en donde la Paz y desnuclearización fueron los dos puntos
principales del acuerdo firmado por ambos mandatarios.