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Cuba: propiedad privada, mercado e inversiones extranjeras en la nueva Constitución


La Asamblea Nacional aprobará este lunes un proyecto de reforma constitucional que las reconoce. También habrá cambios en el sistema político manteniendo el régimen de partido único.

Por Diego Dalai
Cuba se apresta a modificar su Constitución que rige desde 1976. El Pleno del Parlamento unicameral (Asamblea Nacional) discute desde el sábado un anteproyecto de reforma sobre el cual el gobierno ya dio a conocer a través del diario oficial Granma, una síntesis de sus principales puntos.

Como señalaron Raúl Castro, presidente del Partido Comunista entre otros cargos, y Miguel Díaz Canel, presidente del Consejo de Estado y de Ministros, en sus discursos durante el traspaso de mando el 19 de abril, la reforma tiene el objetivo de adaptar la Constitución a los cambios pro mercado que se vienen implementando en la última década, en particular desde 2011 tras la aprobación de los Lineamientos económicos.
En este sentido, el nuevo texto reafirmará “como principios esenciales la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y la planificación como componente principal de dirección, a lo que se añade el reconocimiento del papel del mercado y de nuevas formas de propiedad, entre ellas la privada” (Granma, 13-07-18). Además, “ratifica la importancia de la inversión extranjera para el desarrollo económico del país”.
Aunque el texto va a mantener una fraseología revolucionaria como el carácter “irrevocable” del socialismo y que “Cuba no volverá jamás al capitalismo”, o el “legado martiano y la doctrina del marxismo-leninismo que constituyen el principal fundamento ideológico de nuestro proceso revolucionario”, dar rango constitucional a la propiedad privada, el mercado y las inversiones extranjeras (que hasta ahora solo existen con rango de ley), significa un salto en la construcción de un marco legal para la restauración capitalista.
La recurrente referencia al “socialismo” adquiere cada vez más un carácter diluido y abstracto, al estilo de la socialdemocracia europea, o del “socialismo del siglo XXI” del que hablaba Hugo Chávez, en la búsqueda de unas vagas “justicia social e igualdad”. Como había dicho ya en 2008 Raúl Castro: “Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo”.
El modelo que persigue la dirección del Partido Comunista de Cuba, declarado públicamente por Raúl Castro, es el de China y Vietnam, un “socialismo de mercado” bajo el régimen de partido único del PC.
Resulta claro que establecer el “marco legal” no significa que Cuba ya vuelva a ser un país capitalista. Eso dependerá en primer lugar de la resistencia de la clase obrera y las masas cubanas, así como de la situación de la economía y la lucha de clases internacionales. El fantasma de esa resistencia, de un pueblo que hizo una revolución socialista y enfrentó una agresión militar directa y décadas de bloqueo imperialista, y en el que aún perdura una importante conciencia igualitaria, es el sustrato más profundo que llevó a Raúl a encarar el proceso de reformas pro mercado y de ajuste contra el pueblo, bajo el lema “sin prisa pero sin pausa”. Por lo cual muchos analistas pro capitalistas, critican de “insuficientes” cada nueva reforma que introduce el gobierno.
El proceso de reforma
La reforma constitucional fue meticulosamente planificada. Desde 2014 funciona una comisión especial del Buró Político del PC, dirigida por Raúl Castro, encargada de elaborar el proyecto. En la primera sesión extraordinaria de la nueva Asamblea Nacional, realizada el 2 de junio, se aprobó comenzar el proceso de aprobación de la reforma y se votó una comisión de 33 diputados, dirigida por Raúl Castro, para redactar el nuevo texto.
El miércoles pasado fue elevado a la AN para su aprobación como Proyecto. Tras el debate en comisiones y a partir de este sábado en el pleno de la cámara, el lunes será aprobado. El siguiente paso será una consulta popular a través de asambleas barriales y lugares de trabajo, que podría introducir enmiendas, y finalmente un referéndum que la aprobaría como se hizo en 1976 con la Constitución vigente.
Vale aclarar, contra los periodistas defensores de la burocracia del Partido Comunista, que dicha consulta de masas se realiza bajo el control del partido (único permitido) y las “organizaciones de masas” (que dirige el PC) y funciona en los hechos como mecanismo para refrendar, más allá de posibles enmiendas, el texto oficial. No se puede publicar opiniones por fuera de la prensa oficial ni organizar grupos de opinión por fuera de las organizaciones legales (que dirige el PC).
Cambios en el sistema político manteniendo el régimen de partido único
En otro orden de cosas, la nueva Constitución introducirá importantes cambios en el sistema político. Sin tocar el régimen de partido único, se incluyen las figuras de Presidente (elegido por la AN y con un máximo de dos períodos de 5 años) y de Primer Ministro. Se elimina el cargo de Presidente de la Asamblea Nacional (hoy a cargo de Esteban Lazo) cuyas funciones pasan al Presidente de la nación.
También se eliminan las Asambleas Provinciales y se crea la figura de Gobernador y un consejo integrado por los intendentes y los presidentes de las Asambleas Municipales. Todos cambios que apuntarían a copiar las instituciones y mecanismos de las democracias capitalistas, fortalecer el peso del poder ejecutivo para conducir el Estado, y disminuir su dependencia del Partido que pasaría a jugar un rol más específico de contención social. No resulta extraño si se tiene en cuenta que el flamante gobierno de Miguel Díaz Canel tiene por delante una ardua tarea, empezando por la unificación monetaria que prevé un duro ajuste al bolsillo de los trabajadores.
Raúl Castro y la dirección del PC también previeron algunas concesiones democráticas elementales como abrir el camino (no lo dirá explícitamente) al matrimonio igualitario. El nuevo texto eliminará la condición actual “entre un hombre y una mujer” para consumar el matrimonio. Otra modificación que se dio a conocer es que se introducirá la posibilidad de impulsar consultas populares (referéndums) a nivel municipal.
En conclusión, la nueva Constitución será un paso más hacia la restauración del capitalismo otorgando rango constitucional a los elementos capitalistas y convirtiéndose en un nuevo piso para nuevas y más profundas reformas pro mercado. La consumación de la misma dependerá de la capacidad de resistencia de los trabajadores y las masas.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Cuba-propiedad-privada-mercado-e-inversiones-extranjeras-en-la-nueva-Constitucion?id_rubrique=5442