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El ejemplo de Guayana se debe aplicar en la industria cementera


Los trabajadores se pronunciaron y el presidente acepto, es decir ya realizó su tarea ahora le toca al movimiento de los trabajadores asumir su responsabilidad en la gestión de las empresas, la cual no debe ser otra que la del control obrero y social de estas empresas, aplicando la democracia obrera. No se debe dejar solo a los camaradas que asumieron semejante responsabilidad, debemos ejercer el control colectivo y demostrar en los hechos que la clase trabajadora debe y puede asumir el control de las empresas estratégicas.

Este ejemplo debe aplicarse en las empresas cementeras, donde las juntas de transición juegan a la paralización de tan estratégicas empresas, aquí debe existir control por parte de la clase trabajadora en la producción, administración y distribución del cemento para acabar con las roscas ferreteras del cemento así como el control por parte de la misma clase para erradicar la contaminación de los trabajadores/as y de las comunidades.

El control de las empresas por parte de los trabajadores/as no solo implica ponerse a producir a diestra y siniestra, en este control se deben asumir algunas tareas que son fundamentales para preservar la vida y la salud de la clase trabajadora, partiendo del hecho de que son estos los que producen las riquezas de nuestro país.

La industria cementera se caracteriza por tener trabajadores/as afectados, en su gran mayoría de enfermedades músculo esqueléticas con características epidémicas, en ese sentido los trabajadores/as deben exigir el control de la empresa acompañado de formación política ideológica, científica técnica en materia de seguridad y salud y en el aspecto político para avanzar concientemente hacia una sociedad socialista.

Esto también se debe hacer en las empresas de Guayana, debemos conocer las estadísticas, por lo menos en Venezuela de los accidentes y enfermedades ocupacionales. Para el año 2006 los accidentes ocupacionales declarados al Inpsasel superaron la cifra de los 34.200, esto sin mencionar que hay muchos que aún no se reportan por falta de información, por temor a retaliaciones por parte de los empleadores y por la falta de formación.

Esto es sumamente importante ya que hoy no se puede hablar de construcción socialista sino tomamos en cuenta la preservación de nuestro pueblo trabajador y nuestra naturaleza, ambos se han visto diezmados por la producción incontrolada del capitalismo que solo le importa la acumulación de capital, en ese sentido la tarea de la clase trabajadora es, ahora más que nunca digna e histórica, debemos demostrar que somos capaces de controlar la producción, la administración, la distribución en franca articulación con las comunidades y además demostrar que podemos producir sin afectar nuestra salud, la de nuestro pueblo y nuestra naturaleza.

El socialismo es posible si la clase trabajadora asume su rol histórico.

Ramón Fernández