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La planificación popular es junto al pueblo trabajador


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A propósito del Consejo Federal de Gobierno
Continuamos insistiendo en la necesidad de avanzar en la organización y unidad de instancias planificadoras, movilizadoras y generadoras de conciencia desde y hacia el Poder Popular, y hemos afirmado que la principal responsabilidad del logro de este objetivo recae sobre el pueblo trabajador. Testigos somos de los no muy alentadores resultados en la organización de instancias “populares” cuando la rectoría la ejercen los ministerios o algunas “comisiones de alto nivel”, desde el Ejecutivo Nacional o regional; ante ello, es momento de expresar la madurez de la fuerza popular, avances cualitativos que tendrían lugar en su articulación y constitución desde los ámbitos locales hasta ámbitos regionales y nacional.
Todo lo anterior resulta necesario para lograr que las instancias que se continúen creando, en nombre del Poder Popular, sean realmente apropiadas por esta fuerza revolucionaria. El caso reciente del Consejo Federal de Gobierno (CFG) es importante para visualizar sus retos y peligros.
En primer lugar, el CFG debe apoyarse en un Sistema Nacional de Planificación Popular –cuyo proyecto de ley está en discusión- con los principios que hemos discutido en este espacio: democrático –con la participación activa de los Sindicatos, Consejos de Trabajadores, Consejos Campesinos, Consejos Comunales, Organizaciones de Trabajadores por la Salud en el Trabajo, Organizaciones Populares, Consejos de Delegados de Prevención; con un mecanismo de articulación central, en el que se encuentren estas vocerías populares junto a los responsables del Ejecutivo Nacional; productivo, sustentado en un impulso férreo de nuestras fuerzas económicas; política, ético y revolucionario, con base en los principios necesarios para romper con los odiosos vicios del sistema capitalista: corrupción, clientelismo, tráfico de influencias, burocratismo.
Sería precisamente éste el brazo científico, técnico, político y, desde luego, popular, que marcaría la ruta por la que ha de transitar el CFG –y todas las demás instancias del actual Estado- y no dejaría paso a la improvisación, despilfarro de los recursos y falta de controles a las obras y proyectos.
El caso concreto de los Distritos Motores de Desarrollo (Art. 6 Ley Org. CFG), la creación de estas zonas es responsabilidad del Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros, sin embargo ¿sobre cuáles bases se apoyaría tal decisión? ¿Sobre la misma dinámica del Estado burgués? Si la respuesta es definitivamente NO, pues comencemos a apoyarnos en el pueblo organizado, pero no en lo que “creemos” que dice, piensa o siente, sino en lo que realmente exige producto de su trabajo diario y su lucha incesante por su liberación.
El CFG no debe tener el mismo final de otras instancias creadas desde el Estado, que si bien pueden tener las mejores intenciones y loables objetivos, la realidad concreta nos marca unos resultados diferentes a los planteados inicialmente. Definitivamente a los espacios anteriores les faltaba la actividad del Poder Popular y en el CFG esto no debe ocurrir nuevamente. Aunque ya nos ganaron una jugada con la designación de los voceros de las organizaciones populares por parte del Ministerio para las Comunas, un espacio más arrebatado por el Estado capitalista.
El pueblo se encuentra a contrarreloj. Es tarea urgente la apropiación real y efectiva de los niveles “superiores” de la nefasta pirámide organizacional del Estado burgués, precisamente son los que ahogan con mayor saña las aspiraciones revolucionarias. Pero este combate no se libra sólo desde nuestro callejón, vereda, barrio o empresa.
Sólo así podremos realmente convertirnos en fuerza capaz de tomar las instituciones del Estado capitalista e imprimirles el necesario carácter popular que necesita el proceso revolucionario, convirtiéndonos cada uno de nosotros en administradores de esta nueva instancia y no sólo en simples espectadores de un proceso que nos pertenece y al cual somos “invitados especiales” en algún acto de esos “populares”.
Es necesaria la intervención unida y organizada de los sectores populares y de la clase trabajadora, no podemos seguir siendo los “invitados especiales” debemos ser los que dictemos las pautas, en función de nuestro trabajo diario en nuestros distintos ámbitos, no podemos seguir permitiendo que estos espacios sean tomados por burócratas del Estado o por agentes de la oposición, debemos ser nosotros los que apuntemos, en estos espacios y con estas leyes hacia la construcción de la sociedad socialista que necesitamos.