No es menester nuestro demostrar estadísticamente la necesidad de un cambio social, pero es bueno asomar algunas cifras que reflejan el rumbo al que nos lleva el sistema capitalista.
“…Hay un holocausto social ya en marcha, silencioso pero letal, que según cálculos estimativos de comienzos de la presente década ya cobra algo así como 100 mil vidas humanas por día a causa del hambre y enfermedades curables. Esto significa aproximadamente 40 millones de vidas por año, con lo que en poco más de año y medio se iguala la totalidad de muertos, militares y civiles, ocasionados por la carnicería de la Segunda Guerra Mundial. Pero estas muertes se producen sin el estruendo de cañones y bombas y nunca llegan a la primera plana de los diarios, o a las noticias de último momento de los noticieros radiales o televisivos. En cuatro años se superará la cifra de las víctimas de todas las guerras que se libraron en el siglo XX. Un lento holocausto, decíamos; un sacrificio producido por la intensificación sin precedentes de las características predatorias de un modo de producción, el capitalista, que, al concebir a los hombres y mujeres y a la naturaleza, como meras mercancías, como valores de uso que al mercantilizarse se convierten en fuentes de inagotables ganancias, pone en peligro la sobrevivencia misma de la especie en nuestro planeta…” (Atilio A. Boron, Socialismo del Siglo XXI, ¿Hay vida después del Neoliberalismo? P. 24).
La producción alimenticia a nivel mundial da hoy para que no exista ningún ser humano con hambre, pero como dice Atilio, las características predatorias del modo de producción capitalista no lo permiten.
Mientras esto ocurre, la empresa Nakheel presidida por el sultán Ahmed Bin Sulayem, en una furia constructora que haría sonrojar al empresario del ramo más audaz, está levantando en Dubai proyectos como 'Jumeirah Islands', una especie de urbanización temática o 'Gardens Shopping Mall', un centro comercial con cinco zonas inspiradas en los viajes de Ibn Battuta de Tánger a China.
Parece que ni siquiera el calentamiento de la tierra ni la subida del nivel de los océanos va a detener estos planes ni los similares que lleguen en el futuro. No en vano el lema que Nakheel divulga orgullosamente en Internet es “Ambición desmedida. Imaginación ilimitada”.
Con la primera etapa del proyecto The Palm a un año de su finalización, el trabajo de construcción está creando estragos. La vida marina ha desaparecido, las corrientes se han alterado y las playas están erosionadas, y el fondo del mar circundante varias millas alrededor se ha convertido en un desierto sin vida cubierto con una capa gruesa de lodo.
Esto es lo que nos deja un mundo controlado por el modo de producción capitalista, mientras las grandes mayorías mueren por falta de alimentación y de sed, estos gigantescos burgueses dilapidan más de 2.000 millones de euros en obras que en nada benefician a los pueblos del mundo y que en su afán de lucro destruyen nuestra naturaleza.
La vieja consigna acuñada por Engels en Anti-Dühring y luego retomada por Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie” es más actual hoy que ayer, en ese sentido no podemos ni debemos esperar, el modo de producción capitalista está acabando con el ser humano y sin posibilidades de que la vida vuelva a surgir en algún momento ya que también está destruyendo nuestro planeta.
Es lamentable ver como en el mundo los movimientos de izquierda (con semejantes evidencias) no logran ponerse de acuerdo en lo más mínimo y aunque parezca paradójico los movimientos sociales, en sus luchas por el cambio social y en sus revoluciones socialistas lo hicieron sin haber, necesariamente leído y meditado previamente las tesis expuestas en los tres tomos de El Capital.
Estas distintas interpretaciones de los clásicos del marxismo, solo han servido para crear más ideologías que en nada han beneficiado al avance de la unidad del movimiento de la clase trabajadora, lo que ha hecho es dividir al movimiento de izquierda a nivel nacional e internacional, así como a la clase trabajadora, eso es sumamente peligroso ya que, tal como sucede en Venezuela, las corrientes de izquierda, lejos de ayudar a la unidad del movimiento de los trabajadores, sirven de soporte al sistema imperialista y al surgimiento de aberraciones como el reformismo, burocratismo, la corrupción, el fascismo, las dictaduras o castas obreras que manipulan al movimiento de los trabajadores, dirigentes obreros como Lula en Brasil, que lejos de asumir medidas de carácter socialista, se transformó en un agente al servicio del imperio.
El proceso que se vive en nuestro país, representa la punta de lanza en el desarrollo revolucionario de Latinoamérica y de esto el imperialismo norteamericano está conciente, no en balde implementa planes como el Plan Colombia con el pretexto de la “guerra contra las drogas” e instala bases militares con la intención de una intervención a escala masiva, esto representa una grave amenaza para el proceso venezolano, todo con el apoyo del gobierno colombiano y la oligarquía de ambos países, el Plan Puebla Panamá, entre muchos otros que a través de la historia a aplicado en América Latina y los movimientos de izquierda solo han servido para entorpecer, pero solo para entorpecer estas medidas.
Estas razones son las que han permitido que el principal enemigo de la revolución venezolana esté dentro de la misma revolución, unos la atacan de manera abierta, esta es la clásica oposición de derecha pro imperialista y otros se escudan con la misma revolución para atacarla desde adentro, estos son los oportunistas de izquierda, en esto las distintas organizaciones de izquierda han demostrado una profunda debilidad, fundamentalmente en el impulso de la organización de la clase trabajadora, la mayoría de las organizaciones de izquierda, sus dirigentes, se han ocupado en buscar cargos dentro del gobierno para controlar instituciones y de alguna manera hacerse de dinero, no podemos decir otra cosa, ya que la militancia que labora en estas instituciones no aprovecha el espacio para el impulso de la organización autónoma e independiente de la clase trabajadora.
Ahora bien, debe haber un punto de coincidencia entre las fuerzas revolucionarias honestas y que se reclaman marxistas, en función de este punto de coincidencia ¿Se puede o no establecer un acuerdo de unidad? O es que somos terriblemente dogmáticos, acaso ¿las condiciones objetivas están dadas solo para el colectivo del pueblo y no para aquellos que pretendemos ser su dirección?
Desde hace muchos años la izquierda se ha visto aleccionada por el pueblo en sus acciones y luchas, esto quedó demostrado en el año 89 con el caracazo, en Abril de 2002 con el golpe de estado y posteriormente con el paro patronal, esto por mencionar acciones que conmocionaron al país, pero hay acciones de la clase trabajadora que son puntuales, donde el movimiento de izquierda no ha tenido un papel relevante y en algunos casos el papel que han jugado es de retroceso en estas acciones o en su derrota. Pero no solo en las luchas puntuales, sino en las instituciones o ministerios que dirigen los cuales se han convertido en más reaccionarios y reformistas que otrora.
Estamos convencidos de que el movimiento de izquierda revolucionario debe llamarse a un profundo análisis, podríamos decir a las tres R, Revisión, Rectificación y Reimpulso.
Estamos demostrando (la izquierda) con nuestras acciones que no somos alternativa, nuestra actitud es una prueba fehaciente de que la técnica de manipulación del capitalismo, la cual combinan con acciones concretas es más efectiva y el velo negro que se tendió sobre el sistema socialista gracias al método de Stalin, no deja de ser cierto. De nada servirá el hecho de que gracias a Chávez, el socialismo se colocó nuevamente en el tapete, no solo en Venezuela, sino en el mundo.
Hoy en nuestro país hay una apertura a la lectura marxista como herramienta a la madurez de los colectivos, esto no debe quedar ahí, las distintas organizaciones revolucionarias y marxistas deben empujar la práctica de esta lectura e impulsar su validación y prueba en las tareas cotidianas, es decir en nuestras luchas, debemos impulsar la organización y unidad de los distintos movimientos de trabajadores y trabajadoras para profundizar la revolución hacia el socialismo, esta es la única manera de triunfar.
El hecho de saber las atrocidades por la que está atravesando nuestro planeta y la organización de la clase trabajadora producto del nefasto sistema capitalista, el hecho de tener una teoría científica probada y comprobada en la lucha de clases y en franco enriquecimiento por los distintos líderes a través de la historia de lucha de los pueblos que han dado sus aportes teóricos sacados del corazón de la lucha de clases, el hecho de que cada día los pueblos se levantan en lucha contra el sistema imperante, no ha servido para consolidar el factor subjetivo y esto nos llevará irremediablemente a la barbarie.
“…Hay un holocausto social ya en marcha, silencioso pero letal, que según cálculos estimativos de comienzos de la presente década ya cobra algo así como 100 mil vidas humanas por día a causa del hambre y enfermedades curables. Esto significa aproximadamente 40 millones de vidas por año, con lo que en poco más de año y medio se iguala la totalidad de muertos, militares y civiles, ocasionados por la carnicería de la Segunda Guerra Mundial. Pero estas muertes se producen sin el estruendo de cañones y bombas y nunca llegan a la primera plana de los diarios, o a las noticias de último momento de los noticieros radiales o televisivos. En cuatro años se superará la cifra de las víctimas de todas las guerras que se libraron en el siglo XX. Un lento holocausto, decíamos; un sacrificio producido por la intensificación sin precedentes de las características predatorias de un modo de producción, el capitalista, que, al concebir a los hombres y mujeres y a la naturaleza, como meras mercancías, como valores de uso que al mercantilizarse se convierten en fuentes de inagotables ganancias, pone en peligro la sobrevivencia misma de la especie en nuestro planeta…” (Atilio A. Boron, Socialismo del Siglo XXI, ¿Hay vida después del Neoliberalismo? P. 24).
La producción alimenticia a nivel mundial da hoy para que no exista ningún ser humano con hambre, pero como dice Atilio, las características predatorias del modo de producción capitalista no lo permiten.
Mientras esto ocurre, la empresa Nakheel presidida por el sultán Ahmed Bin Sulayem, en una furia constructora que haría sonrojar al empresario del ramo más audaz, está levantando en Dubai proyectos como 'Jumeirah Islands', una especie de urbanización temática o 'Gardens Shopping Mall', un centro comercial con cinco zonas inspiradas en los viajes de Ibn Battuta de Tánger a China.
Parece que ni siquiera el calentamiento de la tierra ni la subida del nivel de los océanos va a detener estos planes ni los similares que lleguen en el futuro. No en vano el lema que Nakheel divulga orgullosamente en Internet es “Ambición desmedida. Imaginación ilimitada”.
Con la primera etapa del proyecto The Palm a un año de su finalización, el trabajo de construcción está creando estragos. La vida marina ha desaparecido, las corrientes se han alterado y las playas están erosionadas, y el fondo del mar circundante varias millas alrededor se ha convertido en un desierto sin vida cubierto con una capa gruesa de lodo.
Esto es lo que nos deja un mundo controlado por el modo de producción capitalista, mientras las grandes mayorías mueren por falta de alimentación y de sed, estos gigantescos burgueses dilapidan más de 2.000 millones de euros en obras que en nada benefician a los pueblos del mundo y que en su afán de lucro destruyen nuestra naturaleza.
La vieja consigna acuñada por Engels en Anti-Dühring y luego retomada por Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie” es más actual hoy que ayer, en ese sentido no podemos ni debemos esperar, el modo de producción capitalista está acabando con el ser humano y sin posibilidades de que la vida vuelva a surgir en algún momento ya que también está destruyendo nuestro planeta.
Es lamentable ver como en el mundo los movimientos de izquierda (con semejantes evidencias) no logran ponerse de acuerdo en lo más mínimo y aunque parezca paradójico los movimientos sociales, en sus luchas por el cambio social y en sus revoluciones socialistas lo hicieron sin haber, necesariamente leído y meditado previamente las tesis expuestas en los tres tomos de El Capital.
Estas distintas interpretaciones de los clásicos del marxismo, solo han servido para crear más ideologías que en nada han beneficiado al avance de la unidad del movimiento de la clase trabajadora, lo que ha hecho es dividir al movimiento de izquierda a nivel nacional e internacional, así como a la clase trabajadora, eso es sumamente peligroso ya que, tal como sucede en Venezuela, las corrientes de izquierda, lejos de ayudar a la unidad del movimiento de los trabajadores, sirven de soporte al sistema imperialista y al surgimiento de aberraciones como el reformismo, burocratismo, la corrupción, el fascismo, las dictaduras o castas obreras que manipulan al movimiento de los trabajadores, dirigentes obreros como Lula en Brasil, que lejos de asumir medidas de carácter socialista, se transformó en un agente al servicio del imperio.
El proceso que se vive en nuestro país, representa la punta de lanza en el desarrollo revolucionario de Latinoamérica y de esto el imperialismo norteamericano está conciente, no en balde implementa planes como el Plan Colombia con el pretexto de la “guerra contra las drogas” e instala bases militares con la intención de una intervención a escala masiva, esto representa una grave amenaza para el proceso venezolano, todo con el apoyo del gobierno colombiano y la oligarquía de ambos países, el Plan Puebla Panamá, entre muchos otros que a través de la historia a aplicado en América Latina y los movimientos de izquierda solo han servido para entorpecer, pero solo para entorpecer estas medidas.
Estas razones son las que han permitido que el principal enemigo de la revolución venezolana esté dentro de la misma revolución, unos la atacan de manera abierta, esta es la clásica oposición de derecha pro imperialista y otros se escudan con la misma revolución para atacarla desde adentro, estos son los oportunistas de izquierda, en esto las distintas organizaciones de izquierda han demostrado una profunda debilidad, fundamentalmente en el impulso de la organización de la clase trabajadora, la mayoría de las organizaciones de izquierda, sus dirigentes, se han ocupado en buscar cargos dentro del gobierno para controlar instituciones y de alguna manera hacerse de dinero, no podemos decir otra cosa, ya que la militancia que labora en estas instituciones no aprovecha el espacio para el impulso de la organización autónoma e independiente de la clase trabajadora.
Ahora bien, debe haber un punto de coincidencia entre las fuerzas revolucionarias honestas y que se reclaman marxistas, en función de este punto de coincidencia ¿Se puede o no establecer un acuerdo de unidad? O es que somos terriblemente dogmáticos, acaso ¿las condiciones objetivas están dadas solo para el colectivo del pueblo y no para aquellos que pretendemos ser su dirección?
Desde hace muchos años la izquierda se ha visto aleccionada por el pueblo en sus acciones y luchas, esto quedó demostrado en el año 89 con el caracazo, en Abril de 2002 con el golpe de estado y posteriormente con el paro patronal, esto por mencionar acciones que conmocionaron al país, pero hay acciones de la clase trabajadora que son puntuales, donde el movimiento de izquierda no ha tenido un papel relevante y en algunos casos el papel que han jugado es de retroceso en estas acciones o en su derrota. Pero no solo en las luchas puntuales, sino en las instituciones o ministerios que dirigen los cuales se han convertido en más reaccionarios y reformistas que otrora.
Estamos convencidos de que el movimiento de izquierda revolucionario debe llamarse a un profundo análisis, podríamos decir a las tres R, Revisión, Rectificación y Reimpulso.
Estamos demostrando (la izquierda) con nuestras acciones que no somos alternativa, nuestra actitud es una prueba fehaciente de que la técnica de manipulación del capitalismo, la cual combinan con acciones concretas es más efectiva y el velo negro que se tendió sobre el sistema socialista gracias al método de Stalin, no deja de ser cierto. De nada servirá el hecho de que gracias a Chávez, el socialismo se colocó nuevamente en el tapete, no solo en Venezuela, sino en el mundo.
Hoy en nuestro país hay una apertura a la lectura marxista como herramienta a la madurez de los colectivos, esto no debe quedar ahí, las distintas organizaciones revolucionarias y marxistas deben empujar la práctica de esta lectura e impulsar su validación y prueba en las tareas cotidianas, es decir en nuestras luchas, debemos impulsar la organización y unidad de los distintos movimientos de trabajadores y trabajadoras para profundizar la revolución hacia el socialismo, esta es la única manera de triunfar.
El hecho de saber las atrocidades por la que está atravesando nuestro planeta y la organización de la clase trabajadora producto del nefasto sistema capitalista, el hecho de tener una teoría científica probada y comprobada en la lucha de clases y en franco enriquecimiento por los distintos líderes a través de la historia de lucha de los pueblos que han dado sus aportes teóricos sacados del corazón de la lucha de clases, el hecho de que cada día los pueblos se levantan en lucha contra el sistema imperante, no ha servido para consolidar el factor subjetivo y esto nos llevará irremediablemente a la barbarie.
TURKI AL MAAZ