LA MEJOR GARANTÍA PARA QUE SE RESPETEN NUESTROS DERECHOS ES CON NUESTRA ORGANIZACIÓN, FORMACIÓN Y MOVILIZACIÓN DE MANERA INDEPENDIENTE, DEMOCRÁTICA, SOLIDARIA Y UNITARIA

Pequeñeces


Un aspecto común en la dirigencia política de este proceso, desde algunos dirigentes de la base hasta los señores dirigentes del Estado, es un discurso realmente florido sobre la teoría del socialismo y los métodos para su construcción, esto, lejos de ser malo, no es precisamente lo que practican.


La falta de formación y de organización independiente es extremadamente evidente en los distintos colectivos, lo cual responde a la forma en que la dirigencia ha llevado el proceso de cambios, es decir, en su mayoría los avances políticos que ha habido carecen de independencia y autonomía y son de un apoyo acrítico al gobierno.

Entendemos que no todo se puede hacer de una vez, hay mucho que aprender y los errores son inevitables y ya que soportamos los crímenes de la burguesía, soportaremos bien las fallas del proceso revolucionario, pero esta situación no puede eternizarse, entre nosotros los revolucionarios socialistas hay gente de todo tipo, algunos hacen progreso, se esfuerzan en obtener buenos resultados, mientras que otros solo tratan de embaucarnos con frases huecas, los charlatanes son muy dañinos, pues el trabajo se les escapa entre los dedos.

Se presta mucha atención a las grandes obras, cosa que es correcta, pero se subestiman o se ignoran las “pequeñas cosas” con marcada intención. Cuando estas pequeñas cosas se acumulan y se combinan terminan por conseguir o bien destruir algo importante, por ejemplo: Los pequeños deterioros que sufren nuestras vías y que no se reparan a tiempo se agrandan y forman enormes baches que tornan difícil la circulación dañando las carreteras y los vehículos. Una calle en mal estado implica gastos de dinero y de esfuerzos diez veces más importantes de los que hubiesen sido necesarios para su reparación. Y producto de estas pequeñas cosas es que se deterioran las máquinas, las fábricas, los inmuebles. Para mantenerlos en buen estado hay que dirigir una atención cotidiana y permanente a esas “pequeñeces”. La carencia de esta atención obedece a varias cosas, fundamentalmente a la escasa formación política, económica y cultural, que implica la falta o poca organización y unidad en el sector de la clase trabajadora como de los sectores populares.

Algo similar ocurre con la asistencia al centro de trabajo, sino se pone énfasis en la importancia de la formación y se impulsa la misma, sino se da respuesta a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras, ya que no son estos los que controlan el Estado y menos aún las empresas, estarán aplicando medidas como calificaciones de despidos, despidos, levantamientos de expedientes, entre otros, que en vez de consolidar al movimiento de los trabajadores y trabajadoras los alejarán de los objetivos del proceso revolucionario. Llegar puntualmente al centro de trabajo o estar en el centro de trabajo no implica estar trabajando, es igual a ser revolucionario, lo cual no implica ser socialista.

No debemos permitir que confundan la atención a las pequeñas cosas con el burocratismo, esto sería un grave error. El burocratismo consiste en prestar atención a una forma vacía en detrimento del contenido, de la acción. El burocratismo se atasca en el formalismo, sin resolver ningún detalle práctico. Por el contrario, el burocratismo elude en general los detalles prácticos que constituyen el conjunto de un problema, contentándose únicamente con reunir los dos extremos de su papeleo.

En ese sentido, no se puede racionalizar el modo de vida, es decir, transformarlo según las exigencias de la razón, si no se racionaliza la producción en función del desarrollo de las grandes mayorías y no en detrimento de estas y de la clase trabajadora, debemos someter las bases económicas de las relaciones humanas a un control y a una dirección consciente de la clase trabajadora y no dejarla en manos de discurseros de tarima y charlatanes.

Se trata de una interdependencia dialéctica: el factor histórico del capital es la economía, pero nosotros, los trabajadores y trabajadoras no podemos actuar sobre ella sino a través de nosotros mismos, esforzándonos por elevar continuamente el nivel de calificación política, técnica y cultural de nosotros mismos, este trabajo se debe efectuar en beneficio del socialismo y el socialismo equivale a una poderosa expansión de esta calificación, auténtica, humana, de hombres y mujeres libres de las relaciones de clase.

El enorme descontento que hoy existe en los trabajadores y trabajadoras de la administración pública es en extremo evidente, cuando hablo de administración pública incluyo las empresas del Estado ya que en estas las cosas no pintan bien. Esto lamentablemente juega en contra del camarada presidente y de esto la burocracia, tanto de oposición como del proceso lo sabe.

En estas empresas e instituciones se priorizan las “grandes” cosas y se invisibilizan las pequeñas y entre estas están los beneficios en materia económica, de seguridad y salud y de condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras del Estado.

El proceso pende de un hilo y esto es lamentable, si dejamos en manos de la burocracia del Estado la profundización del proceso estaremos entregando nuestro destino y la esperanza de construir el socialismo.
TURKI AL MAAZ