Silvia Ribeiro
Un equipo de científicos australianos comprobó recientemente la
existencia de estructuras del ADN que son diferentes a la doble hélice que
conocemos. La “nueva” estructura se había observado in vitro pero nunca en
células humanas vivas. Al mismo tiempo, otro equipo de investigadores en Suiza,
reportó que al intentar crear resistencia a un virus que afecta a la mandioca
con la tecnología CRISPR-Cas9, crearon accidentalmente un nuevo virus patógeno.
Es uno más de los posibles efectos adversos que pueden tener ésta y otras
nuevas técnicas de ingeniería genética, que contradicen la abundante propaganda
pseudocientífica que trata de convencernos de que son “rápidas, seguras y
baratas”.
A 65 años del
famoso descubrimiento de Watson y Crick sobre la estructura de hélice del ADN,
se siguen revelando aspectos desconocidos sobre las estructuras e interacciones
de los genes en los organismos, con diversos factores epigéneticos y con el
medio ambiente, que muestran que manipular genéticamente el ADN es una pésima
idea, por los muchos efectos imprevistos que conlleva.
La “nueva”
estructura del ADN fue identificada por el equipo de Daniel Christ del
Instituto Garvan de Investigación Médica y le llaman estructura de motivo
intercalada (i-motif).
Los resultados del estudio se publicaron el 28/4/18 en la revista Nature Chemistry
(https://www.nature.com/articles/s41557-018-0046-3)
El descubrimiento
confirma que nuestro ADN tiene una simetría más intrincada que la supuesta y
que esas variantes estructurales afectan cómo funciona nuestra biología.
"Cuando la mayoría de nosotros pensamos en el ADN, pensamos en la doble
hélice", dice el investigador de anticuerpos Daniel Christ. "Esta
nueva investigación nos recuerda que existen estructuras de ADN totalmente
diferentes, y que podrían ser muy importantes para nuestras células". (https://tinyurl.com/ybew7fkw)
Los motivos
intercalados son descriptos como un “nudo retorcido” de 4 hebras, donde los
elementos químicos que componen el ADN están asociados de una forma diferente a
la conocida: las bases o letras del ADN se unen entre sí con una igual, por
ejemplo la C (citosina) con otra C o la G (guanina) con otra G, algo que nunca
ocurre en la doble hélice.
Los i-motif habían
sido visualizados desde hace años en laboratorio, pero nunca en células vivas,
por lo que se cuestionaba que realmente existieran. Según Mahdi Zeraati,
el primer autor del estudio australiano, ésta es sólo una de las estructuras
diferentes a la doble hélice que podrían existir en el organismo, se han
visualizado también estructuras cuádruples del ADN en 2013 y podrían existir
más, incluso triples y cruciformes.
En el estudio que
confirmó la existencia de los motivos intercalados, los investigadores insertaron
un anticuerpo marcador con fluorescencia, por lo que pudieron ver cómo
aparecían y desaparecían estas estructuras en tiempo real. Los i-motif están
ubicados cerca de regiones del ADN conocidas como promotoras, que activan o
desactivan las funciones de los genes, así como en los telómeros, otra sección
del ADN relacionada con el envejecimiento celular.
Zeraati piensa
que el hecho de que aparezcan y desaparezcan es un indicador de su función: al
parecer intervienen en la activación o desactivación de genes, por lo que es
altamente relevante entender mejor su función. Esta característica es también
lo que dificultaba a los investigadores verlos en células vivas de nuestro
cuerpo.
Separadamente, un
estudio de Devag Mehta y colaboradores del instituto ETH en Zurich publicado el
4/5/18, reporta que al intentar crear resistencia a un virus en mandioca por
medio de ingeniería genética con CRISPR-Cas9; de 33 a 48 % de los virus
“editados”, desarrollaron una mutación de un solo nucleótido (una sola letra), que
creó un virus resistente. El estudio advierte, además, sobre el riesgo de que
estos nuevos virus resistentes se diseminen en el ambiente. (https://tinyurl.com/y879m7qk)
Los autores no
cuestionan la tecnología para otras aplicaciones, pero alertan sobre los
riesgos en este caso particular. Mehta, autor principal del estudio,
menciona además en su cuenta de twitter, que le asombra la presión que ha
recibido para no difundir aspectos negativos del uso de CRISPR-Cas9.
En efecto, hay
una gran movilización de la industria biotecnológica –incluyendo a
Monsanto-Bayer y DowDuPont que tienen sendas licencias para usar esa tecnología
en agricultura y alimentos– para desvincular a esta y otras nuevas
biotecnologías de los transgénicos anteriores, tratando de engañar al público
de que ahora sí son tecnologías seguras.
Las
trasnacionales de transgénicos intentan que nuevas biotecnologías como
CRISPR-Cas9 no sean reguladas, ni siquiera bajo las presentes leyes de bioseguridad,
argumentando que el producto final “no contiene” nuevo material genético. El
tema está en fuerte debate en la Unión Europea y Estados Unidos, pero ya se
aprobaron normas –a favor de las empresas– en Argentina y Brasil, aunque
contestadas por movimientos populares y científicos críticos. (https://tinyurl.com/y8yuf5tb)
Justamente, la
experiencia del equipo suizo muestra que puede haber impactos negativos, haya o
no material genético visible en el “producto” modificado final. Pero sobre
todo, el fascinante descubrimiento de estructuras del ADN que no se conocían y
sus posibles funciones, confirman nuevamente que los organismos vivos y sus
interacciones en la evolución, son de una enorme y maravillosa complejidad, que
estamos lejos de comprender bien. Por ello, que unas cuantas empresas
transnacionales y los científicos que les sirven manipulen organismos vivos, es
un experimento perverso con la naturaleza, la salud y el medio ambiente.
- Silvia Ribeiro
es investigadora del Grupo ETC.
https://www.alainet.org/es/articulo/193135