Se acaba de hacer público un nuevo informe del Panel
Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, referencia
científica de Naciones Unidas en el tema) que alerta sobre la necesidad urgente
de cambios y reducciones drásticas
de emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI) para detener el calentamiento global y que no sobrepase 1.5 o C respecto a niveles preindustriales.
El informe es una advertencia importante e insoslayable en cuanto a la gravedad
del cambio climático y las reducciones que son necesarias. Ya con el aumento de
1 o C sufrimos extremos climáticos
devastadores en muchas regiones del mundo. Cada décima de grado implica nuevos
riesgos, amenazando de extinción ecosistemas enteros.
El IPCC señala
claramente las causas del cambio climático a nivel global: la emisión de GEI
debido principalmente a que la energía, la industria y la agricultura
industrial se basan en combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón.
Sin embargo, el
informe falla en las propuestas sobre los caminos a tomar, ya que no cuestiona
el statu
quo económico ni la inequidad global sobre quiénes han
provocado y deben hacer inmediatamente una fuerte reducción de emisiones. Por
evitar cuestionar los temas de fondo, incluye en sus propuestas tecnologías de
alto riesgo, como las de geoingeniería, que no son ninguna solución e incluso
podrían empeorar el desequilibrio climático.
Se evidencia así
la relación entre la geoingeniería y la preservación del capitalismo: para
poder seguir con el modelo de “desarrollo” y producción industrial que ha
provocado el desastre climático, se plantea usar tecnologías de alto riesgo
para que algunos puedan sobrevivir conservando sus privilegios, aunque implique
toda una serie de nuevas amenazas ambientales y sociales para millones de otras
personas.
Por ello y
coincidiendo con el informe del IPCC, 110 organizaciones internacionales y
nacionales y 6 premios nobel alternativos, publicaron un Manifiesto contra la
geoingeniería , en el que grandes redes como Amigos de la Tierra
Internacional, La Vía Campesina, la Red Indígena Ambiental, la Alianza de
Justicia Climática, la Marcha Mundial de Mujeres, exigen un alto a la
geoingeniería y a los experimentos propuestos, varios de ellos sobre
territorios indígena, tanto por los impactos en la biodiversidad, las
comunidades y pueblos, como por la desviación que significa de la atención
hacia soluciones verdaderas. (https://tinyurl.com/yakb6ghb)
Pese a que hay
tecnologías de geoingeniería contempladas en tres de los cuatro escenarios
planteados por el IPCC, el Panel también reconoce en su primer escenario que es
posible limitar la temperatura sin usar esas tecnologías, que existen otras
vías, como proteger y restaurar ecosistemas naturales y realizar cambios en la
agricultura y otros sectores, que evitan emisiones y pueden absorber y retener
los gases de efecto invernadero. En ese escenario –el único justo– el IPCC
plantea la necesidad de reducir las emisiones de CO2 en
45% hasta 2030.
Esta cifra parece
alta, pero hay que recordar que solamente 10 países, con Estados Unidos a la
cabeza, son los responsables históricos de dos tercios de los gases emitidos, y
que actualmente, diez países son responsables de más del 70 por ciento de las emisiones,
entre los cuales se mantienen Estados Unidos y la Unión Europea. Esos diez
países emiten dos veces más GEI que la totalidad de otros 175 países.
Es una imagen
clara de injusticia climática global, pero es preciso agregar también la
inequidad dentro de los países. Según Kevin Anderson, experto en cambio climático de la Universidad
de Manchester, 50 por ciento de las emisiones de carbono provienen de las
actividades del 10 por ciento más rico de la población mundial, y si
consideramos el 70 por ciento de las emisiones, son provocadas por solamente el
20 por ciento de la población. Anderson explica que si se estableciera un
límite a la “huella de carbono” (consumo y producción) del 10 por ciento de los
individuos que son los mayores emisores, para que esta sea equivalente a la
huella de carbono de un ciudadano europeo medio (considerablemente alta para la
gran mayoría de países), las emisiones globales de carbono se reducirían en un
tercio en uno o dos años. (https://tinyurl.com/yalat5wg)
En lugar de
analizar este tipo de propuestas, el IPCC plantea el concepto falto de lógica
de “emisiones negativas”. Significa que se puede seguir emitiendo gases, si se
contrarrestan con tecnologías de geoingeniería, entre las que incluye
bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, captura directa de aire,
cambio de la química de los océanos y otras, aunque reconoce que no está
probada su viabilidad económica, técnica ni ecológica y que tendrían fuertes
impactos negativos sobre la biodiversidad y seguridad alimentaria, entre otros.
Varios factores,
como el hecho de que el IPCC tiene representantes de empresas petroleras entre
los autores del informe, explican esta enorme contradicción entre alertar sobre
la realidad climática e incluir propuestas que la empeorarán.
Las organizaciones
que firman el Manifiesto contra la
geoingeniería, seguirán en el camino de la
resistencia y las alternativas reales.
Silvia Ribeiro
Investigadora del Grupo ETC