Ataque a Siria
14/04/2018 | NPA
Una vez más, los gobiernos de los Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia se han arrogado el derecho a bombardear en Medio Oriente. Tras Trump,
estos dos países han anunciado en la noche del 13 al 14 de abril el lanzamiento
de decenas de misiles sobre objetivos militares del gobierno sirio, tras los
testimonios que relataban un nuevo ataque químico del régimen de Assad contra
la población de la ciudad de Duma, cerca de Damasco.
Estos gobiernos
afirman no querer ir más lejos de esta advertencia, mientras el gobierno ruso
dice que no dejará de dar respuesta, a la vez que todos pretenden actuar en
favor de la paz y contra el terrorismo. Pero lo que vemos es que se está
desarrollando un triste juego entre las potencias mundiales y regionales en
Siria, entre Estados Unidos, Francia, Rusia, Arabia Saudita, Irán y Turquía: un
juego cínico que se hace sin y contra la población, cuya trágica suerte solo
les conmueve cuando se trata de realizar grandes maniobras diplomáticas y
geoestratégicas.
Desde marzo de
2011 y el levantamiento democrático contra el tirano Bachar al-Assad, la
población siria sufre una represión feroz y sangrienta del dictador y de sus
aliados, en primera fila de los que se encuentran la Rusia de Putin y el Irán
de los ayatolás. Las dificultades encontradas por el levantamiento, la
militarización impuesta por el régimen y las injerencias interesadas de las
monarquías del Golfo han favorecido, además, el desarrollo de fuerzas
integristas y yihadistas, mientras las fuerzas democráticas estaban muy solas frente
a Assad y las corrientes contrarrevolucionarias.
Llamamos a
rechazar la sórdida campaña que tiene por objetivo dudar del enésimo ataque
químico criminal del régimen contra civiles, hombres, mujeres, niños y niñas en
Duma, testificada por tantas informaciones provenientes de ciudadanos y
servicios médicos sobre el terreno. Pero condenamos sin ninguna ambigüedad la
nueva aventura militar dirigida por Trump en Siria, y la participación francesa
en esta campaña de bombardeos que quiere dar la ilusión de que el pueblo sirio
va a estar ahora mejor protegido. Esto no puede sino añadir guerra a la guerra,
caos al caos: víctimas civiles, rememoración de un pasado colonial odioso,
reforzamiento de la postura de Assad como muralla frente al
imperialismo occidental.
El fin de la
tragedia siria pasa, al contrario, por una desescalada militar, que implica el
final de toda intervención extranjera, incluyendo la rusa y la iraní, parar la
venta de armas a las dictaduras de la región una de cuyos principales
suministradores es Francia (y el Estado español, ndt) y la claridad en el
descarte, para cualquier escenario de futuro, de Assad y de los dirigentes del
régimen sirio.
Continuaremos
apoyando las resistencias siria y kurda contra sus opresores.