Por Esquerda online
La reforma de las pensiones del
Gobierno Bolsonaro en Brasil, que ha dado lugar a las grandes movilizaciones
que se explican en el siguiente artículo, contiene los elementos que se
detallan a continuación. Programa un aumento de la edad de jubilación, que
hasta la fecha se derivaba del cumplimiento de 30 años de cotización para las
mujeres y de 35 para los hombres, pero sin requisito de edad y que daba lugar a
una edad media de jubilación a los 55 años y que podía ser incluso más baja. La
reforma establece que será necesario alcanzar la edad de 62 años para las
mujeres y de 65 para los hombres, requiriéndose en ambos casos haber cotizado
durante 20 años, siendo necesario cotizar durante 40 años para alcanzar el 100%
de la pensión. Dispone también una mayor contribución de los trabajadores
públicos a la financiación del sistema.
Paralelamente a la reforma del
régimen público, Bolsonaro quiere poner en marcha un sistema de capitalización
individual inspirado en el modelo chileno implantado por el general Pinochet en
1981 y que será optativo para quienes están ya trabajando pero obligatorio para
las trabajadoras y trabajadores de nuevo ingreso. El gobierno de Brasil
pretende mediante esta reforma contener un déficit público, ya que según
Bolsonaro de no poner en pie un nuevo sistema de pensiones Brasil quebraría en
los próximos años. Según su Ministro de Economía, el ahorro previsto en 10 años
por la puesta en vigor de la reforma sería de más de 300.000 mil millones de
dólares. Además de otros colectivos, como los trabajadores rurales y los
enseñantes, la reforma deja fuera del nuevo régimen de capitalización a los
militares y policías, que seguirán en el régimen de reparto pero de forma muy
diferenciada y privilegiada, especialmente los primeros (a cuyo colectivo
pertenece Bolsonaro). En esto también se parece a la reforma pinochetista, que
dejó fuera al personal uniformado de los riesgos de la capitalización. La
aprobación de la reforma no está asegurada, ya que requiere una modificación de
la Constitución, requiere el visto bueno de 3/5 de los diputados y de los
senadores. Las movilizaciones en curso pueden hacerla más difícil aún. Mikel de
la Fuente].
22 de marzo de 2019. La gran prensa anuncia que una
crisis política surgida entre la Cámara de Diputados, representada por su
presidente Rodrigo Maia (del partido Demócratas-RJ) y el gobierno de Bolsonaro,
está creando dificultades para la aprobación de reforma de las pensiones.
Todo esto está sucediendo pocos días después de la
detención del ex presidente Michel Temer, que a pesar de todos sus intentos no
logró impulsar esta reforma de la seguridad social [desde que asumió la
presidencia en agosto de 2016]. El mismo día, el mercado financiero experimentó
un día turbulento, con el mayor aumento diario del dólar en comparación con el
real desde mayo de 2017 y una caída en los valores del mercado bolsístico.
Por su parte, la clase obrera ha establecido su
propia agenda y ha demostrado su fuerza y unidad. A convocatoria de las
centrales sindicales, sindicatos locales y movimientos sociales, cientos de
ciudades de todo el país han sido escenario de la movilización de los
trabajadores y trabajadoras contra la reforma de las pensiones. Participaron
varias categorías de asalariados/as, tanto media actividades en los centros de
trabajo como en acciones unitarias. Fue un día importante de movilizaciones, un
primer paso que movilizó a la clase y aumentó su confianza en la lucha.
Un balance del 22 de marzo
Numerosas actividades tuvieron lugar en todo el
país durante el día de la movilización. Vamos a presentar algunas de estas. En
São Paulo, en la capital, a primera hora de la mañana, fue atrasada la salida
del autobús. Cuando comenzó a surgir el día, los trabajadores siderúrgicos de
las fábricas Ford y Mercedes - Benz realizaron asambleas en
las que aprobaron la participación en una huelga general que los sindicatos
podrían convocar para impedir la aprobación de la reforma y antes de continuar
su día recorriendo las calles de São Bernardo do Campo, en la ABC paulista [la
histórica región industrial de São Paulo].
También en el estado de São Paulo, en las ciudades
de São José dos Campos, Jacareí y Caçapava, trabajadores de varias fábricas,
como General Motors, Heatcraft, Prolind, Panasonic, Eaton, Latecoere, Armco,
MWL, Basf y Heineken realizaron asambleas, y en algunas de ellas se organizó
una llegada retrasada del primer equipo. En la capital, los trabajadores
siderúrgicos de varias fábricas se movilizaron, como en Fame, en la zona este.
El Sindicato de Trabajadores del Vidrio organizó reuniones en Wheaton do
Brasil, São Bernardo do Campo y Cebrace, Caçapava, con retraso en la entrada al
trabajo y distribución de octavillas en la región de Ferraz de Vasconcelos. Los
empleados del metros e movilizaron trabajando con chalecos rojos que incluían
las consignas contra la reforma.
En Curitiba [capital de Paraná], el sindicato de
metalúrgicos organizó manifestaciones en las puertas de varias fábricas, y
trabajadores de varias categorías distribuyeron folletos en el distrito de la
Boca Maldita por la mañana. En Fortaleza [capital de Ceará], los trabajadores
de la construcción civil retrasaron su ingreso al trabajo dos horas y tomaron
parte en una acción unitaria junto con los trabajadores pertenecientes a otras
categorías. En Goiânia [capital de Goiás], los empleados de la ciudad se
unieron a la acción nacional contra la reforma de las pensiones con motivo del
Día Mundial del Agua, donde votaron a favor de una distribución pública
gratuita y de calidad, rechazando así claramente los intentos de los gobiernos
de privatizar el agua y la energía.
Trabajadores de varias categorías participaron en
las movilizaciones, pero en el seno de cada una de ellas también había trabajadoras
y trabajadores de la educación que dejaron de trabajar por algunas horas o
incluso durante todo el día. Esto se produjo en varios estados, como São Paulo,
Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Belém, Ceará o Bahía, así como en ciudades
como Recife y Olinda. En São Paulo, los enseñantes celebraron una asamblea con
más de 20.000 personas y a continuación fueron a engrosar las filas de la
acción unitaria que tuvo lugar en la Avenida Paulista [tanto más que a la
cabeza de la educación del gobierno de Jair Bolsonaro está el ministro más
reaccionario].
Las trabajadoras y trabajadores universitarios
también participaron de manera sostenida. En Río de Janeiro, los sindicatos de
docentes y el personal técnico de la Universidad Federal Fluminense [Estado de Río]
organizaron paralizaciones. En el Estado de Pará, el personal docente y técnico
de la Universidad Federal de Pará y la Universidad Estatal de Pará también
cesaron sus actividades, así como los trabajadores del Instituto Federal de
Pernambuco en Recife. En Piauí, las y los profesores de la Universidad Estatal
de Piauí, que están en huelga, organizaron actividades de movilización en
prácticamente todos los campus de la universidad. En Bahía, no menos de cinco
universidades estatales han suspendido sus clases.
Los trabajadores de la refinería
de Capuava, en Mauá [periferia industrial de São Paulo]
Los obreros del sector petrolero también
organizaron movilizaciones y se unieron a las acciones unitarias en capitales y
ciudades importantes, como Campinas y Campos dos Goytacazes. En el estado de
São Paulo, se organizó una llegada tardía a los lugares de trabajo. Este fue el
caso en la refinería de Petrobras en Cubatão y en la terminal de Transpetro en
Santos, donde los trabajadores, e incluso los "terciarizados",
pudieron contar con el apoyo de los trabajadores de la construcción civil,
siderúrgicos, empleados del sector judicial y empleados municipales de la
ciudad. También en São José dos Campos y la Raffinerie de Capuava, hubo una
movilización con entrada tardía a trabajar.
En varias ciudades se llevaron a cabo importantes
acciones unitarias en las principales plazas y avenidas. En la Avenida
Paulista, la acción reunió a más de 40.000 personas. Las ciudades de Río de
Janeiro, Natal, Recife y Fortaleza reunieron a cerca de 10.000 personas. En
Porto Alegre y Salvador, hubo casi 5000. En Curitiba, Aracaju y Campina Grande
[estado de Pernambuco] había 2000 personas y en Macapá y João Pessoa casi 1000.
Lo que ha llamado la atención en todas estas manifestaciones es la
participación de trabajadores de diversas categorías y la unidad entre las
diferentes centrales sindicales. También estuvieron presentes partidos
políticos como el PSOL, el PT, el PCdoB y el PSTU.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
La lucha contra la reforma de las pensiones unifica
a las centrales sindicales, sindicatos, movimientos sociales y los frentes Povo
sem Medo [Pueblo sin miedo] y Brasil Popular. Una gran parte de la clase
trabajadora percibe que lejos de luchar contra los privilegios, la reforma está
dirigida a que paguemos la factura, mientras que los banqueros y los
empresarios continúan metiendo dinero en sus bolsillos. Los trabajadores no
quieren esta reforma, y este hecho debe ser tomado en cuenta por los
diputados y senadores, en un momento en que el gobierno comienza a ofrecer
enmiendas parlamentarias para "convencerlos" de votar a favor de este
ataque.
La crisis política que vive el país dificulta la
implementación de la reforma. Pero para ponerla bajo control, será necesario
que la clase obrera se movilice con todas sus fuerzas, bloqueando al país con
una huelga general. El 22 de marzo último fue un paso importante hacia la
construcción de esta movilización, pero será insuficiente. Es imperativo que
demos más pasos ahora. Se programó una reunión de la Confederación de
Trabajadores de la Educación para el 29 de marzo: se deberían discutir nuevas
fechas para las huelgas y movilizaciones.
Las centrales sindicales presentes durante la
acción organizada en la Avenida Paulista anunciaron una nueva acción importante
para el Primero de Mayo en la capital. Los foros contra la reforma de las
pensiones ya se han establecido o se están estableciendo en varias ciudades
como Río de Janeiro, Santos y Brasilia. Las centrales sindicales deben reunirse
lo antes posible para definir el resto del calendario de movilización.
Ahora es tarea de las centrales y de los sindicatos
profundizar en el trabajo de base, creando las condiciones para que cada
trabajador y trabajadora que participó en las movilizaciones del 22 de marzo se
organicen para hablar con sus colegas de trabajo, sus camaradas de estudio y
sus vecinos, explicando que esta reforma significa el fin de la seguridad
social y que debemos ponernos absolutamente en movimiento. Este es el momento
de reunir los foros y los comités estatales, organizar debates con el conjunto
de los trabajadores y trabajadoras y construir nuevas jornadas de movilización
para marchar hacia la huelga general. (Artículo publicado el 24 de marzo de
2019 por los trabajadores de la construcción civil de Fortaleza, Estado de
Ceará, en el sitio Esquerra en línea).
Traducción: viento sur