La verborragia antiinmigrante del
presidente Donald Trump tiene consecuencias directas e impacto en grupos de
Estados Unidos. Una prueba cabal de esta realidad es el surgimiento de una
milicia fascista denominada Patriotas Constitucionales Unidos (UCP, por sus
siglas en inglés).
Su líder, Larry Hopkins, fue
arrestado por el FBI el sábado, luego que el caso tomara relevancia en la
prensa nacional e internacional. Aunque tenía antecedentes penales, portaba
armas y dirigía abiertamente una milicia ilegal.
La organización de ultraderecha
se dedica a perseguir a grupos de inmigrantes que buscan asilo en Estados
Unidos a lo largo de la frontera con México y actúa en coordinación con las
fuerzas oficiales.
El grupo opera en el estado de
Nuevo México y se dedica a detener ilegalmente a familias migrantes a punta de
pistola hasta que arriban al lugar los agentes oficiales de las patrullas
fronterizas. Lejos de actuar clandestinamente, la UCP tiene una página de
Facebook y ha filmado una gran cantidad de sus acciones en los últimos días,
incluyendo la detención de un grupo de entre 200 y 300 migrantes.
Las milicias mantienen un
campamento cerca de la localidad de El Paso desde hace dos meses y reivindican
su actividad como algo necesario hasta que se construya el muro prometido por
Trump o se modifique la ley de inmigración en el Congreso. Además, hacen
campañas para conseguir financiamiento.
En marzo las detenciones de
familias inmigrantes centroamericanas tuvieron un impresionante aumento y
alcanzaron las 92 mil personas. Entre los videos difundidos por la milicia se
ve a personas de rodillas apuntadas por armas y abrazadas, hasta que arriba la
patrulla fronteriza oficial.
La Unión Americana de Libertades
Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) de Nuevo México encendió la luz de
alarma y pidió una investigación oficial contra el grupo armado, en el que hay
militares retirados y expolicías que portan rifles semiautomáticos.
“No podemos permitir que
vigilantes racistas y armados secuestren y detengan a personas que buscan
asilo”, se lee en una carta enviada por ACLU a la gobernadora del estado Nuevo
México Michelle y al fiscal general Héctor Balderas.
Este no sería el único grupo de
milicianos que se dedica a cazar inmigrantes en tiempos de Donald Trump, con la
venia de las autoridades oficiales.