La súper
concentración de capitales se ha agudizado en 2016, según el informe de Oxfam.
“Una economía para el 99%”
Por:
Tiziana Trotta (El País)
Madrid, 16 de enero de 2017. El
crecimiento económico solo está beneficiando a los que más tienen. La súper
concentración de riqueza se ha agudizado en el último año, amenazando la
estabilidad y el crecimiento mundial. Ocho personas concentran en sus manos el
equivalente a la riqueza de otros 3.600 millones, la mitad más pobre de la
población mundial, según ha denunciado Oxfam en el informe Una economía para el
99%, publicado este lunes.
La organización achaca la
responsabilidad de esta situación, que califica de “extrema, insostenible e
injusta”, al modelo económico actual, “al servicio del 1% más rico de la
población”. Entre 1988 y 2011, los ingresos del 10% más pobre de la población
mundial crecieron en apenas tres dólares, mientras que los del 10% más rico
subieron 182 veces más. Se calcula que hoy siete de cada 10 personas viven en
un país en el que la desigualdad de renta ha aumentado en los últimos 30 años.
El panorama es igual de desolador
en todas las regiones del planeta. En Vietnam, por ejemplo, el hombre más rico
del país gana en un día más que la persona más pobre en 10 años. En Estados
Unidos, según un estudio del economista Thomas Piketty, los ingresos del 50%
más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que
los del 1% más rico han aumentado un 300%. La suma de los salarios anuales de
10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh equivale al sueldo
del director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE
100, según cálculos de Ergon Associates. España tampoco es una excepción: pese
a un crecimiento de su PIB desde 2014, la desigualdad se cronifica e
intensifica. Este incremento, el segundo mayor de la Unión Europea y 20 veces
superior al promedio europeo, se debe a una concentración de la riqueza en
menos manos, a la vez que se produce un deterioro de la situación de las
personas más vulnerables.
En Vietnam
el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en 10
años
En particular, Oxfam apunta a las
grandes empresas, acusadas de estar “al servicio de los más ricos” y de guiarse
por un único objetivo: maximizar la rentabilidad de accionistas e inversores.
En 2015, las diez mayores compañías del mundo obtuvieron una facturación
superior al total de los ingresos públicos de 180 países. Sin embargo, este
crecimiento no se distribuyó entre todas las capas de la sociedad.
El salario del trabajador o del
productor medio apenas ha aumentado en los últimos años o incluso se ha
reducido. En la India, por ejemplo, el director general de la principal empresa
tecnológica del país gana 416 veces más que un trabajador medio del grupo. Para
ahorrar en costes empresariales, algunas compañías incluso recurren al trabajo
forzado o en condiciones de esclavitud. Las mujeres y las niñas son explotadas
en las condiciones más precarias y representan la categoría peor remunerada.
Entre las estrategias para
tributar lo menos posible, el informe denuncia el uso de paraísos fiscales, una
práctica que causa pérdidas anuales de al menos 100.000 millones de dólares
para los países en desarrollo. Una vez más, los más pobres pagan el precio más
elevado. En Kenia, por ejemplo, las exenciones fiscales generan pérdidas
anuales de 1.100 millones de dólares, una cifra que duplica la inversión en
salud en un país caracterizado por una elevada probabilidad de que las madres
mueran durante el parto.
En 2015,
las diez mayores compañías del mundo obtuvieron una facturación superior al
total de los ingresos públicos de 180 países
Oxfam denuncia que las empresas
utilizan su poder para garantizar que tanto la legislación como la elaboración
de políticas nacionales e internacionales se diseñen a su medida, para proteger
sus intereses y mejorar su rentabilidad, como demuestran, por ejemplo, los
privilegios fiscales logrados por las petroleras en Nigeria. Este tipo de
“capitalismo clientelar y cortoplacista”, además, coloca en una situación de
desventaja a las pequeñas y medianas empresas, incapaces de hacer frente a las
grandes corporaciones.
Oxfam analiza también las riquezas
de 1.810 milmillonarios incluidos en la lista Forbes 2016, un 89% de los cuales
son hombres. En el conjunto, poseen 6,5 billones de dólares, la misma riqueza
que el 70% de la población más pobre de la humanidad. Una tercera parte de este
patrimonio tiene su origen en la riqueza heredada, mientras que el 43% está
vinculado a relaciones clientelares. Esta riqueza crece en un promedio del 11%
anual desde 2009, una tasa muy por encima a la de un ahorrador medio. “Los
súper ricos no son solo receptores pasivos de la creciente concentración de
riqueza, sino que contribuyen activamente a perpetuarla”, subraya el informe,
por ejemplo a través de sus inversiones. Los más poderosos de la sociedad
controlan la mayoría de las acciones, lo que les convierte en los principales
beneficiados del modelo empresarial actual, generando un efecto multiplicador
de riqueza para los ya súper ricos.
En 2015, la desigualdad se disparó
en América Latina y el Caribe: siete millones de personas cayeron en la pobreza
y cinco millones pasaron a la indigencia.
Las
mujeres y las niñas trabajan en las condiciones más precarias y representan la
categoría peor remunerada
De seguir la concentración de la
riqueza a este ritmo, en 25 años se tendría el primer “billonario” del mundo, que
para acabar con su fortuna necesitaría gastar un millón de dólares al día
durante 2.738 años.
El estudio de Oxfam estima en
14.000 millones de dólares al año las pérdidas para África derivadas del uso de
paraísos fiscales por parte de los milmillonarios. La organización calcula que
esta cantidad sería suficiente para garantizar la atención sanitaria y salvar
la vida de cuatro millones de niños y niñas al año o para permitir la
escolarización a lo largo del continente.
El uso de
paraísos fiscales causa pérdidas anuales de al menos 100.000 millones de
dólares para los países en desarrollo
Este modelo económico, sostiene el
informe, se basa en una serie de falsas premisas, entre las que se encuentra la
idea de que la riqueza individual extrema no es perjudicial, sino síntoma de
éxito, o que el crecimiento del PIB debe ser el principal objetivo de la
elaboración de las políticas. Las premisas equivocadas incluyen creer que los
recursos del planeta son ilimitados o que el modelo económico actual es neutral
desde el punto de vista del género. La organización advierte de que, si no se
controlan estas premisas, será imposible revertir la situación y aboga por la
construcción de una “economía más humana”, que beneficie al conjunto de la
población. Este nuevo sistema tendría que basarse en la cooperación entre los
Gobiernos, privilegiar el uso de las energías renovables, acabar con la
concentración extrema de la riqueza y respaldar tanto a hombres como a mujeres.
El informe se presenta en la
vigilia de la inauguración del Foro Económico Mundial, que abrirá sus puertas
mañana en la ciudad suiza de Davos y que la semana pasada ya había alertado de
que la desigualdad económica, la polarización social y los crecientes peligros
medioambientales serán los riesgos principales del mundo en los próximos diez
años.
El Foro ha destacado en varias
ocasiones la grave amenaza que supone el incremento de la desigualdad económica
para la estabilidad social, pero, pese a que los líderes mundiales se
comprometieran a intervenir, la brecha entre los más ricos y los más pobres no
ha parado de crecer. Distintos estudios de Oxfam demuestran que en los últimos
25 años el 1% más rico ha obtenido más ingresos que el 50% más pobre de la
población en su conjunto.
“Si el crecimiento económico entre
1990 y 2010 hubiese beneficiado a los más vulnerables, en la actualidad habría
700 millones de personas menos, en su mayoría mujeres, en situación de
pobreza”, recalca el informe. Si no se revierte esta tendencia, informa Oxfam,
las sociedades podrían pagarlo con un incremento de la delincuencia y la
inseguridad, al mismo tiempo que la lucha contra la pobreza podría verse
socavada.