Luis. E. Villegas. N.
Tenerpatrianoespoco@gmail.com
Cambural, Enero 2017
En
la época, la mía, por supuesto, era muy común referirnos a la anécdota que
contaba el poeta Ernesto Cardenal en su libro “En Cuba”, con referencia al Che Guevara. Anécdota que
citábamos para referirnos a una postura clara, consecuente y ética cuando lo
político nos interpelaba. La anécdota. - El Che debía asistir a una reunión
importante, eran los tiempos recientes del triunfo de la revolución. Al llegar
al sitio el portero lo aborda y le pide
“el carnet”. El Che le respondió: “lo
comunista lo llevo en el corazón, no en el bolsillo”-.
El
precedente comentario viene a propósito del anuncio que nos hiciera el gobierno
en la persona del Presidente en los siguientes términos: “Contraofensiva
victoriosa del pueblo venezolano... El 20 de enero se inicia la carnetización
del pueblo bolivariano organizado”
Este
anuncio nos rememora la tesis Nietzscheana del “eterno retorno” y la cultura
del carnet instaurada en la “cuarta”. ¡Claro está que no es lo mismo! Este
carnet tiene un marco ideológico socialista; además de ser de alta tecnología
QR made in china. Por favor, no se le puede comparar a esos carnets
adeco-copeyanos de papel y cartón que cuando más llegaban a plastificarse.
La
realidad tiene un impacto directo en la cartera. La prueba más evidente de este
hecho sociológico es que la mía esta engordando y se está pareciendo a una
hallaca. En primer lugar porque los billetes por su desvalorización, frente a
la galopante inflación, no hay cartera que pueda contener una cantidad posible para
comprar, por ejemplo, un pollo o un litro de aceite; por tanto debemos llevar
una bolsa para ir al mercado, no para traer el recado, sino para llevar los
billetes.
La
otra razón del engorde de la cartera lo representa precisamente los carnets. Al
paso de la crisis y caminando a su ritmo; como forma de subsistir a las nuevas
realidades, pues nos vamos adaptando y
con ello crece el número de carnets que cada uno de nosotros va necesitando.
Uno básico es aquel que nos permite identificarnos como miembros de un sector
de la comunidad perteneciente a un Consejo Comunal, pues nuestros
representantes inventaron un carnet, que “con una pequeña colaboración” se
adquiría fácilmente. En la cooperativa donde hacemos las colas para adquirir
los productos, buscando un número según la cedula de identidad y por sorteo,
pues también la magia del carnet organiza y pone orden. En los CLAP se está
hablando de identificarnos por carnet, así se haría más fácil la distribución.
Hasta en el transporte, para pagar el medio pasaje para la tercera edad, a los
viejos nos cobran completo si no les mostramos el carnet, como si el derecho establecido por la ley naciera a partir de la manifestación física de un carnet. Estas
son algunas de nuestras cotidianidades existenciales que el carnet invadió;
esto sin contar los otros aspectos de la
vida, tales como la salud, papeles diversos, y demás requisitos que hoy es
imprescindible para la subsistencia en esta sociedad del carnet; cuya modalidad
mejora tecnológicamente en tiempos de revolución imprimiendo su propia marca. La
madre del carnet vendría pues representada por el “Carnet de la Patria”, con
tecnología de punta QR made in china”.
No
obstante, intentemos comprender el planteamiento del gobierno y el carnet de la
patria. Partamos del argumento que hace
el gobierno. - Con este carnet de alta tecnología se va a elevar el nivel de
respuesta del pueblo venezolano. Se constituirá un nuevo “poder popular”, con
una mayor capacidad de: 1. Organización; 2. Participación; 3.Consulta; 4.
Información; 5. Movilización. Todo ello enrumbado hacia el buen vivir.
¡Sí!
Es así como lo ven escrito. No me salte de párrafo, ni estoy leyendo otro
documento político. ¡Es la definición del carnet de alta tecnología QR made in
china!
También
me sorprendí al leerlo y luego me pregunte: No son, acaso, todos estos
elementos, las categorías políticas que se buscábamos desarrollar entre los
trabajadores y habitantes de las comunidades, a partir de las acciones
reivindicativas que se impulsaban a nivel de base frente a los distintos
gobiernos que vivían a costa de la explotación del pueblo. Reivindicar no era
acaso plantearse la conquista de aquello que como clase nos pertenecía y nos
había sido robado por la burguesía. Reivindicar acaso no exigía conciencia y luchar desarrollando, precisamente la organización, superar la pasividad haciendo participar los compañeros, ejercer la democracia en la consulta de aquello que debíamos decidir, proveer de información a los compañeros para que
pudieran ejercer su poder de decisión; toda acción implicaba, por tanto, movilización a diferentes niveles.
Acaso
no eran estas las categorías ideológicas que venían hacer parte de la lucha del
día a día y la cultura política que nos
envolvía a la hora de tumbar un sindicato patronal, conquistar el agua o la luz
en el barrio donde vivíamos, conquistar el centro de estudiantes frente adecos
y copeyanos, tomar la calle y hacer que el alcalde viniera a negociar con
nosotros, tomar la Inspectoría del Trabajo para cuestionar las decisiones que a
favor de los patronos y en contra los trabajadores tomaban los Inspectores.
Hasta una vez tomamos la catedral de Caracas por el contrato de los obreros
textileros...
Intentemos
comprender. Después de ver y analizar el hecho del carnet de alta tecnología
QR made in china, desde distintos
ángulos y perspectivas ideológicas, tengo que concluir que mi incomprensión del
problema radica en que estoy reflexionando con categorías de análisis que no se
corresponden al nuevo paradigma revolucionario; que tengo al frente y no me doy
cuenta. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!
En
consecuencia, la lectura errada que obtengo, en virtud de los hechos, no es
otra que el secuestro del lenguaje de la lucha revolucionaria; el secuestro de
las categorías con que reivindicamos las necesidades del pueblo trabajador; la
tergiversación de los códigos de la lucha popular por parte de una camarilla de
burócratas y politiqueros que han transformado la perspectiva militante, con su
cariz humano y creador de vida, en un funcionariato de gobierno burocrático y
tecnócrata, generador de corrupción, cuya visión de pueblo no es otra que considerarlo
como “la masa”, como una entidad política manipulable. Que actual es la
ocurrencia con que el Che, al inicio de la revolución cubana, respondió al
portero: «lo comunista lo llevo en el
corazón, no en el bolsillo».