Por Bill Van Auken
Joanna Haussman |
Hace ya más de dos meses y medio desde
que Juan Guaidó — una
figura de derecha apenas conocida en el partido Voluntad Popular financiado por
los Estados Unidos — se
proclamó a sí mismo el “presidente interino” de Venezuela y fue reconocido
inmediatamente por Washington como el Jefe “legítimo” del gobierno del país.
Un mes después, Washington,
trabajando con el gobierno de derecha de Colombia y la oposición venezolana de
derecha apoyada por Estados Unidos, intentó organizar una cínica provocación,
enviando camiones, supuestamente cargados con ayuda suministrada por Estados
Unidos, en un intento para hacer colapsar la frontera entre Venezuela y
Colombia. Guaidó y sus partidarios habían declarado que la maniobra era el fin
del gobierno del presidente Nicolás Maduro, prediciendo que las fuerzas de
seguridad venezolanas se desintegrarían ante un puñado de raciones ofrecidas
por la USAID.
Nada de eso sucedió, y en las
semanas intermedias la capacidad de Guaidó y sus manejadores estadounidenses
para organizar manifestaciones contra el régimen ha disminuido visiblemente, mientras
que no ha habido ninguna grieta discernible en las fuerzas armadas del país.
El New York Times, que ha
servido como portavoz de propaganda para la operación de cambio de régimen
orquestada por Estados Unidos desde su inicio, publicó el jueves un perplejo
editorial titulado “A medida que crece la crisis en Venezuela, las opciones se
reducen”. El comité editorial del periódico ofreció un lamento por el fracaso
de la CIA y sus activos venezolanos para derrocar rápidamente al gobierno
venezolano.
“Pero a pesar de las amenazas
de intervención, las llamadas a los militares a rebelarse, las sanciones
económicas, las promesas de ayuda para los venezolanos que sufren desde hace
mucho tiempo y las fallas prolongados de energía, el Sr. Maduro permanece
desafiante atrincherado en el palacio presidencial, con sus generales corruptos
a su lado y sus partidarios rusos y cubanos que lo respaldan”, afirma la
editorial.
Continúa: “En efecto, lo que
fue pensado como una operación rápida para sacar a un déspota desagradable se
ha convertido en un punto muerto mientras Venezuela se desintegra aún más ...”
Apenas
un día antes, el Times había
publicado un video editorial de Joanna Hausmann, quien se anuncia a sí misma
como comediante, titulado “Lo que mis compañeros liberales no entienden de
Venezuela”. La pieza, con sus débiles intentos de humor, defendió el cambio de
régimen y envileció cualquier oposición al papel del imperialismo
estadounidense en el país, e insistió en que cualquiera que exigiera “manos
fuera de Venezuela” tendría “sangre en sus manos”.
Lo
que el Times pasó
por alto decirle a sus lectores es que la Sta. Hausmann, la presentadora de
este artículo de propaganda, es hija de Ricardo Hausmann, un economista
neoliberal que fue ministro bajo la presidencia venezolana de Carlos Andrés
Pérez, que supervisó la implementación de las medidas de austeridad del FMI las
cuales desencadenaron el Caracazo — el
levantamiento masivo de trabajadores y pobres venezolanos — en el que hasta
3.000 personas fueron masacradas por las fuerzas de seguridad. Este es el tipo
de “democracia” que Washington busca restaurar en Caracas.
Hausmann es ahora una figura
prominente en la operación de cambio de régimen de Estados Unidos, que se
convirtió en el centro de una provocación que terminó echando por tierra una
reunión del Banco Interamericano de Desarrollo programada el mes pasado en
China, después que Pekín se negara a otorgarle una visa como representante del
ungido “legítimo” presidente de Washington, Guaidó, quien no controla absolutamente
nada en Venezuela.
El
editorial del Times cita
sin crítica las declaraciones del asesor de seguridad nacional de Trump, John
Bolton, invocando los decrépitos principios de la Doctrina Monroe, usada en
innumerables ocasiones para justificar las invasiones estadounidenses, los
golpes de estado y la instalación de dictaduras fascista-militares en América
Latina para alejar la amenaza de una revolución. Igualmente cita las
declaraciones de Trump que “todas las opciones están sobre la mesa”. Concluye
que Trump se enfrenta a su propio “momento de línea roja”, comparándolo con el
fracaso de Obama de lanzar una guerra de Estados Unidos a gran escala para
derrocar al gobierno de Bashar al-Assad en Siria.
“La
realidad es que el Sr. Trump no tiene otra opción real sino esperar”, concluye
el Times .
El
comité editorial del Times,
encabezado por James Bennett (un hombre que tiene los lazos más estrechos con
el estado de Estados Unidos, con un hermano que es un senador demócrata de
derecha de Colorado y un padre que fue un funcionario del Departamento de
Estado que dirigió la Agencia Internacional para el Desarrollo, un conducto
frecuente para las operaciones de la CIA), sabe que esto es una mentira.
La CIA y el Pentágono están
realizando incuestionablemente una amplia gama de operaciones destinadas a
desestabilizar a Venezuela y provocar una fisura en el ejército del país que
podría resultar en una guerra civil a gran escala.
El Times es un socio
valioso en estas operaciones, con un largo historial de servicio al aparato
militar-inteligencia de los Estados Unidos, desde su promoción de las “armas de
destrucción masiva” en Irak hasta su apoyo a la intervención “humanitaria” que
arrasó a Libia.
En Venezuela, el periódico se
apresuró en 2002 a saludar un supuesto golpe “democrático” que instaló
brevemente a Pedro Carmona, jefe de las Cámaras de Comercio de Venezuela, como
“presidente interino”, mientras que Hugo Chávez, quien había sido elegido
presidente con alrededor del 60 por ciento de la votación, fue secuestrado, enfrentándose
a una ejecución sumaria.
“La
democracia venezolana ya no está amenazada por un posible dictador”, declaró
el Times,
volviendo la realidad al revés, con el fin de promover el impulso del
imperialismo estadounidense para imponer un régimen títere que garantizaría un
acceso sin restricciones por parte de los conglomerados energéticos de Estados
Unidos para la explotación de las reservas petroleras de Venezuela, las
más grandes del
planeta.
El Times terminó con el
huevo en la cara, ya que esta “democracia” Made in USA resultó ser extremadamente
corta después que las masas de los trabajadores venezolanos salieran a las
calles para luchar contra el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos.
Si
el último intento de restaurar la “democracia” en nombre de Exxon Mobil,
Chevron y Conoco Phillips ha fracasado, no es por el apoyo cubano o ruso a
Maduro, como sugiere el Times,
repitiendo teorías de conspiración similares que han sido desacreditadas dentro
de los propios Estados Unidos.
Tanto
como las masas de trabajadores venezolanos son hostiles al gobierno de
Maduro — que
ha defendido los intereses capitalistas, ha desviado recursos sociales vitales
para cumplir con los pagos de la deuda al capital financiero mundial y ha
promovido el enriquecimiento de una camarilla gobernante corrupta de
especuladores financieros, altos funcionarios del gobierno y comandantes
militares — reconocen
en las fuerzas que respaldan a Guaidó, a los representantes del imperialismo
estadounidense y sus enemigos de larga data de la oligarquía capitalista
venezolana que solo promoverán más empobrecimiento y baños de sangre como el
Caracazo de 1989.
Las
mentiras del Times no
pueden ocultar el hecho que la única salida progresiva de la crisis que afecta
a Venezuela y la amenaza de la intervención imperialista y el estrangulamiento
económico es a través de la movilización política independiente de la clase
obrera venezolana en una lucha para derrocar al sistema capitalista, tomar el
poder en sus propias manos y extender su lucha revolucionaria a lo largo de
todas las Américas.