UNA NOTICIA QUE PUEDE SER APLASTADA POR LA INDUSTRIA CAPITALISTA DE LA SALUD. COMO SUELE OCURRIR EN TODOS LOS AVANCES QUE SE DAN EN MATERIA DE SALUD, LA INDUSTRIA BOICOTEA SI ESTO REPRESENTA UN ESTORBO PARA SUS GANANCIAS. ESPEREMOS QUE EN ESTE CASO EL MUCHACHO QUE ESTÁ APORTANDO UNA POSIBLE SOLUCIÓN NO SE DEJE SEDUCIR POR ESTOS VERDUGOS DE LA SALUD DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO.
Por: Zuberoa Marcos
Estamos
acostumbrados a que la fama adolescente llegue en forma de retos idiotas en
YouTube, participación en talents televisivos o glorias en disciplinas
deportivas. Y así, mientras las marcas sueñan con seducir a los millenials con
aplicaciones móviles y ellos aspiran al estrellato alcanzado desde la nada,
adultos y jóvenes continúan mirándose con desconfianza mutua. Pero, además de
ideas más o menos descacharrantes para grabar y subir en vídeos, la primera
generación digital de la historia tiene otras cosas que aportar. Cierto que son
menos celebradas por los medios de comunicación y que su repercusión entre el
gran público suele ser escasa (o directamente nula). Así se explica que sea más
popular la última ocurrencia de una estrella de Instagram o Snapchat que un
tipo como Jack Andraka, que a sus 19 años ya ha hecho un aporte científico que
puede salvar millones de vidas en el futuro.
El
prestigioso programa 60 Minutos de la CBS bautizó a Jack como “wonder boy”. El
calificativo no es exagerado si tenemos en cuenta la dimensión de su
descubrimiento: un test que puede detectar el cáncer de páncreas, ovarios y
pulmón en sólo cinco minutos y con un coste de algunos céntimos de euro. Las
estadísticas de la Sociedad Americana contra el Cáncer demuestran que el de
páncreas es uno de los tumores más letales por su imposibilidad de detección
temprana. De unas 53.000 personas que se verán afectadas durante el 2016 en
Estados Unidos, aproximadamente 42.000 morirán por esta causa (la mortalidad
registrada durante el primer año después de ser descubierto alcanza el 75%).
Aunque todavía tendrán que pasar algunos años para que se comercialice, el
sistema inventado por Andraka ha alcanzado en las pruebas preliminares una
efectividad del 100%, lo que hace albergar grandes esperanzas a los médicos que
trabajan con él. Uno de ellos, el oncólogo Aniban Mairtran del hospital John
Hopkins -el único que creyó en las posibilidades de la idea de Andraka después
de 199 rechazos por parte de otros centros-, asegura que estamos ante “el
Edison del siglo XXI”.
Como casi
todos los grandes descubrimientos, el de Jack llegó como respuesta a una
experiencia personal. Así lo describía en una conferencia: “¿Han experimentado
alguna vez en su vida un momento tan confuso y doloroso que todo lo que quieren
es aprender lo más posible para encontrar sentido a lo ocurrido? Cuando tenía
13 años, un amigo cercano de mi familia, que era como un tío para mí, falleció
por un cáncer de páncreas. Cuando la enfermedad golpeó tan fuerte en casa, supe
que necesitaba saber más”. El conocimiento como respuesta al dolor. El
aprendizaje como cura. Y la perseverancia como herramienta: Jack estudió y
estudió con los únicos medios que tenía a su alcance: los artículos científicos
gratuitos que podía hallar en Internet. Los consultó a cientos y con 15 años,
después de una clase de biología en el instituto, la idea le llegó con la certeza
de las grandes inspiraciones.
Andraka sabe
que va a dedicar su vida a la ciencia y que su aporte puede llegar a salvar
muchas vidas. Confía, además, en que su ejemplo sea inspirador para otros
jóvenes: “La imagen de la ciencia como algo austero, que consiste en memorizar
y después arrojar datos, es errónea. La ciencia no va de eso. La ciencia
consiste en utilizar tu curiosidad y creatividad para explorar y mejorar el
mundo que te rodea”.