La
educadora venezolana Jacquelin Jiménez ha realizado el más completo
relato testimonial sobre los efectos de la escasez de alimentos,
medicamentos y artículos esenciales que azota a la nación
sudamericana desde hace al menos tres años. La dramática situación
se agrava cada día, las dificultades para obtener lo esencial han
aumentado y las colas en los mercados y establecimientos de bienes
vitales son largas y permanentes. El relato debe ser leído por
venezolanos, independientemente de sus preferencias políticas,
quienes seguramente se ven reflejados en el texto, y por quienes,
desde otros países, se interesan en la situación de estas tierras.
“OTRA
MIRADA”
Por
Jacquelin Jiménez
"No
hacen falta alas para hacer un sueño,
basta con las manos, basta con el pecho,
basta con las piernas y con el empeño."
*Canción de Silvio Rodríguez
basta con las manos, basta con el pecho,
basta con las piernas y con el empeño."
*Canción de Silvio Rodríguez
“En
los últimos días, varias compañeras y compañeros latinoamericanos
me han llamado para enterarse de nuestra situación, preocupados por
las informaciones que les llegan sobre la falta de alimentos en el
país. Hasta la coordinación general de esta pequeña Sociedad
internacional a la que pertenezco nos hizo una llamada telefónica
desde Roma. ¡Señal de que las noticias deben ser alarmantes! Por
esas razones hago un relato general que diga desde mí, desde
nuestros colectivos de trabajo, de militancia, reflexiones y amores,
cuál es nuestra situación.
Confirmamos
la falta de algunos insumos regulares que se convierten
cotidianamente en la base de nuestra alimentación. Es
decir, escasea el arroz, se complica conseguir un litro de aceite, la
pasta aparece con mayor regularidad; y el azúcar ya olvidé cuándo
fue la última vez que la compré en una tienda, pero en nuestra casa
no ha faltado nunca. Haga usted un ejercicio de imaginación de cómo
se puede tener un insumo- innecesario para la salud pero básico en
algunos alimentos- con una red de relaciones cercanas o lejanas, o
con dinero circulante…
Falta
harina de maíz en las tiendas pero no ha disminuido la venta de
arepas y empanadas en las calles. Falta
en las tiendas la harina de trigo, por lo que falta el pan en las
panaderías pero ninguna Panadería de nuestros barrios ha cerrado ni
ha dejado de vender pan dulce, tortas y galletitas a muy altos
precios, porque el pan que falta es el pan salado que está regulado
a 50 bolívares y cuando se consigue está en 150, 200 o 350bs. ¿Y
la regulación de precios? ¡Es que no hay harina de trigo!
Sin
embargo, no
faltan vegetales en todo su esplendor y variedad, ni falta ningún
tipo de proteínas en sus distintas versiones de aves, carnes, y
pescados a un precio diez veces mayor a lo que se podía comprar hace
un año.
Lo mismo pasa con el fresco queso, el jamón y demás variedades de
embutidos que no han faltado nunca, claro a MUY altos costos…. ¿Y
la regulación de precios? Fallo gubernamental o imposibilidad de
sancionar porque quien hizo la ley, hizo la trampa.
Están
desaparecidas
las medicinas esenciales para mantener cualquier tratamiento regular
de
presión, circulación o cancerígeno.
Es
mucho lo que se tiene que preguntar, negociar o buscar para lograr
cualquier medicina esencial.
Los
insumos de limpieza casera o aseo personal se han encarecido el mil
por ciento en comparación al año pasado. Y el adorable café
impagable si se consigue. 250g contrabandeado en 800bs, casi dos
dólares a precio oficial, o menos de un dólar en el mercado
paralelo. ¿Cuánto cuestan 250g de café en cualquier parte del
mundo?
La
leche en polvo está desaparecida y
la leche líquida o alguna versión parecida aparecen al costo de
500bs, cuando hace un año no pasaba de 25bs. Un dólar a precio
oficial hace un año era 10bs, hoy 420. Y la venta paralela que eleva
nuestros niveles de costo de cualquier producto es de 1000bs. Para
intuir la complejidad de lo que pasa en este gran país nuestro, hay
que saber esos mínimos datos de mercado.
El
sistema financiero ha buscado todas las formas de saltarse el control
cambiario de divisas que hemos tenido por 15 años, y el control de
precios de alimentos básicos. La industria encontró las grietas de
estos controles por los cuales hemos podido todos los venezolanos
tener acceso a alimentación regulada, y por supuesto, estabilidad
emocional de mantener una familia e invertir ingresos en recreación,
arte o vacaciones.
Hoy
es un descontrol de precios, de no producción, y acaparamiento de lo
poco producido, para “sacarlo” cuando al dueño de tienda le dé
la gana.
¿Pobre Venezuela, verdad? ¿Cómo es posible que pase esto en este país tan rico? ¿Qué hace el gobierno? “Ese Maduro es un inútil”, dicen unos cuantos pobladores y gobernantes de otros países que reclaman el respeto que no dan.
Hasta
Google nos dedicó una icónica foto, tomada en Nueva York en el
2011, de una tienda con anaqueles vacíos que explicaba por sí sola
el desabastecimiento en Venezuela en el 2013, antes de llegar a esta
crisis.
Pobre,
engañaron a Google? ¿O Google engañó al mundo entero? De que
existe la manipulación mediática existe. Google publicó la foto,
no se disculpa con este país por promover medias verdades y la vida
sigue como si nada...
Recordemos
que hace 20 años todo eso que hoy falta, estaba fácilmente en los
anaqueles pero la mayoría de las y los venezolanos NO lo podíamos
comprar porque no teníamos el dinero ni la seguridad laboral que hoy
tenemos con futuro incierto.
Todo
eso que falta hoy en este maravilloso país no es producido por este
gobierno, ni por ningún gobierno de antes ni de los que vendrán
después. Es producido por una industria capitalista, burguesa,
manipuladora en sus precios y ganancias, empecinada en tumbar este
gobierno legítimamente elegido, con los métodos electorales
reconocidos en el mundo entero.
Hay
gente gobernando en algunos países del mundo que no han sido
elegidos por sus pueblos. No es nuestro caso. Y aunque no guste a
algunos los resultados de unas elecciones, ese es el resultado
electoral. Si no nos gustan los resultados cambiemos el mecanismo,
las formas organizativas de elección, cambiemos el sistema pero no
injuriemos al elegido.
Se
cuestiona la gestión de Maduro, pero no se cuestiona la manipulación
de la industria, el
acaparamiento de alimentos en grandes almacenes de esa misma
industria, la disminución en la producción para hastiar al grueso
pueblo que ha sostenido la dignidad de este gobierno.
NO
se cuestiona la dictadura financiera que nos somete a las y los
venezolanos a estar en las amenazas del hambre todos los días, en
las incertidumbres de las medicinas todos las semanas, en el
desasosiego de que llegue el día en que las seguridades salariales
que nos dejó el presidente Chávez ya no sean suficientes este mes
para enfrentar al monstruo empresarial.
Porque
es una dictadura financiera la que vivimos, es un golpe industrial
que sostenidamente no produce suficiente porque no quiere, porque su
deseo es ver derrotados a las y los chavistas que osamos creernos
personas con futuro, porque les duele que el gobierno haya producido
educación, autoestima, sentido patrio, sistemas de salud gratuitos,
derechos laborales, salariales y sociales; este gobierno produjo la
mayor cantidad de dignidad y sentido de vida para las mayorías
pobres de este país, y eso no se olvida fácilmente. ¿Será por eso
que hay más colas para comprar barato donde se pueda, que
protestas?.
Las
empresas y las tiendas han preferido jugar con nosotras y nosotros,
producen la mitad para ponernos a pelear en la búsqueda del insumo
que algún otro se quedará sin él. En
una cola de 300 personas venden obligadamente paquetes de pasta
dental de seis unidades, y cuando faltan 50 personas en la cola,
dicen que se acabó el dentífrico. Si se hubiera vendido un tubo de
pasta por persona, más de las 300 hubieran tenido. Pero no, es
obligatorio comprar el paquete de 6… ¡se nos instiga a la
pelea!
Buscan matar los sentimientos de solidaridad, esperanza en el porvenir, y construcción colectiva que estaban en flor en esta Matria-patria nuestra.
Buscan matar los sentimientos de solidaridad, esperanza en el porvenir, y construcción colectiva que estaban en flor en esta Matria-patria nuestra.
Esa
industria prefiere perder dinero con tal de ganar otra vez el
gobierno, y con ello sus privilegios de estar en primera plana de
periódico, volver a los teatros sin mezclarse con los pobres, ir a
restaurantes exclusivos sin tener cerca de su mesa a cualquiera
obrero o empleaducho porque su sueldo de obrero le daba para pagar,
por lo menos una vez al mes, el mismo restaurante que ese dueño de
empresa paga todos los días.
Lo
poco que producen las empresas gubernamentales es lo que se vende a
bajo costo, con precios regulados por este gobierno desde hace cinco
años, y que la mayoría hoy hace grandes colas para acceder a ellos
en justicia y empecinada defensa de esos bajos precios, como una
forma de sostener este gobierno; al mismo tiempo también compramos a
muy alto costo las carnes, los productos de limpieza, y las verduras
que mágicamente suben cada día.
Se
cambian nuestras rutinas alimenticias, se come yuca en vez de arroz,
aromáticas por café,
y nos tomamos con curiosidad recetas alternativas para hacer arepas
de plátano y hasta estamos sembrando en nuestros patios. Luces y
sombras de resistir en diversas visiones y opciones de mundo, la
complejidad de la vida misma, aquí o allá donde usted está
leyendo.
Este
noble pueblo aún no se ha puesto en la calle a manifestar por la
falta de comida, todavía las grandes cadena de información no
tienen esa noticia ¿Por qué será? Tampoco la oposición lo hace.
Protestan
por sus presos políticos que en verdad son políticos presos, se
concentran unos pocos por la búsqueda de amnistía, por salir de
Maduro.
Pero
no generan una gran concentración, una marcha contundente para
protestar por la falta de alimentos e insumos médicos; todavía a la
oposición no se les ocurre aglutinar el sentimiento de cansancio de
ambas tendencias político partidistas ¿Por qué será? Debe ser que
todavía no es negocio…
Hay
quienes no hemos dejado de comer en casa con la rutina de siempre.
Hay
quienes ya resienten la falta de alimentos, el dolor de la muerte
ante la falta de un medicamento, el dinero disminuido a fin de mes
¿Cómo
valorar las mayorías y las minorías en las resistencias de modelos
políticos, unos enquistados usando su poderío histórico; otros en
alternativas y sin mayor experiencia de gobernar siendo señalados
para descartarlos del imaginario mundial?
No
pudieron tumbar al presidente Chávez las dos veces que pararon la
industria en el 2002 y el 2003 porque el momento histórico de
relaciones políticas y gobiernos alternativos en América latina era
otro, se vivía el mejor tiempo de solidaridad e integración.
Doce
años de estrechas relaciones de intercambio comercial, de unión de
fuerzas para evidenciar que otras formas de negociación e
intercambio comercial eran posibles, más allá de los ámbitos
mercantilistas y pagos de intereses. Esas relaciones nos salvaron de
un golpe de estado en aquel momento, puede que a eso todavía le tema
la oposición nuestra. Pero ya las condiciones relacionales
gubernamentales en América Latina son otras y el golpe de estado
puede venir.
El
gobierno norteamericano vaticina que Maduro no llega a diciembre. Ese
gobierno norteamericano que nos considera una amenaza, como si
nuestro gobierno les hubiera hecho daño, o hubiera dado muestras de
invadir otros países como lo hacen ellos.
En
estos 17 años de esplendor latinoamericano, las eternas élites que
gobernaron nuestras tierras para enriquecerse y dejar a los pobres en
su lugar de pobres tuvieron el tiempo suficiente para estudiar cada
país, reorganizar sus fuerzas y arremeter hoy contra nosotros sin
medida ni compasión. No nos perdonan que hayamos intentado querer
tener nuestras propias formas de gobierno y nuestras propias formas
de decir y hacer desde América Latina, no desde la banca mundial ni
desde la concepción europea colonialista.
Las
dignas dinastías de familias educadas en colegios y universidades
católicas para gobernar (no se dice para oprimir), han pasado mucho
tiempo sin hacerlo; y es esa casta política que hoy destituye a
Dilma Rousseff acusada de una corrupción no comprobada, pero es su
palabra de mujer dirigente de un partido de trabajadores contra la
palabra poderosa de empresarios con inmunidad parlamentaria.
No
son los hechos los que más hablan de nuestros gobiernos de
izquierda: la seguridad social, la estabilidad laboral, la educación
en nuestros pueblos, sino los orígenes de clase, etnia y género de
presidentes como Dilma, Evo, Chávez, o Maduro. Esos orígenes no son
confiables para las familias de bien y clásica democracia mundial
heredada de conquistadores. Esa casta, ese grupo acostumbrado al
poder gubernamental no le ha podido ganar elecciones al Partido de
los Trabajadores de Brasil ni al Partido Socialista de Venezuela de
Venezuela, sólo el legítimo agotamiento en una parte del chavismo
ante esta situación nuestra, le dio un parlamento opositor a
Venezuela.
Esos
grupos de poder, esas empresas, esos intereses financieros han
aprovechado la crisis mundial de la economía, los errores de las
dirigencias gubernamentales de la izquierda, el hastío que produce
la manipulación de información en las poblaciones, y destruyen
gobiernos legítimos.
Luego
de los acontecimientos en Brasil, es más cierta la probabilidad de
golpe de estado en Venezuela o destitución de Maduro por cualquier
vía, hasta por el democrático mecanismo del referéndum, habiendo
agotado a este pueblo con la falta de alimentos.
Antes
de morir el presidente Chávez teníamos la mayor sensación y
acciones de felicidad colectiva nunca antes vividas; nuestra
tasa de desempleo hoy se ubica en 6,7%; nuestros niñas y niños van
diariamente a las escuelas con morrales y útiles escolares dados por
el Ministerio del Poder Popular para la Educación, eso sigue
sucediendo y no hay deserción escolar hasta el Bachillerato,
hay una deserción paulatina de 7,4 a 12 % de total de las que
ingresaron en el primer grado en los últimos tres años.
El
83% de las personas de tercera edad en todo el territorio nacional
han sido incluidas en el sistema de pensiones del
Estado, lo que representa un total de 3.031.381 adultos mayores
pensionados, entre todas las religiosas del sagrado corazón de
Venezuela que tenemos la experiencia de vivir de nuestros sueldos
remunerados, de la seguridad social y pensiones.
Más
que la falta de algunos alimentos e insumos médicos y medicinas, nos
preocupan la posibilidad muy cierta de que el triunfo en Venezuela de
la industria capitalista, por cualquier medio, implique perder la
mayor suma de seguridad social, salarial y educativa que jamás
tuvimos.
Nos
vemos en el porvenir ante el espejo de los despidos masivos del nuevo
gobierno argentino, y en la eliminación del Ministerio de la Cultura
del nuevo gobierno de Brasil que debería ser provisional y ya
gobierna como totalitario.
Ante
las preocupaciones de las y los compañeros del mundo entero, les
decimos que cada día es día de resistencia, preocupación y
ocupación para sostener el tejido relacional solidario ante tanta
exacerbación del individualismo, ante tanta especulación con el
presente y tanto nerviosismo con el futuro.
Cada
día se necesita renovar esperanzas que resguarden la memoria de lo
conquistado en justicia y dignidad, para evitar la tentación de
volver la vista atrás y convertirnos en estatuas de sal.
Necesitamos
recuperar la confianza en la propia humanidad y en otras formas de
poder construido colectivamente y a nuestro ritmo. Urge seguir
reinventando la política y sus distintas formas de políticas
públicas a favor de olvidados de la historia y vencidos de hoy por
las industrias bélicas e informativas, que no perdedores en la
búsqueda de otro mundo más justo y sororal”.
*Jacquelin
Jiménez. Mujer, educadora, Hermana del Sagrado Corazón en Venezuela