La revolución y la cultura en “La revolución
traicionada”
Por Yunier
Mena
En el
escenario tan complejo y difícil que es este mismo minuto para Latinoamérica,
este encuentro sobre el pensamiento de un revolucionario infatigable es una
victoria muy necesaria, y a primera vista podría confundirse con un imprevisto.
Cosas de la historia entendida como una línea de hechos sucesivos compuesta de
pasado, presente y futuro y no como un repositorio grato a la labor del curioso
o del esmerado arqueólogo. Casi sinónimo de la palabra historia, en otro
sentido, es la palabra Trotski; historia como la pretendió Aristóteles en
su Historia sobre los animales queriendo decir investigación,
indagación. La aprehensión diacrónica de la realidad hecha por el bolchevique
es a la vez, y sobre todo, penetración sincrónica en el objeto histórico
fijándolo como teoría, explicación y profecía. Ese proceder u oficio se
justifica en el interés de Trotski por transformar el mundo más que por
catalogarlo o registrarlo pasivamente. Es más, al comunicarse el resultado de
su arduo, agudo y artístico-estilístico trabajo intelectual se conecta o acerca
su vocación personal a la revolución con la posibilidad efectiva de la
realización de esta a nivel colectivo.