Escrito por Alan Woods
Miércoles 21 de noviembre de 2012
En la mañana
del 15 de noviembre Israel llevó a cabo la ejecución extrajudicial del líder
militar de Hamas, Ahmed al-Jabari. Este acto desencadenó un nuevo
conflicto mortal entre Israel y Gaza. Todo este asunto tiene todas las
características de una provocación premeditada.
"Cuando
los gobiernos hablan de paz el pueblo sabe que habrá guerra" (Bertold
Brecht)
El primer
ministro israelí Benjamin Netanyahu quería provocar claramente a Hamás en un
conflicto armado. Y ha tenido éxito. Hamás respondió con ataques con
cohetes contra ciudades israelíes que bordean la franja de Gaza. Los
israelíes han utilizado estos ataques como excusa para pulverizar Gaza.
A lo largo
de la noche del 16 al 17 noviembre, la Fuerza Aérea de Israel bombardeó
objetivos en la Franja de Gaza, incluyendo los ministerios clave de Hamas,
comisarías de policía y túneles cerca de la frontera con Egipto. También
llevó a cabo ataques en los barrios de Rafah, al-Sulan y al-Zahour, así como al
este del campo de refugiados de al-Maghazi. Posteriormente, los ataques
incluyeron el bombardeo de un edificio que era conocido por estar ocupado por
periodistas internacionales.
La
maquinaria de propaganda israelí ha ido a toda marcha. Trata de presentar
su ataque militar como una respuesta justificada a los "ataques
terroristas". Obedientemente, siguiendo la línea, los medios de
comunicación del mundo occidental muestran su "imparcialidad" al presentar
el conflicto como una guerra entre iguales: "bombas israelíes contra
cohetes de Hamas". Pero este conflicto es absurdamente
desigual.
Gaza es una
prisión al aire libre en el que 1,7 millones de personas viven en sólo 220
kilómetros cuadrados. Está enteramente a merced de su poderoso vecino,
Israel. Este último posee la máquina militar más formidable de toda la
región. Su arsenal de armas, incluyendo las armas nucleares, está
financiado por Washington con una suma de 3.000 millones de dólares al año.
Por el
contrario, Gaza es un pequeño enclave sitiado, compuesto principalmente por
refugiados empobrecidos. Los cohetes primitivos y caseros disparados desde
Gaza no son rival para el sofisticado armamento del ejército y de la fuerza
aérea israelí. Cazas a reacción y aviones no tripulados israelíes están
bombardeando Gaza día y noche.
Los
israelíes afirman que sus ataques están destinadas a matar sólo a los
"terroristas" y a los funcionarios de Hamas. Pero las cámaras de
televisión de todo el mundo desmienten esta propaganda. A pesar de los
reclamos de los israelíes de que estos ataques fueron dirigidos cuidadosamente,
la mayoría de las víctimas fueron, como siempre, civiles, entre ellos mujeres y
niños. Las escenas desgarradoras de cadáveres diminutos llevados en brazos
por sus familiares enlutados a los cementerios han conmocionado a la opinión
pública del mundo.
La población
de Gaza está enojada y desesperada, pero cada vez está más traumatizada por el
bombardeo implacable, contra el que no tienen defensas. A pesar de hablar
de un alto el fuego, Israel continúa sus ataques aéreos sobre Gaza, y Gaza
continúa con sus ataques de cohetes de largo alcance contra los principales
centros de población israelíes. La vista de cohetes que vuelan en
dirección a Israel puede o no levantar la moral, pero en realidad su eficacia
como arma de guerra es mínima.
Hasta anoche
(lunes) al menos un centenar de personas han muerto en Gaza, mientras que la
cifra de muertos de Israel ha llegado al gran total de tres. Este no es un
caso de "ojo por ojo, y diente por diente." La cifra de muertos
palestinos supera a la de israelíes en treinta y tres veces.
Los
israelíes afirman que su sistema de defensa Iron Dome (Cúpula de Hierro) ha
interceptado la mayoría de los cohetes. A juzgar por las cifras muy bajas
de víctimas israelíes, esto puede ser cierto en parte. Sin embargo, las
pretensiones de la IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) de que sus interceptores
Iron Dome han logrado interceptar el 90 por ciento de los cohetes están
claramente exageradas.
Israel
parece estar posicionándose en preparación de una operación por
tierra. El gabinete israelí del 16 de noviembre aprobó la solicitud del
ministro de Defensa, Ehud Barak, para disponer de 75.000 reservistas, incluso
más que en la invasión de Gaza de 2008-2009. Las principales vías de
acceso a Gaza, que corren paralelas al Sinaí, han sido declaradas zonas
militares cerradas. Tanques, vehículos blindados, artillería
autopropulsada y tropas han sido concentrados en la frontera en los últimos
días. Si se trata de un acto de intimidación o una preparación para algo
más grave, aún está por verse.
¿Cuál es el propósito de todo esto?
¿Qué interés
puede tener Israel en la toma de Gaza esta vez? El momento no pudo haber
sido un accidente. Se sigue el mismo patrón que vimos exactamente cuatro
años atrás. El 4 de noviembre de 2008, mientras que los estadounidenses
iban a las urnas para elegir un nuevo presidente, el ejército israelí entró en
la Franja de Gaza con infantería, tanques y topadoras Su supuesto objetivo era
desmantelar la extensa red de túneles utilizada por Hamas para contrabandear
armas .
Hamas
respondió con una andanada de fuego de mortero y cohetes. El 27 de
diciembre de 2008, fue lanzada la Operación Plomo Fundido. La campaña
militar comenzó con un bombardeo aéreo de una semana, seguido por una incursión
terrestre de 15 días. Para el final de la campaña, muchas personas
perdieron la vida y la infraestructura de Gaza quedó devastada.
Según cifras
de las Fuerzas de Defensa de Israel, sólo diez soldados israelíes murieron
(cuatro por "fuego amigo"). Los cientos de cohetes disparados
por Hamas mataron a tres civiles israelíes. Pero fueron asesinados 1.166
palestinos, de los cuales 709 se decía que eran combatientes.
No es ningún
secreto que Netanyahu quiere bombardear Irán, supuestamente para sabotear su
programa nuclear. Tampoco es un secreto que Netanyahu esperaba la victoria
de Mitt Romney en las elecciones de Estados Unidos. Los Republicanos son
bien conocidos por ser defensores activos de un ataque contra Irán.
Obama es un
representante más cauteloso de los Grandes Negocios de EEUU y está preocupado
por el efecto de un ataque aéreo israelí contra Irán. Al flexionar sus
músculos sólo unos pocos días después de las elecciones en Estados Unidos,
Netanyahu está terminando un mensaje a Washington, que dice más o menos:
"Obama puede decir lo que quiera, pero nosotros somos los que decidimos lo
que ocurre en esta parte del mundo."
Se ha dicho
que ciertas fuerzas en Gaza pueden estar fabricando cohetes de largo alcance a
nivel local. Más importante aún, se dice que los cohetes que han sido
disparados contra Israel han sido importados de Irán. La última acusación
daría un giro siniestro al conflicto actual, dotándolo de una dimensión
regional que es muy conveniente para Netanyahu, quien está buscando cualquier
excusa para lanzar un ataque aéreo contra Irán. Parte de sus cálculos
puede haber sido un intento de apuntalar su trasero antes de tal ataque.
Al mismo
tiempo, también se enviaría un mensaje al nuevo gobierno egipcio. Se supone
que los Hermanos Musulmanes son hostiles a Israel. También se supone que
son amistosos con Hamas. Pero este ataque ha mostrado al régimen de Morsi,
primer ministro egipcio, como débil y pusilánime. El Cairo hace ruido
sobre la "catástrofe humanitaria" en Gaza, pero no mueve un dedo para
salir en su defensa.
Las perspectivas para las
negociaciones
Salta a la
vista que el conflicto actual ha expuesto una vez más la impotencia de las
llamadas Naciones Unidas. El Secretario General Ban Ki Moon, ha dicho que
irá a Gaza, pero no podrá hacer nada.
Han estado
circulando en El Cairo todo tipo de rumores contradictorios con respecto al
resultado de las negociaciones de alto el fuego entre Hamas e Israel. Un
portavoz de Hamas dijo a Al Jazeera que Israel y Hamas han
"acordado el 90 por ciento de los términos de un nuevo alto el
fuego". Pero él no dijo en qué consistía el diez por ciento
restante. Y mientras que los funcionarios israelíes han dicho a los medios
de prensa que el gobierno está en conversaciones con El Cairo sobre un alto el
fuego, los funcionarios israelíes están negando en absoluto informes de que
hayan enviado un representante israelí a El Cairo .
En vista de
ello, parece que hay cierta base para un acuerdo. Hamas quiere disfrutar
del prestigio de una victoria simbólica de sus ataques con misiles de largo
alcance contra Tel Aviv y Jerusalén, pero no quiere pagar el precio de ver su
liderazgo e infraestructura pulverizados en una invasión terrestre israelí.
Por su
parte, Israel desea eliminar o neutralizar la amenaza que suponen los cohetes
de largo alcance de Hamás, pero no quiere pasar por la experiencia de una
invasión terrestre, sacando fuerzas israelíes de la guerra urbana con la
amenaza de atentados suicidas que podrían resultar costosos.
Parece que
Hamas está presionando para una tregua temporal a cambio de que Egipto abra el
bloqueo de la frontera con Gaza e Israel detenga los asesinatos selectivos de
sus líderes y comandantes militares. Que los israelíes acepten esto está
en duda. ¿Quién va a garantizar ese acuerdo? A menos que Egipto se
comprometa a asumir la responsabilidad por el arsenal de cohetes de Hamas para
satisfacer las preocupaciones de seguridad de Israel, será difícil que Israel
tome en serio estas conversaciones. Pero eso sería colocar al propio
Egipto justo en el punto de mira de futuros conflictos. Eso también
socavaría fatalmente al gobierno de Morsi.
Ambas partes
quieren una salida negociada -pero en términos que dejara al otro lado en una
posición más débil. Ambas partes son conscientes del juego de la otra
parte. Con el fin de llegar a un acuerdo, Hamas tendría que reconocer el
derecho de Israel a existir e Israel tendría que aceptar algo parecido a un
estado palestino liderado por Hamas en Gaza, que poco a poco se haría cargo de
la Ribera Occidental (Cisjordania). Ambas hipótesis parecen altamente
improbables. Es difícil ver cómo esta contradicción puede resolverse
pacíficamente.
Hamas no
quiere renunciar a sus cohetes. Israel no puede permitir que Hamas posea
armas que amenacen su corazón. Los misiles de largo alcance Fajr-5 pueden
llegar a Tel Aviv y Jerusalén. La posesión de estos cohetes mejora la
posición estratégica de Hamas y también sirve para socavar a la Autoridad
Nacional Palestina (en Cisjordania) con respecto a Hamas. Por lo tanto, se
resistirá a cualquier acuerdo que les prive de los cohetes. Sin embargo,
Israel no aceptará los Fajr-5 en manos de Hamas. Netanyahu anunció a su
gabinete el 18 de noviembre que los asesinatos selectivos no sólo continuarán,
sino que se incrementarían.
Es posible
que todo esto sólo signifique que tanto Israel como Hamas está tratando de
reforzar sus posiciones de negociación, continuando sus ataques antes de que se
alcance un acuerdo de cese del fuego. Sea como fuere, mientras que los
líderes hablan de paz, la guerra ya está en marcha. Y a pesar de que un
ataque terrestre directo en Gaza por los israelíes ha sido temporalmente
paralizado, los israelíes ya han movilizado sus fuerzas y están listos para
atacar cuando lo deseen.
Aunque es
probable que los israelíes prefieran no atacar (por las consecuencias, tanto en
términos de pérdidas de vidas humanas como en repercusiones políticas), están a
punto de atacar. Y no hay que asumir que esto sólo sean
palabras. Netanyahu ha dado cuenta de que si una tregua no se acuerda
pronto una guerra terrestre se podría iniciar incluso antes del final de esta
semana.
Gaza y la revolución árabe
Los europeos
están poniendo una fuerte presión sobre Jerusalén para que desista de una
verdadera invasión de Gaza. Las capitales occidentales temen que cualquier
conflicto grave en la región pueda salirse de control. A pesar de que
siempre hablan de humanitarismo, sus verdaderos motivos son muy diferentes.
París,
Londres y Berlín temen los efectos en el precio del petróleo y en la anémica
recuperación económica. Por encima de todo, temen una nueva erupción de la
"calle árabe", siempre muy sensible a la causa palestina. Esto
es lo que inspira sus insistentes llamados a la paz y a la moderación. Pero
los europeos están demasiado preocupados en tratar de detener la desintegración
de la Unión Europea para involucrarse en lo que está sucediendo.
Los mismos
temores existen en los más altos niveles del gobierno de Estados
Unidos. Es por eso que Hillary Clinton está en un avión que se dirige
hacia El Cairo. Pero, al haberse quemado los dedos en Irak, los señores de
Washington no desean ser arrastrados a otra conflagración en el Medio Oriente.
En teoría,
Estados Unidos puede presionar a Egipto con la amenaza de retirar la ayuda
financiera y militar. Pero en la práctica ningún gobierno de EEUU puede
oponerse a lo que hace Israel, ya que, después de la revolución egipcia, ahora
es su único aliado fiable en toda la región. Por lo tanto, a pesar de sus
palabras de comadreja, Obama ha respaldado efectivamente la posición israelí.
En una
escala más amplia, sin embargo, Israel nunca ha estado tan
aislado. Todavía en 2008, el Egipto de Mubarak podía servir de base para
adoptar una posición de benévola "neutralidad", que era, en la
práctica, un apoyo a Israel. Ahora Mubarak se ha ido, y ya no se puede
confiar en el gobierno egipcio actual.
En 2008,
Turquía era un aliado cercano de los EE.UU. y de Israel. Pero las
relaciones de Israel con Turquía se han tensado hasta el límite por el ataque a
un barco turco que llevaba ayuda a Gaza en mayo de 2010, durante los cuales
varios ciudadanos turcos fueron asesinados por las tropas israelíes. El
Primer Ministro turco, Erdogan, ha denunciado recientemente a Israel como un
"estado terrorista".
Bajo Assad,
Siria era un adversario, pero al menos era uno previsible. Con el caos en
Siria extendiéndose hacia el Líbano, Israel ya no puede confiar en que Damasco
mantenga en jaque a Hezbollah. Por otra parte, Irán ha aumentado su
influencia en la región, poniéndola casi al mismo nivel que Israel e
intensificando la atención sobre las instalaciones nucleares iraníes.
Más cerca de
casa, la creciente crisis en Gaza amenaza con provocar una renovada
inestabilidad en la Ribera Occidental y el despertar de los palestinos en
Jordania. Al otro lado del valle del río Jordán, al este de Israel, el
reino hachemita está colgando de un hilo.
Sin embargo,
el país más directamente afectado es Egipto. El gobierno egipcio,
aterrorizado por las consecuencias de una nueva guerra en las calles de El
Cairo, ha sido el más activo en tratar de conseguir un alto el fuego: El Cairo
acoge las conversaciones sobre un alto el fuego, con la participación de Hamas
y miembros de la Jihad Islámica. Se dice que funcionarios israelíes también
están presentes en El Cairo.
El gobierno
egipcio tiene un interés muy vivo en la prevención de una invasión terrestre
israelí de Gaza a causa de los efectos explosivos dentro de Egipto. Se
supone que los Hermanos Musulmanes deben estar alineados con Hamas. Pero,
en realidad, su apoyo se limita a los discursos hipócritas sobre la difícil
situación de la población de Gaza. Morsi tendrá que prometer a los
israelíes que hará todo lo posible para impedir el contrabando de armas a
través de Gaza. Y quedará expuesto ante las masas.
Los líderes
de Hamas tienen la ambición de ponerse el manto de la "resistencia"
que fue usado antes por Hezbollah en Líbano. Tienen la esperanza de que la
crisis actual les permita conseguir una "victoria" simbólica sobre
Israel. Pero eso es un sueño vano, que puede terminar en la destrucción
completa de Gaza.
Los
habitantes de Gaza están cada vez más desesperados. No tienen ningún
control sobre los acontecimientos que están destruyendo sus vidas. Odian a
los opresores de Israel, pero también se resienten por el gobierno dictatorial
de los "hombres barbudos", que no les ha traído nada más que muerte y
sufrimiento. Ni Hamas ni la llamada Autoridad Palestina pueden ofrecer
ninguna solución. Sólo una verdadera dirección revolucionaria puede
mostrarle la salida al pueblo palestino.
Por su
parte, la camarilla gobernante israelí pretende que sus acciones agresivas
tienen el propósito de eliminar el arsenal de cohetes de Hamas y que así
garantizaría la seguridad de Israel. Pero con cada nueva guerra, Israel se
convierte en un lugar menos seguro. Cada vez está más aislado tanto en la
región como a nivel internacional.
Estos
ataques brutales contra Gaza han añadido una nueva vuelta de tuerca al embrollo
sangriento de la cuestión palestina. El espectáculo de muerte y
destrucción ha llenado a otra generación de jóvenes palestinos con sentimientos
de rabia y de odio, y agrega nuevo combustible al fuego. De qué manera
puede esto presentar a Israel como un lugar seguro para las generaciones futuras
es un misterio.
Cada niño
palestino que muere en un ataque aéreo profundiza el estado de ánimo de
amargura y alimenta la sed de venganza. Cada "victoria"
simplemente siembra la semilla de nuevas guerras, nuevos actos terroristas, y
nuevos asesinatos y atrocidades. En este camino se encuentra nada más que
muerte y destrucción para todos los pueblos de esta región infeliz.
En esta
lucha, la Corriente Marxista Internacional se mantiene firme al lado de los
oprimidos y contra los opresores. La cuestión de quién dispara el primer
tiro y todo el resto de sofistería diplomática no tiene interés
alguno. Estamos hombro con hombro con el pueblo de Gaza contra el
ataque bárbaro de los agresores israelíes. Estaremos a la vanguardia de
cada movimiento contra la guerra, protesta y manifestación. Haremos todo
lo posible para llevar a cabo el contenido de clase de la lucha, su carácter
antiimperialista. Expondremos sin piedad la hipocresía de los gobiernos
occidentales y su falsa retórica "humanitaria". Debemos establecer vínculos
con los sectores más revolucionarios de la juventud de Gaza, que luchan contra
el imperialismo y el Estado de Israel y también contra la dirigencia
reaccionaria de Hamas y del ala burguesa colaboracionista de la dirección
palestina. Por encima de todo, debemos mantener una perspectiva más
amplia. El conflicto actual es sólo una parte de un cuadro mucho más
amplio, que abarca todo el Medio Oriente y no se puede entender fuera de ese
contexto.
La crisis de
Gaza es sólo el preludio de una crisis mucho mayor. Está inseparablemente
ligada a los planes de Netanyahu para un ataque aéreo contra Irán, que
inflamará en llamas todo el Medio Oriente. Esto tendrá consecuencias
incalculables, económicas, políticas y militares. Esto provocará una nueva
ola de revueltas en el mundo árabe y más allá. Caerán regímenes. La
gente tomará las calles. El precio del petróleo perforará el techo, y la
economía mundial tendrá un vuelo en picada, como lo hizo en 1973 por razones
similares.
La crisis de
Gaza puede ser el fósforo que prenda todo el material combustible que se ha
acumulado en el Medio Oriente. Marcará una nueva etapa en la revolución
árabe en curso.
El escenario
está preparado para acontecimientos dramáticos a escala mundial.